En países de pasión como futbolera -caso del nuestro y el de los vecinos- el Mundial afecta la rutina de la población. Y si bien la mayoría de la gente reserva su entusiasmo para los partidos de su selección, los más fanáticos viven una suerte de ramadán deportivo: del crepúsculo al amanecer están pendientes de todos los partidos, análisis y repeticiones.

Tal es el caso del protagonista del siguiente clip, que no está dispuesto a despegarse del televisor bajo ningún motivo.