Por primera vez, la medicina antienvejecimiento ha salido del laboratorio y entrado en la vida cotidiana de miles de hogares… caninos. Más de 2.000 perros en Estados Unidos participan actualmente en dos ambiciosos ensayos clínicos que buscan alargar su esperanza de vida. Los resultados podrían sentar las bases de los primeros tratamientos antienvejecimiento aplicables a seres humanos.
El proyecto STAY, liderado por la startup biotecnológica Loyal, y el ensayo TRIAD, coordinado por el Dog Aging Project de la Universidad de Washington, representan la vanguardia de la investigación en longevidad. Ambos estudios exploran vías distintas: uno apuesta por un fármaco comercial secreto (LOY-002); el otro, por una sustancia ya conocida, la rapamicina, utilizada en humanos para prevenir el rechazo de trasplantes.
De ratones a perros: una nueva escala de pruebas
Aunque las promesas de longevidad extendida han sido, hasta ahora, materia de laboratorio con ratones o gusanos como protagonistas, el salto a los perros marca un cambio cualitativo. “Los perros viven con nosotros, comparten entorno, dieta, ritmo vital. Son modelos mucho más cercanos al ser humano que los animales de laboratorio”, explica Manuel Collado, investigador del CSIC.
Además, su esperanza de vida más corta permite evaluar efectos a largo plazo en un plazo relativamente breve. Si los tratamientos funcionan, un perro podría ganar entre uno y tres años de vida, lo que equivaldría a entre 12 y 24 años humanos en términos proporcionales.
La pastilla LOY-002 y el experimento secreto
Loyal, una empresa biotecnológica de Silicon Valley que ya ha recaudado más de 150 millones de dólares, lidera el ensayo más amplio hasta la fecha con perros geriátricos (mayores de 10 años y de menos de 6 kg). Aunque mantiene los detalles de su fórmula en estricta confidencialidad, asegura que su pastilla simula los beneficios de la restricción calórica, una de las pocas intervenciones probadas para alargar la vida en animales.
Su fundadora, Celine Halioua, se declara obsesionada con la longevidad y con los perros. En su brazo lleva tatuados un gusano, un ratón y su perra Della, una mestiza de Rottweiler.
TRIAD: ciencia pública y rapamicina
Del otro lado del espectro está el ensayo TRIAD, coordinado por Matt Kaeberlein, académico de la Universidad de Washington. En este caso, el fármaco en cuestión —rapamicina— ya es bien conocido por la comunidad científica. Se descubrió en la Isla de Pascua (Rapa Nui) y ha mostrado efectos positivos sobre la longevidad en estudios con ratones, gracias a su acción sobre la proteína mTOR, implicada en procesos celulares como la autofagia y la inflamación crónica.
Este estudio, que utiliza un diseño de doble ciego con placebo, ya ha observado mejoras en la función cardiaca de los perros tratados y no ha reportado efectos adversos hasta ahora.
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