Un nuevo estudio internacional, liderado por la Universidad de Bristol y publicado en The Lancet Gastroenterology and Hepatology, se estima que cada año nacen unos 74.000 niños con el virus de la hepatitis C (VHC), una cifra que revela una vía de transmisión subestimada y escasamente atendida por los sistemas de salud. De ellos, cerca de 23.000 siguen infectados a los cinco años de edad.
Los países con mayor número de transmisiones verticales —de madre a hijo durante el embarazo— son Pakistán y Nigeria, seguidos por China, India y Rusia, que en conjunto representan cerca de la mitad de los casos globales. Estos datos se publican en el marco del Día Mundial contra la Hepatitis y suponen un avance relevante en el conocimiento epidemiológico, al ofrecer por primera vez estimaciones país por país.
El VHC, un virus que se transmite principalmente por contacto con sangre contaminada, afecta a alrededor de 50 millones de personas en el mundo, según la OMS. Pese a la existencia desde 2014 de tratamientos orales de alta eficacia (con tasas de curación superiores al 90%), solo el 36% de los infectados saben que lo están, lo que dificulta su erradicación.
“Sin pruebas diagnósticas en el embarazo, el virus —curable en la mayoría de los casos— permanece sin tratar en niños pequeños”, advirtió el investigador principal del estudio, Adam Trickey. El embarazo, señala el equipo, representa una oportunidad clave para el diagnóstico y la derivación a tratamiento, especialmente en contextos donde las mujeres en edad fértil no acceden regularmente a servicios de salud.
Las nuevas estimaciones se basan en un modelo que combina datos de prevalencia en mujeres de entre 15 y 49 años y la probabilidad de transmisión durante la gestación, estimada en un 7 %. También se observó que cerca de dos tercios de los niños eliminan el virus de forma espontánea antes de los cinco años.
La hepatitis C sigue afectando principalmente a poblaciones vulnerables, como personas usuarias de drogas inyectables o quienes han sido expuestas a prácticas médicas inseguras. En América Latina, la situación es aún incierta por la escasa información disponible sobre transmisión vertical. Países como Brasil, México y Argentina han realizado avances en pruebas de detección y tratamiento para adultos, pero la vigilancia pediátrica y prenatal aún es limitada.
Aunque las guías internacionales sugieren pruebas universales durante el embarazo, su implementación sigue siendo irregular incluso en países de altos ingresos. La falta de evidencia concluyente sobre la seguridad del tratamiento antiviral durante el embarazo ha frenado su inclusión sistemática, aunque ensayos clínicos recientes muestran resultados prometedores.
Con información de Europa Press
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