Un microchip fotovoltaico implantado en el ojo, acompañado de unas gafas de realidad aumentada, ha logrado devolver parcialmente la visión central a personas con ceguera irreversible provocada por atrofia geográfica, una forma avanzada de degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una enfermedad que afecta a más de 5 millones de personas en todo el mundo.

Los resultados del ensayo clínico, publicados este lunes en la revista New England Journal of Medicine, marcan un hito en la oftalmología. El dispositivo, llamado Prima, fue desarrollado por un equipo internacional de investigadores tras más de dos décadas de trabajo y fue probado con éxito en 32 pacientes mayores de 60 años en hospitales de cinco países.

Tras un año de seguimiento, el 84% de los pacientes tratados logró recuperar la capacidad de leer letras, números y palabras, utilizando el ojo en el que habían perdido visión central. En promedio, los participantes mejoraron su agudeza visual en cinco líneas de una tabla optométrica estándar, y algunos recuperaron hasta 12 líneas.

¿Cómo funciona la prótesis Prima?

Prima está compuesta por un microchip inalámbrico de 2x2 milímetros, que se implanta bajo la retina, y unas gafas de realidad aumentada que proyectan imágenes en tiempo real hacia el chip, usando luz infrarroja.

El microchip, sensible a esa luz, actúa como sustituto de los fotorreceptores dañados, generando estímulos eléctricos que son interpretados por el cerebro como imágenes. A diferencia de otras prótesis oculares, no requiere cables ni alimentación externa, ya que opera con tecnología fotovoltaica.

Una de las ventajas clave del diseño es que permite a los pacientes combinar su visión periférica natural con la visión central restaurada por la prótesis, facilitando la lectura y el desplazamiento.

Con información de EFE