Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Piel fría, corazón tibio

Terapia con reptiles ayuda a niños con trastornos psicológicos o emocionales

Novedosa terapia con reptiles y moluscos ayuda a los niños a superar dificultades y mejorar su autoestima.

27.08.2014 11:54

Lectura: 3'

2014-08-27T11:54:00-03:00
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Serpientes, lagartos, caimanes y otros animales difícilmente considerados "tiernos", están siendo utilizados para auxiliar a chicos con diferentes trastornos psicológicos o emocionales.

Contrariamente a lo que ocurre con perros, gatos y caballos, animales frecuentemente usados en terapias, estos seres de sangre fría no suelen generar "amor a primera vista".

Sin embargo, psicólogos, biólogos y veterinarios afirman que la convivencia de los niños con reptiles puede acarrear beneficios.

Daniela Gatti, psicóloga de la ONG Walking Equoterapia, de Sao Paulo, Brasil, comenzó a practicar la "reptilterapia" hace unos tres meses, con animales seleccionados según el perfil de cada niño y el objetivo trazado durante el tratamiento.

Para eso, cuenta con la ayuda del biólogo Diego Sánchez, miembro de la entidad SOS Ambiental, que colabora con la ONG antes mencionada, proporcionando los animales necesarios para los tratamientos, ejemplares que siempre están certificados por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (Ibama).

A modo de ejemplo, un niño con trastorno de hiperactividad puede trabajar con una tortuga de tierra, animal lento que exige calma y atención. Eduarda Mamono, una niña de 7 años que sufre ese trastorno, recibió la misión de cuidar, limpiar y alimentar una iguana. La inquieta pequeña ejercitó así su paciencia, y tuvo incluso la calma y el equilibrio suficientes como para sostener al animalito sobre su cabeza.

Al comienzo, la niña se mostró un poco recelosa del reptil, pero pronto sintió curiosidad por acercarse y tocarlo.

En realidad, suelen ser los padres quienes tienen miedo en estos tratamientos, por lo que deben ser debidamente informados y autorizar el contacto con los bichitos...

"Si les muestro los animales sin presentarlos antes, normalmente algunos chicos sienten miedo o asco. Pero si primero les hablo del entorno en el que habitan, de su importancia ecológica y de por qué su piel es diferente, poco a poco se van acercando y participan", dice Sánchez en declaraciones al periódico Folha.

Niños con autismo, síndrome de Down y parálisis cerebral también se han visto beneficiados por estos tratamientos. "Se crea un vínculo entre el niño, el terapeuta y el animal", explica Gatti, vínculo que permite ir trabajando en áreas como la coordinación motriz.

Otro beneficio es el incremento de la autoconfianza. "Hay niños que sufren en la escuela por causa de sus diferencias. Nosotros les decimos que ser diferente también puede ser bueno, y ellos se sienten especiales por limpiar una serpiente o alimentar un caimán, cosas que sus compañeros no hacen", añade la psicóloga.

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