Contenido creado por María Noel Dominguez
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En regla

La “regla del lavavajillas”: una clave cotidiana de la inteligencia emocional

Aceptar que no hay una única forma correcta de hacer las cosas fortalece relaciones y liderazgo.

21.05.2025 07:28

Lectura: 2'

2025-05-21T07:28:00-03:00
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Una anécdota doméstica se convirtió en una poderosa metáfora de convivencia y liderazgo. El experto en inteligencia emocional Justin Bariso ha popularizado en redes la llamada “regla del lavavajillas”: una sencilla máxima que propone aceptar que existen múltiples maneras válidas de abordar una misma tarea.

El disparador fue una experiencia personal: tras años de discusiones con su pareja sobre cómo cargar el lavavajillas, Bariso comprendió que su método no era superior, solo distinto. De ese reconocimiento nació la regla, que hoy utiliza para ilustrar cómo la apertura mental y emocional en los pequeños desacuerdos refleja una madurez que va más allá del ámbito doméstico.

“Muchas veces, la necesidad de imponer nuestros hábitos no tiene fundamento racional, sino emocional”, explica Bariso. Esta actitud, común en la vida cotidiana, puede erosionar vínculos o limitar el potencial de un equipo. Por ello, sostiene que cultivar la flexibilidad es un pilar de la inteligencia emocional: implica reconocer cuándo es mejor ceder y cuándo mantenerse firme, siempre en función de la relación y los resultados deseados.

En el entorno profesional, esta perspectiva se traduce en mejores liderazgos. Según Bariso, permitir que otros ejecuten las tareas a su manera genera confianza, seguridad psicológica y creatividad. Es también una crítica implícita al micromanagement, al subrayar que delegar no es perder control, sino fomentar autonomía y reconocer el talento del otro.

Una idea similar propone el emprendedor Hakeem Gunn, quien, en una reflexión publicada en Medium, relató cómo aprendió a delegar gracias a su reconciliación con el lavavajillas. De considerarlo ineficiente, pasó a valorarlo como una herramienta para optimizar tareas y tiempos, y sobre todo, para reconocer el criterio de quien lo manejaba con mayor destreza.

Gunn plantea una pregunta clave: “¿Estás asignando tareas a quienes están mejor preparados para hacerlas?”. Para él, el verdadero liderazgo reside en identificar fortalezas ajenas y facilitar que se expresen.

Aunque parezca trivial, la “regla del lavavajillas” tiene implicancias profundas: invita a repensar cómo enfrentamos el desacuerdo, cómo ejercemos el poder en nuestras relaciones y cómo construimos entornos donde la diferencia no se viva como amenaza, sino como oportunidad. Una lección simple, pero efectiva, que trasciende la cocina.

Con información de Europa Press