En el periódico francés Le Monde comentan sobre la apertura de una sucursal de la cadena de cafeterías Starbucks en Arabia Saudita donde está prohibida la entrada a mujeres. La autora del tuit que disparó la polémica fue una mujer a la que se le prohibió la entrada por su sexo al intentar acceder a la cafetería. En poco tiempo recogió millones de comentarios.
Según consigna EnFemenino, la "prueba del delito" sería el cartel colgado en la puerta de entrada del establecimiento con la siguiente frase: "Disculpen, las mujeres no pueden entrar. Por favor, manden a sus conductores por el pedido".
La cadena defiende su postura argumentando que en cada país se amoldan a las costumbres locales, y ha tomado esta decisión por la inexistencia de un "muro de separación" entre sexos. Asimismo, asegura que todos sus cafés "ofrecen equipos, servicios, los menús y los asientos igualitarios entre hombres, mujeres y familias".
Lo que la compañía no aplica es la norma emitida por las Naciones Unidas, en su documento para Empresas y Derechos Humanos, en la que se dice: "Considerar el respeto de los derechos de la mujer como una norma general de conducta que se espera de todos los negocios donde quiera que estén".
Pero en el mundo suceden cosas más graves. En algunos países, las mujeres necesitan la autorización de un familiar para poder trabajar, viajar o casarse y se les prohibe conducir.
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