Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Va en gustos

El perro es usado en terapias del estrés, ¿y qué hay de los gatos?

Las personas con emociones fuertes y altamente reactivas se beneficiarían de tener gatos, sugiere estudio.

01.11.2022 11:02

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2022-11-01T11:02:00-03:00
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En algunos países, las universidades celebran eventos para aliviar el estrés con mascotas, que ofrecen la oportunidad de relajarse mientras acaricia con suavidad la cabeza y la espalda de un perro tranquilo.

Pero a algunas personas les interesa más interactuar con gatos que con perros, según un nuevo estudio que vinculó la preferencia con el tipo de personalidad.

"Nuestro estudio muestra que quizá podamos llegar a una audiencia de mayor tamaño al ofrecer intervenciones que ofrezcan perros y gatos", planteó la coautora, Patricia Pendry, profesora de desarrollo humano de la Universidad Estatal de Washington, Estados Unidos.

Las personas con emociones fuertes y altamente reactivas se beneficiarían de tener gatos en el campus, mostró el estudio.

"La emocionalidad es un rasgo bastante estable. No fluctúa, y es una característica bastante constante de nuestras personalidades", señaló Pendry en un comunicado de prensa de la universidad, recogido por HealthDay News.

"Encontramos que las personas en el extremo más alto de esa escala estaban significativamente más interesadas en interactuar con gatos en el campus", anotó. "Dado que investigaciones anteriores han mostrado que estos individuos quizá estén más abiertos a formar unos vínculos fuertes con los animales, tiene sentido que quieran que estos programas incluyan a los gatos".

En el estudio, los investigadores encuestaron a más de 1,400 estudiantes y miembros del personal de 20 universidades.

Encontraron que el vínculo entre la personalidad y la apertura a interactuar con gatos era importante, incluso después de tomar en cuenta la apertura a las visitas de perros, de ser dueño de un gato y de identificarse de género femenino.

Entre las influencias negativas se encontraban tener una alergia a los gatos, o una fobia a los gatos.

"Anecdóticamente, siempre nos han dicho que las personas a quienes les gustan los gatos son distintas de las personas a quienes les gustan los perros, y que a la mayoría de los estudiantes no les interesa interactuar con gatos" dijo Pendry. "Nuestros resultados revelaron que los estudiantes están interesados en interactuar con los gatos, y que este interés podría tener su origen en unos rasgos de la personalidad".

Hay un motivo práctico de que muchos de estos eventos para aliviar el estrés se enfoquen en los perros, apuntó Pendry. Se debe a que muchos animales disponibles para la terapia canina son perros. La opinión de que los gatos quizá no sean adecuados para la terapia también es común, añadió.

"Hay una percepción de que los perros existen para complacer a las personas", apuntó Pendry, que afirma que es una persona a la que les gustan tanto los perros como los gatos. "Yo describo a los gatos como 'exigentes', pero con frecuencia son percibidos como impredecibles, distantes o quisquillosos, unos rasgos que pueden ser difíciles de aguantar para algunas personas".

En estudios anteriores en que los resultados no se dividieron en distintas especies de animales, Pendry comentó que era fácil diferenciar entre los amantes de los gatos y los de los perros.

"Algunas personas llegaban, y de inmediato se dirigían en línea recta hacia los gatos, y otras hacia los perros", dijo. "Fue una sorpresa grata, la cantidad de personas a quienes les interesaba interactuar con gatos, lo que me interesó en aprender más sobre por qué elegían esa opción".

Los investigadores, entre quienes se encontraba Joni Delanoeije, de la universidad belga UK Leuven, encontraron que el personal universitario también estaba abierto a las interacciones con los animales.

"Pensamos que las poblaciones de estudiantes universitarios son únicas, y lo son, de varias formas", comentó Delanoeije. "Pero cuando observamos a los empleados universitarios, los resultados fueron muy similares: la personalidad era más importante que ser un estudiante o un empleado. Esto muestra que habría interés en contar con intervenciones con animales en ambientes no universitarios, o en otros lugares de trabajo".

Alrededor de un 85 por ciento de estos eventos ahora solo incluyen a perros. Añadir gatos a estos eventos podría aumentar tanto la participación como el beneficio, planteó Pendry.

"Las personas que están en el extremo más alto del rasgo de emocionalidad quizá sean más propensas a participar y a beneficiarse de estas interacciones", aseguró. "Estamos buscando formas de ayudar a más personas a reducir sus niveles de estrés. Añadir gatos podría ser otra forma de llegar a un público más amplio".

Los hallazgos se publicaron en una edición reciente de la revista Anthrozoös.