El eje intestino-cerebro: cómo la salud digestiva impacta en el bienestar emocional

El cirujano cardíaco Jeremy London puso el foco en una dimensión del sistema digestivo que va mucho más allá de la nutrición: su papel como modulador del estado de ánimo y la salud mental. En declaraciones recientes, London subrayó que “el 90?% de la serotonina, el neurotransmisor del bienestar, se produce en el tracto gastrointestinal”, lo que convierte al intestino en un actor central del llamado eje intestino-cerebro.

Esta red bidireccional de comunicación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central ha sido objeto de creciente atención científica. Estudios recientes refuerzan la hipótesis de que un desequilibrio en la microbiota intestinal —conjunto de microorganismos que habitan el intestino— puede tener efectos significativos sobre el ánimo, el estrés y trastornos como la ansiedad y la depresión.

Además, London destaca que “el 70?% de la función inmune del cuerpo reside en el intestino”, lo que revela una interdependencia entre salud digestiva, inmunidad y equilibrio emocional. Factores como el uso excesivo de antibióticos, una dieta ultraprocesada o el estrés crónico pueden generar disbiosis, es decir, un desequilibrio en esta microbiota que acarrea inflamación, fatiga, deficiencias nutricionales y alteraciones anímicas.

Alimentos como medicina preventiva

Para contrarrestar este desequilibrio, el especialista recomienda una alimentación rica en alimentos integrales, fibra y ácidos grasos esenciales, complementada con prebióticos y probióticos. Estos últimos —presentes en alimentos fermentados como el yogur, kéfir, kimchi o chucrut— ayudan a reforzar la diversidad microbiana, mientras que los prebióticos —fibras vegetales como las del plátano, la cebolla o la alcachofa— alimentan a las bacterias beneficiosas.