En plena pandemia de COVID-19, la resistencia a los antibióticos continúa siendo "el mayor problema sanitario de la humanidad. De hecho, el problema se está agravando con el SARS-CoV-2, debido al uso masivo de antibióticos", indica la UCM en un comunicado.

Uno de los mayores retos contra la diseminación mundial de bacterias resistentes a los antibióticos en todos los ecosistemas, en el hombre, los animales y el medio ambiente, es "saber cómo se diseminan esos genes que le confieren a las bacterias resistencia a los antibióticos".

La investigación, publicada en la revista científica 'Journal of Antimicrobial Chemotherapy', desvela un "sofisticado mecanismo que permite el empaquetamiento de genes de resistencia a antibióticos en virus bacterianos, los fagos, para su transporte a distancia" con el fin de convertir bacterias sensibles en resistentes.

La clave está en "la cooperación de los virus de bacterias, los fagos y los genes de resistencia a los antibióticos. Cuando éstos se encuentran en unos fragmentos de ADN llamados plásmidos multicopia, los fagos capturan de forma hipereficiente estos genes de resistencia, y son capaces de transportarlos a distancia hasta otras bacterias, inyectárselos y convertirlas en resistentes".

El catedrático y director de la Unidad de Resistencia a Antibióticos de la UCM, Bruno González Zorn, y un grupo de investigadores de la UB, han detectado que estos "plásmidos multicopia son portadores de los genes de resistencia a antibióticos más peligrosos hasta el momento, como la resistencia a carbapenemas o colistina", entre otros.

Esta investigación permitirá comprender por qué las resistencias se diseminan tan eficientemente, con el fin de desarrollar estrategias más eficaces para luchar contra ellas, concluye la Complutense.

EFE