Contenido creado por Gerardo Carrasco
Curiosidades

60 segundos de respeto

¿Cuándo y dónde nació la idea de hacer un minuto de silencio como homenaje?

La costumbre nació en Europa hace ya 109 años, y en homenaje a una personalidad apreciada en Uruguay.

21.04.2021 14:57

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2021-04-21T14:57:00-03:00
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Hoy en día, hacer un minuto de silencio en honor de una persona recientemente fallecida es una práctica común en gran parte del planeta. Pese a estar incorporada como algo que se hace "desde siempre", esta forma mostrar respeto es relativamente reciente en términos históricos. Concretamente, tiene "apenas" 109 años.

Según publica la revista Vortexmag, el primer minuto de silencio de que se tiene constancia se llevó a cabo en Lisboa Portugal, en febrero de 1912. Fue en homenaje al diplomático e historiador brasileño José Maria da Silva Paranhos Junior, Barón de Río Branco.

Da Silva era entonces canciller de Brasil, y una figura muy querida por el pueblo portugués, ya que fue un d ellos primeros estadistas en respaldar internacionalmente el reconocimiento de la República Portuguesa, surgida en 1910 con el derrocamiento de la Casa de Bragança.

Su muerte conmovió a Brasil, al extremo de que el gobierno decretó nada más ni nada menos que el corrimiento del carnaval ese año, para que la colorida fiesta no coincidiera con el duelo por el funcionario.

El Barón de Río Branco también dejó positiva huella y grato recuerdo en nuestro país. Encargado de negociar con las autoridades uruguayas el codominio del arroyo Yaguarón y la Laguna Merín, el diplomático procuró -y logró- que Brasil cediera a Uruguay esas vías fluviales que le eran harto necesarias. En reconocimiento por ello, la localidad llamada entonces Villa Artigas fue rebautizada en su honor como Río Branco, nombre que mantiene hasta hoy.

La muerte de Da Silva tuvo un fuerte impacto en Portugal, según consta en las páginas del número del 26 de febrero de 1912 de la revista Ilustración Portuguesa, donde se llora su muerte y se describe la misa celebrada por su alma:

"En Portugal había un verdadero culto por parte del Barón de Rio Branco, el estadista ilustre que perdió Brasil, y su nombre era entre nosotros tan querido y conocido que era raro que algún portugués con cierta cultura lo desconociera", se leía en la publicación.

"Todos los que aman a Brasil y siguen atentamente sus movimientos políticos y literarios, los que van allá en busca de un poco de bienestar, los artistas que viajan cada año a esa tierra hermana, los comerciantes que regresan con sus ganancias y van a instalarse en sus provincias, todos recordaban con admiración el nombre del ilustre estadista", proseguía el ditirambo.

El 13 de febrero de 1912, la Cámara de Diputados de Portugal rindió homenaje al Barón de Rio Branco, suspendiendo la sesión por media hora, tal como era tradición en esos casos. Sin embargo, en la siguiente reunión del Senado, bajo la presidencia de Anselmo Braancamp y la secretaría de Bernardino Roque y Paes de Almeida, se produjo una innovación en el protocolo de homenajes.

"El presidente, aludiendo a la muerte del señor Barão do Rio Branco, recordó los altos servicios prestados por ese estadista a su país y el hecho de que fuera ministro cuando Brasil reconoció a la república portuguesa", publicaba entonces el periódico lisboeta Diário de Notícias acerca de la sesión parlamentaria.

"El Barón de Rio Branco también honró las tradiciones portuguesas del origen de su familia, y por todo ello se propuso que durante diez minutos, y como homenaje a su memoria, los senadores, permanecieran en silencio en sus lugares. Y así se hizo", relataba el periódico.

Después de esta primera ocasión, cada vez que fallecía alguien digno de homenaje parlamentario, la Legislatura portuguesa repitió el gesto. Con el tiempo, los diez minutos iniciales se fueron reduciendo. Primero se pasó a cinco, y luego quedó en sólo uno.

No pasó mucho tiempo para que las cámaras legislativas de Europa copiaran el modelo portugués, habiendo pasado la tradición a los más diversos contextos como una forma de homenajear a alguien.