Contenido creado por Gerardo Carrasco
Vida de perros

Vida de perros. Por Andrés Peirano

¿Cuándo, cómo y qué le doy a mi perro para que aprenda? El arte de premiar bien

El adiestrador canino explica cómo, cuando y con qué premiar a los canes para que incorporen las conductas que deseamos enseñarles.

28.11.2019 13:58

Lectura: 5'

2019-11-28T13:58:00-03:00
Compartir en

En su nueva columna, el entrenador canino Andrés Peirano -cuya cautivante historia podés conocer aquí- ofrece una serie de tips indispensables para lograr que el perrito incorpore comportamientos.


                                                                                  -.-

 

Normalmente premiamos al perro cuando da una conducta deseada, para que esta se repita y se convierta en aprendizaje adquirido. Pero muchas veces, al momento de premiar, cometemos errores que lo confunden.

Debemos recordar que cuando premiamos lo que estamos haciendo es reforzar una conducta. Todo premio es un reforzador, se trate de comida, mimos o un juguete.

Si el premio no se aplica de forma adecuada el mensaje que le enviamos al perro no es claro y lo va a confundir o, lo que es peor, vamos a reforzar una conducta que no es la que queremos premiar. Así moldemos mal las conductas del perro y luego, como siempre, las quejas y los rezongos van a parar al animal, que paga por un error nuestro.

Antes de premiar una simple pregunta: ¿Qué es lo que quiero de mi perro?

Si estoy buscando que el perro dé las conductas con una tendencia a la calma, debo premiar con comida o mimos suaves a favor de pelo, ya que toda conducta tiene una emoción asociada, y si pretendo que mi perro baje su energía buscando calma debe aprender a dar la conducta en ese estado emocional. La comida transmite calma y es muy fácil mantenerlo interesado en ese reforzador, ya que vamos a estar trabajando con un recurso natural y vital para él.

Si lo que busco es una conducta enérgica que tienda a la exaltación, voy a utilizar mordedores, pelotas, etc, o mimos que se parecen más a un juego de manos. Este tipo de reforzadores que buscan asociar una emoción intensa son ideales cuando queremos realizar actividades deportivas con nuestro perro, como por ejemplo Agility, pero no las recomiendo a la hora de trabajar con mascotas. En ese caso, exaltaría a un perro que luego va a querer jugar en casa de la misma manera.

Luego de tener claro lo que pretendo obtener de mi perro, y teniendo seleccionado el reforzador más adecuado para ello, antes de ir a entrenar debo asegurarme de que a mi perro le interese fuertemente el reforzador que seleccioné. No todos los perros tienen interés por todos los reforzadores. En el caso de que nuestro amigo no se interese por el que seleccionamos debemos trabajar para que lo haga. Lo más recomendable es buscar la ayuda de un adiestrador que nos guíe en esta compleja tarea.
Resuelto todo esto, la siguiente pregunta es: ¿Cuándo voy a premiar?

Aquí lo que debemos tener claro es el concepto de timing, que es el nombre que se le da al tiempo que pasa entre que el perro da la conducta y esta es reforzada.

Para premiar en un correcto timing debemos hacerlo lo más cerca en el tiempo, al momento en el que el perro dio la conducta deseada. Normalmente se dice que tenemos un tiempo de cinco segundos para premiar luego de dada la conducta para que el perro entienda qué es lo que se está premiando, pero personalmente recomiendo reforzar entre uno a dos segundos luego de dada la conducta.

Ya tenemos nuestro reforzador y sabemos cuándo vamos a premiar, llego la hora de la última pregunta: ¿De qué manera voy a premiar?

Esta pregunta apunta a determinar de forma clara de qué manera voy a entregar el premio al perro, para que este acto no sea confuso o contradictorio. Si estoy trabajando la respuesta del perro a la llamada, por ejemplo, lo correcto sería llamarlo, que el perro venga y la conducta se refuerce dónde yo estoy. Si arrojo una pelota, el perro se va a reforzar al momento de morder la pelota y no al acudir a mi llamado, de esta manera lo que le voy a estar enseñando es que cuando lo llamo tiene que venir a mí y luego alejarse ya que su premio nunca aparece junto a su humano sino que, por lo contrario siempre, aparece luego de alejarse de mí. Premiamos la última conducta dada por el perro.

En estas tareas son comunes los errores en principiantes o autodidactas, pero nadie nace sabiendo. Si no lo tenemos claro o surgen dudas en estos aspectos básicos, no debemos perder la calma. Antes de seguir cometiendo errores que confunden a nuestro amigo, debemos buscar apoyo en adiestradores caninos que nos van a poder ayudar con estos aspectos básicos del arte de premiar.


Andrés Peirano

apeiranok9h@gmail.com

En Facebook: K-9.H Uruguay