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Salud

Por The New York Times

Es necesario vigilar la presión arterial durante y después del embarazo

La prevalencia de los trastornos hipertensivos en el embarazo se duplicó en las últimas tres décadas y afectan a 1 de cada 10 embarazos.

09.02.2023 12:24

Lectura: 7'

2023-02-09T12:24:00-03:00
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Por The New York Times | Roni Caryn Rabin

Según el nuevo borrador de recomendaciones del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos, los profesionales médicos deben vigilar con regularidad la presión arterial de las pacientes embarazadas, desde el inicio del embarazo y durante todo su curso.

El martes, el grupo de trabajo publicó el borrador de recomendaciones en medio de la preocupación creciente por el aumento de la mortalidad materna. En Estados Unidos, los fallecimientos relacionados con el embarazo son los más elevados entre los países industrializados y los trastornos hipertensivos del embarazo se encuentran entre las causas principales.

La prevalencia de los trastornos hipertensivos en el embarazo se ha duplicado en las últimas tres décadas y actualmente afectan a 1 de cada 10 embarazos, frente a 1 de cada 20 en 1993. Son una de las causas principales de fallecimiento durante y después del embarazo entre las mujeres nativas americanas y la causa principal de muerte entre las mujeres negras.

Estos grupos se enfrentan a índices de mortalidad materna hasta tres veces superiores a los de las mujeres blancas. El grupo de trabajo señaló que los trastornos suponen un riesgo elevado de accidente cerebrovascular para las mujeres negras e hispanas; sin embargo, las mujeres negras estaban infrarrepresentadas en la mayoría de los ensayos clínicos que ponían a prueba regímenes de tamizaje de la enfermedad.

El grupo de trabajo hizo un llamado a los proveedores de atención médica para que ofrezcan un mejor apoyo a las mujeres embarazadas negras y a los médicos para que sean conscientes de que ellas tienen un riesgo mayor, de modo que puedan “centrar la energía y los recursos clínicos en las pacientes con más probabilidades de sufrir morbilidad o mortalidad”.

“Nuestras madres se están muriendo”, afirmó Wanda Nicholson, vicepresidenta del grupo de trabajo, quien añadió que el nuevo proyecto de recomendaciones buscaba “llamar la atención sobre las disparidades raciales en la morbilidad y las muertes maternas”.

Las recomendaciones exigen más investigación sobre estas afecciones e instan a médicos y parteras a utilizar tratamientos estándar con base en evidencias para todas las pacientes.

No todas las embarazadas afectadas reciben la atención recomendada para los trastornos de la presión arterial, aunque las mujeres negras tienen más probabilidades de recibir atención adecuada que las blancas.

“La conclusión es que sabemos, sin lugar a dudas, que un control recurrente de la presión arterial durante el embarazo marca la diferencia para las madres y los bebés”, afirmó Nicholson, decana adjunta de diversidad, equidad e inclusión de la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington.

La aparición de un trastorno grave de la presión arterial llamado preeclampsia/eclampsia suele producirse después de las primeras 20 semanas de embarazo. Se recomienda tomar dosis bajas de aspirina a partir de las 12 semanas de gestación a las mujeres con mayor riesgo, un grupo amplio que incluye a pacientes con enfermedades preexistentes como diabetes o lupus, que son mayores de 35 años o menores de 15, pacientes sometidas a fecundación in vitro y primerizas.

El informe sugiere que todas las mujeres negras embarazadas que presenten al menos un factor de riesgo de preeclampsia/eclampsia reciban dosis bajas de aspirina, la cual podría prevenir, o al menos retrasar, el desarrollo de la enfermedad.

Las pacientes con hipertensión durante el embarazo deben ser vigiladas muy de cerca, señaló Christian Pettker, profesor de Obstetricia, Ginecología y Ciencias de la reproducción de la Facultad de Medicina de Yale y coautor de las recomendaciones de tratamiento del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos.

“Las personas que tienen la presión arterial elevada durante el embarazo reciben un tratamiento muy diferente al de las que no la tienen”, señaló Pettker.

Según Pettker, los médicos deben recetar medicamentos para la presión arterial y hacer análisis de sangre y orina adicionales para detectar anomalías, así como ultrasonidos fetales para monitorear el crecimiento del bebé.

En los casos graves, es posible que el bebé nazca antes de tiempo. Las pacientes deben informarle a su médico si presentan síntomas como dolores de cabeza inusuales, dolor agudo en la parte superior del abdomen y visión borrosa. El grupo de trabajo señaló que el cribado de las mujeres negras e hispanas durante el periodo posterior al parto, cuando el riesgo de trastorno hipertensivo es muy elevado, podría ser útil para reducir las disparidades médicas, pero se necesitan más pruebas sobre el valor del tamizaje después del parto.

Pettker advirtió que quizá haya una tendencia entre algunos profesionales de la salud a descartar las lecturas de presión arterial alta en pacientes embarazadas porque suelen ser jóvenes y sanas, pero esto es un error.

“A veces tratamos de normalizarlo porque se ven sanas y parecen estar muy bien, pero podría ser un síntoma de importancia”, dijo Pettker, y añadió que la comunidad médica tenía “mucho trabajo que hacer para asegurarnos de que incluso tomamos la presión arterial leve como un dato al que hay que prestar atención, y hacerlo de la misma manera en el caso de todas las personas diferentes que acuden a nosotros para la atención prenatal”.

Los trastornos hipertensivos tienen repercusiones que podrían ser graves a largo plazo para la madre y el bebé, y están relacionados con partos prematuros y mortinatos, así como con un riesgo a largo plazo de cardiopatías en la madre.

La hipertensión puede restringir el crecimiento fetal porque impide el flujo sanguíneo y puede derivar en un parto prematuro inducido con medicamentos porque el parto del bebé resuelve la enfermedad y quizá sea necesario para salvar la vida y la salud de la madre.

Las mujeres que padecían preeclampsia en el momento del parto también corren un riesgo alto de sufrir insuficiencia cardiaca después del parto y las mujeres negras tienen el doble de riesgo que las blancas, según los nuevos resultados de Truveta Research, la rama de investigación de Truveta, un colectivo de sistemas médicos con fines de lucro que utiliza datos no identificados de pacientes para la investigación.

Aunque se desconocen las razones de esta disparidad, podría deberse a un acceso desigual a la atención médica y a que los cuidadores no prestan atención cuando las mujeres informan síntomas inusuales, señaló Charlotte Baker, directora de epidemiología de Truveta. Baker perdió a una amiga a los pocos meses de dar a luz.

“Mi amiga se había quejado varias veces con sus médicos, pero no le hicieron caso”. explicó.

Nadie sabe exactamente por qué se ha duplicado la prevalencia de los trastornos hipertensivos en las últimas tres décadas, pero ahora las mujeres tienen hijos a edades más avanzadas que antes; tienen más peso que antes, al igual que todos los estadounidenses, y un mayor número padece hipertensión incluso antes de quedar embarazadas.

Las condiciones de vida, conocidas como determinantes sociales de la salud, también influyen en la salud materna y estudios recientes han involucrado la inestabilidad de la vivienda y la inseguridad alimentaria en los trastornos de la presión arterial y otras complicaciones del embarazo. Es posible que las disparidades en el acceso a los servicios médicos también influyan.

Los índices de mortalidad materna en Estados Unidos han ido en aumento en las últimas décadas y en 2021 se elevaron a 1178 fallecimientos, frente a los 861 de 2020, según las cifras provisionales de un informe reciente de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno.