Encontrá el lado positivo de las palabras

Las palabras que utilizamos al hablar y las estructuras de lenguaje que manejamos también influyen en nuestro estado de ánimo y en nuestra capacidad de persuasión en los demás. Las palabras, más allá de su significado objetivo, conllevan connotaciones subjetivas que cada persona desarrolla en función de sus propias vivencias relacionadas con los diferentes conceptos.

Por ejemplo, hay quien puede asociar la palabra "equipo", con conceptos positivos como trabajo en equipo, compañerismo o suma; mientras que también hay quien la puede asociar con conceptos negativos como competencia, individualismo o descoordinación. Todo depende de qué experiencia anterior se haya tenido con el concepto equipo.

No obstante, según consignan en el portal Nosotras, hay palabras que generalmente a todo el mundo le parecen positivas -vacaciones, esperanza, solución- y hay otras que también solemos coincidir en verlas siempre negativas: problemas, estrés, ignorancia.

Si nos esforzamos en positivar nuestros mensajes, intentando usar el máximo número de palabras con connotaciones positivas, tendremos un doble efecto: por un lado, seremos más influyentes en nuestro entorno porque los mensajes formulados en positivo tienen un mayor poder de atracción y persuasión; por otro lado, a mediano plazo, nos sentiremos impregnados de este optimismo y se reflejará también en nuestra actitud.

Una buena práctica sería entonces sustituir en el lenguaje cotidiano los "problemas" por "retos" o la "ayuda" por "colaboración". Y como todo cambio requiere de práctica, así que nos recomiendan reformular frases como: "Intentaré que las dificultades del día a día no me impidan pensar en el futuro" por "Conseguiré visualizar el futuro a pesar de los retos diarios".

Al principio, lleva trabajo pensar en positivo. Por inercia, resulta más sencillo formular mensajes desde la queja o la inseguridad pesimista. Pero el 90% del éxito es la práctica. Pero todo lo que se practica con regularidad se vuelve hábito.