Contenido creado por María Noel Dominguez
Entrevistas

¿Quién golpea la puerta?

¿Hay que dejar abierta la puerta de la lavadora? Qué dicen los expertos

Ventilar ayuda, pero no siempre es lo mejor. El clima y el lugar donde está instalada influyen más de lo que parece.

09.10.2025 09:44

Lectura: 3'

2025-10-09T09:44:00-03:00
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La puerta de la lavadora divide aguas, literalmente. ¿Conviene dejarla abierta después del lavado? Muchos usuarios lo hacen para prevenir moho y malos olores, mientras otros prefieren cerrarla para evitar polvo o accidentes. Según expertos y fabricantes, ambas opciones pueden ser correctas dependiendo del contexto.

¿Por qué se recomienda dejarla abierta?

Después de cada lavado, la humedad queda atrapada en el tambor, la goma de sellado o el cajetín del detergente. Si no se elimina, puede generar moho, sarro y malos olores. Por eso, fabricantes como Bosch recomiendan dejar abierta la puerta y el dispensador tras cada uso, al menos durante unas horas.

Esto permite que el aire circule y seque las zonas internas sin necesidad de productos químicos. Es una medida sencilla, sin costo, y útil especialmente si la lavadora está en un lugar seco y bien ventilado.

¿Cuándo puede ser contraproducente?

Sin embargo, dejar la puerta abierta no siempre mejora la situación. Si la lavadora está en espacios húmedos o mal ventilados —como sótanos, lavaderos cerrados o garajes—, la ventilación puede ser ineficaz o incluso empeorar el problema. La humedad del ambiente puede mantener el tambor mojado por más tiempo.

También pueden aparecer otros riesgos: acumulación de polvo, entrada de insectos o pequeños accidentes con niños o mascotas si la puerta queda abierta constantemente.

Qué funciona realmente

Los especialistas coinciden en que la mejor estrategia es una combinación de hábitos:

  • Secar con un paño la goma y el cristal tras cada lavado.
  • Abrir también el cajetín del detergente, que suele retener agua.
  • Ventilar entreabriendo la puerta por unas horas, no de forma permanente.
  • Hacer un ciclo de limpieza mensual, con agua caliente o productos específicos.
  • Usar menos detergente: el exceso genera residuos que alimentan el moho.

En resumen: limpieza, ventilación y sentido común

Dejar la puerta abierta ayuda, pero no reemplaza la limpieza ni garantiza que no se forme moho, sobre todo en zonas con alta humedad ambiental. La recomendación más eficaz es clara: secar, ventilar y limpiar de forma regular.

Un buen mantenimiento extiende la vida útil del equipo y evita gastos innecesarios. Como en casi todo, el equilibrio es la clave.

Con información de Europa Press