Representantes de organismos científicos, médicos y ciudadanos acudieron a esta conmemoración organizada por la Fundación Pro CNIC (Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares) y Bioibérica con la colaboración de otras instituciones científicas, con el padrinazgo de honor del rey Felipe VI.
Entre los investigadores que recordaron la importancia de este fármaco descubierto en 1916 por el norteamericano Jay McLean -entonces un joven estudiante de Medicina en la Universidad John Hopkins (Baltimore, EE.UU.)-, figuraban el cardiólogo y director general del CNIC, Valentín Fuster, el doctor y especialista Robert Daniel Rosenberg, y la secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela.
Vela destacó a Efe la necesidad de recordar con "este tipo de aniversarios los éxitos en la ciencia", sobre todo los que "tienen un impacto tan importante sobre la sociedad".
Considerado un medicamento esencial por la Organización Mundial de la Salud, la heparina actúa acelerando la inhibición de las proteínas del sistema de coagulación de la sangre y por ello es el tratamiento principal para prevenir la trombosis.
Su relevancia la subraya la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia, cuyos datos afirman que una de cada cuatro personas en el mundo fallece por causas relacionadas con la trombosis, de manera que provoca más muertes anuales que el sida, el cáncer de mama y los accidentes de tráfico juntos.
Por ello, desde su descubrimiento, pacientes de todo el mundo han sido tratados con heparina para prevenir tromboembolismos arteriales, venosos y pulmonares, accidentes coronarios, enfermedades arteriales periféricas o ateroesclerosis, entre otras dolencias que podrían provocarles la muerte.
El acto en recuerdo de su descubrimiento se ha desarrollado en Madrid porque España ha tenido un rol fundamental en su producción y desarrollo, ya que produce pues una de cada cinco dosis de heparina que se administran en el mundo.
Los expertos no descartan la posibilidad de que, tal y como sucedió con la aspirina, la heparina experimente una segunda vida, pues se ha observado que puede tener otras aplicaciones diferentes a las clásicas, como las señaladas por el doctor Fuster en la lucha contra el cáncer o las que explora el grupo de investigación en España contra la malaria, entre otras.
Los datos del doctor Andrés Muñoz, del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, confirman que la heparina disminuye en un 60 % los casos de trombosis en pacientes oncológicos.
"De hecho, la aspirina, comercializada inicialmente como un antiinflamatorio o un analgésico, ahora mismo su principal utilidad está en la prevención del infarto", y algo parecido podría suceder con usos alternativos de la heparina en el futuro.
Jay McLean descubrió la heparina durante un estudio de células hepáticas caninas, en el curso del cual consiguió aislar "in vitro" este poderoso anticoagulante que sería bautizado dos años más tarde por el investigador William H. Howell, también de la misma universidad, a partir del término griego para hígado: "hepar".
EFE
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