Hombre o mujer, en el caso de ser donante de sangre da lo mismo porque no influye en la supervivencia de quién la recibe, asegura un nuevo ensayo clínico que supera algunas pruebas en la que se sugería lo contrario.

Algunos estudios observacionales previos sugerían que diferencias de relacionadas con el sexo, como los niveles hormonales en la sangre, podrían afectar a la supervivencia del receptor y apuntaban a las mujeres, pero los resultados han sido contradictorios.

El nuevo estudio, realizado a través de un ensayo clínico con más de 8.700 pacientes descubrió que no es así. El sexo del donante no influye en la supervivencia de los receptores de transfusiones de glóbulos rojos.

El equipo de investigadores canadienses coordinados por Dean Fergusson de la Universidad de Ottawa se propuso dar una respuesta a esta cuestión y ahora la publica New England Journal of Medicine.

El estudio no halló “diferencias estadísticamente significativas en la supervivencia global entre los receptores de sangre de donantes varones y los receptores de sangre de donantes mujeres”.

Además, el ensayo empleó una metodología innovadora para hacer un gran ensayo clínico aleatorizado que puede reducir los costes de este tipo de investigaciones.

El equipo calculó que, con los métodos habituales, habría costado 9 millones de dólares, pero con su enfoque el coste quedó en 300.000 dólares.

El planteamiento consistió en inscribir a todos los pacientes adultos del Hospital de Ottawa que pudieran necesitar una transfusión, asignarlos aleatoriamente a recibir sangre masculina o femenina y, a continuación, recopilar datos de las bases de datos hospitalarias y los registros provinciales existentes.

Como la sangre masculina y femenina se consideraron tratamientos equivalentes, los pacientes no tuvieron que dar su consentimiento por escrito para participar en el ensayo, sino que se les dio la opción de renunciar tras la primera transfusión.

Con este enfoque “pragmático”, el equipo pudo inscribir a 8.719 participantes en su ensayo aleatorizado a doble ciego (ni los investigadores ni los participantes saben a qué grupo de tratamiento pertenecen) en poco más de dos años.

EFE