Investigadores del grupo de Neurobiología de las Demencias del Instituto de Investigación del Hospital Sant Pau (IIB Sant Pau) de Barcelona (España) han descubierto cómo las proteínas tóxicas tau se propagan por el cerebro a través de las sinapsis en la enfermedad de Alzheimer.

El descubrimiento, que publica la revista Neuron, refuerza la hipótesis de que detener la propagación de la forma tóxica de la proteína tau en las sinapsis puede ser una estrategia prometedora para tratar la enfermedad de Alzheimer en el futuro.

La investigación, en la que han participado también el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC-CSIC) y la Universidad de Edimburgo, se ha hecho en el marco de proyecto europeo COEN, financiado por el CIBERNED y coordinado por Alberto Lleó, investigador del grupo de Neurobiología de las Demencias en el IIB Sant Pau.

Lleó recordó que la acumulación de la proteína tau en las neuronas en forma de ovillos neurofibrilares es uno de los aspectos más característicos de la enfermedad de Alzheimer y que los depósitos de esta proteína se extienden por los circuitos cerebrales interrumpiendo la comunicación entre las células cerebrales, lo que lleva a una alteración de las funciones cerebrales.

Según el investigador, es la primera vez que se ha observado en cerebros humanos cómo estas formas anormales se propagan por el cerebro a través de las sinapsis, que son los puntos de conexión entre las células cerebrales que permiten que fluyan los mensajes químicos y eléctricos, un proceso vital para la función cerebral normal.

Las sinapsis se pierden en la enfermedad de Alzheimer y la pérdida de estas conexiones predice de forma importante la pérdida de la memoria y otras funciones intelectuales en estos pacientes.

Para hacer este trabajo, los investigadores examinaron más de un millón de sinapsis de 42 personas por medio de novedosas técnicas con microscopios de gran potencia y alta resolución que permitieron visualizar el flujo de proteínas dentro de las sinapsis.

Los investigadores pudieron observar que pequeños depósitos de la proteína tau, conocidos como oligómeros, estaban en ambos lados de las sinapsis en personas que fallecieron de Alzheimer, es decir, tanto en la neurona que envía señales como en la que las recibe, lo que indica que las sinapsis tienen la capacidad de transmitir proteínas tau tóxicas de una parte del cerebro a otra.

Según la investigadora del IQAC-CSIC, Sílvia Pujals, “este estudio demuestra cómo la microscopia de súper resolución, capaz de visualizar estructuras en la nanoescala, tiene mucho potencial en el estudio de los mecanismos moleculares implicados en las enfermedades”.

Tras los resultados de este estudio, Lleó afirmó que si en un futuro se consigue “bloquear el paso de una neurona a otra de la forma más patológica de la proteína tau, que son los oligómeros, seguramente podríamos detener la progresión de la enfermedad de Alzheimer, porque sabemos que la progresión de la enfermedad tiene que ver con la expansión de la proteína por el cerebro”.

Los investigadores se han felicitado porque, aunque hacía más de 30 años que se sabía que los ovillos se propagan por el cerebro durante la enfermedad de Alzheimer, hasta ahora era un misterio cómo lo hacían.

EFE