La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció una drástica reducción de su estructura interna y del equipo directivo ante la necesidad de recortar gastos frente a un déficit presupuestario crítico, provocado principalmente por el retiro de Estados Unidos como miembro y donante principal tras la reelección del presidente Donald Trump.

En la apertura de la asamblea anual del organismo, el director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, informó que el presupuesto bienal 2026-2027 se reducirá de los 5.300 millones de dólares inicialmente previstos a 4.200 millones, lo que representa un recorte del 21 %. El plan implica reducir a la mitad los departamentos de la OMS y ajustar sus prioridades, así como recortar personal de alto nivel.

“El mundo necesita una OMS fuerte, pero no podemos hacer todo lo que se nos exige con recursos limitados”, advirtió Tedros. La decisión de Trump de abandonar nuevamente el organismo —como ya lo había intentado en su primer mandato, antes de ser revertida por su sucesor Joe Biden— ha desatado una crisis que afecta también a decenas de países en desarrollo.

La OMS enfrenta actualmente una brecha de financiamiento de 1.700 millones de dólares, pese a contar con compromisos por el 60 % del presupuesto. La situación es aún más alarmante si se considera que más de 70 países ya están sufriendo las consecuencias de la contracción de la ayuda internacional: hospitales cerrados, tratamientos suspendidos y personal médico despedido, según datos presentados por el propio Tedros.

Reforma y dependencia histórica
La crisis puso en evidencia la histórica dependencia de la OMS respecto de las contribuciones voluntarias, que durante más de siete décadas han constituido la mayor parte de su financiamiento. Desde hace algunos años, la organización venía impulsando una reforma para aumentar progresivamente las contribuciones obligatorias de los Estados miembros hasta alcanzar el 50 % del presupuesto base, con el fin de dar mayor previsibilidad a sus operaciones.

Sin embargo, con Estados Unidos fuera de la ecuación —país que ha sido el principal aportante tanto en contribuciones obligatorias como voluntarias—, el esfuerzo de reforma enfrenta un escenario aún más cuesta arriba.

Implicancias para América Latina
Los efectos de esta crisis pueden sentirse con fuerza en América Latina, región donde la OMS y su brazo regional, la OPS, desempeñan un rol clave en la respuesta sanitaria, la compra de medicamentos esenciales y el fortalecimiento de sistemas de salud debilitados.

La reducción de fondos podría traducirse en menor capacidad de apoyo técnico, escasez de insumos y debilitamiento de campañas de prevención en enfermedades como el dengue, el VIH y la tuberculosis. En países con sistemas de salud frágiles o bajo presión fiscal, la ausencia de apoyo internacional podría profundizar inequidades existentes.

Con información de EFE