Contenido creado por María Noel Dominguez
Salud

Un sueño soñaba anoche

El 42,7% de los uruguayos duerme mal y el insomnio se agrava

El insomnio afecta a casi la mitad del país. Causas, riesgos y cómo enfrentar esta epidemia silenciosa.

18.07.2025 08:41

Lectura: 4'

2025-07-18T08:41:00-03:00
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Una mujer mira el techo en plena madrugada. Son las 3:12 AM y el celular, ahí al lado, sigue parpadeando. Está rendida, pero la cabeza no para: repasa pendientes, recuerda algo que olvidó y piensa en lo que tiene que hacer mañana. Dormir, por ahora, no entra en la lista. En otro cuarto, un adolescente juega su última partida online. Un niño se queja: dice que no tiene sueño. Una pareja duerme en camas separadas porque uno ronca y el otro se despierta cada dos por tres.

Si esta escena resulta familiar, no es casualidad. Según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP), el 42,7% de los uruguayos tiene algún trastorno del sueño. Se trata de un fenómeno global —la Organización Mundial de la Salud estima que el 40% de la población mundial duerme mal—, pero en Uruguay adquiere características propias que lo convierten en un problema urgente de salud pública.

Vivir conectados, dormir desconectados

“Estamos frente a una verdadera epidemia de insomnio”, advierte la doctora Ana Mieres, directora técnica de UCM Falck. Para ella, no es un problema menor ni transitorio, sino una señal de alarma colectiva. La hiperconectividad, el estrés persistente y la autoexigencia son enemigos del descanso.

“El cerebro no se apaga con un botón”, explica. No basta con dejar el celular. Las listas mentales, las preocupaciones económicas, familiares o laborales, y el ritmo de vida fragmentado impiden que el cuerpo se relaje como necesita. Y la consecuencia se ve en los datos: las mujeres, por ejemplo, duermen en promedio 15 minutos menos por noche que los hombres, debido —en parte— a una mayor carga de responsabilidades de cuidado.

Pantallas encendidas, cerebros activos

La situación es especialmente grave entre adolescentes. Según el informe Kids Online Uruguay, elaborado junto a Unicef, el 50% de los jóvenes reconoce dormir mal por el uso de pantallas. En niños menores de 12 años, más del 53% presenta trastornos del sueño vinculados al uso de dispositivos electrónicos después de las 20:00.

Ante este panorama, muchos recurren a soluciones rápidas: pastillas, suplementos o bebidas que prometen "sueño profundo". Pero según Mieres, esas salidas pueden ser engañosas y, en algunos casos, riesgosas. “Dormir bien no se logra con un frasco. Se construye con hábitos consistentes y apoyo profesional cuando hace falta”.

En Uruguay, el 27,7% de quienes tienen trastornos del sueño sufre de insomnio crónico. De ellos, el 12,5% recurre a medicación sin prescripción

Consecuencias visibles, enfermedades invisibles

Dormir mal no solo genera mal humor o fatiga. Afecta el sistema inmunológico, la salud cardiovascular, la concentración, la memoria y el metabolismo. Además, investigaciones del Instituto Nacional de Salud de EE.UU. relacionan el sueño insuficiente con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas: dormir menos de seis horas por noche, a partir de la mediana edad, puede aumentar en un 30% el riesgo de desarrollar demencia.

En Uruguay, el 27,7% de quienes tienen trastornos del sueño sufre de insomnio crónico. De ellos, el 12,5% recurre a medicación sin prescripción, lo que agrava el problema. “Hemos atendido casos de siniestros y percances vinculados a la fatiga. El impacto del mal dormir no es abstracto: está en la vida diaria”, señala Mieres.

Qué hacer: más hábitos, menos atajos

Entre las recomendaciones médicas figura la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (CBT-I), considerada la más efectiva según guías internacionales. Sin embargo, no siempre está al alcance ni es conocida por la población. Mientras tanto, los suplementos como melatonina o magnesio pueden ser útiles en ciertos casos, pero no reemplazan una evaluación integral.

Para adultos, se recomienda dormir entre 7 y 9 horas por noche; para adolescentes, entre 8 y 10; para niños, entre 9 y 12. Sin embargo, en la práctica, estas metas son difíciles de alcanzar sin cambios estructurales en la rutina diaria y sin mayor conciencia sobre el valor del descanso.

Dormir bien es vivir mejor

Dormir no es un lujo. Es una función vital que sostiene nuestra salud física, mental y emocional. “La salud no es solo curar enfermedades, también es prevenirlas”, recuerda Mieres. Y añade: “En UCM decimos que promover hábitos saludables es tan importante como atender una emergencia. Dormir bien es uno de esos hábitos clave”.

En una sociedad acelerada, donde lo urgente muchas veces se impone sobre lo importante, volver a priorizar el sueño podría ser una de las decisiones más sanas —y más revolucionarias— que podemos tomar