Un pequeño grupo de hombres jóvenes que realizaron ejercicios excéntricos de contracción con un brazo (bajar una mancuerna mediante un movimiento lento y controlado) experimentaron una mejora de un 4% en la fuerza del otro brazo, aunque estaba inmovilizado por un yeso en el codo.
Otro grupo al que se asignó a realizar ejercicios concéntricos de contracción (levantar una mancuerna) solo perdió alrededor de un 4% de la fuerza muscular en el brazo inmovilizado, mostraron los resultados del estudio.
En comparación, un “grupo de control” que no hizo ejercicio sufrió una reducción de un 15% en el brazo inmovilizado durante el estudio de tres semanas.
Ya se sabía que ganar fuerza muscular en una extremidad a través del entrenamiento en resistencia se transfiere al mismo músculo al lado contrario del cuerpo, señaló el investigador principal, Ken Nosaka, director de Ciencias del Ejercicio y el Deporte de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad Edith Cowan, en Australia.
“Esto se conoce como el efecto de educación cruzada”, apuntó Nosaka en un comunicado de prensa de la universidad, recogido HealthDay News.
“El aspecto clave de este estudio es que un tipo particular de contracción muscular resultó ser la más efectiva”, añade la misiva.
En el estudio, se inmovilizó el brazo no dominante de 36 hombres jóvenes mediante un yeso en la articulación del codo durante tres semanas.
Entonces los dividieron en tres grupos equitativos: levantar mancuernas (concéntrico), bajar mancuernas (excéntrico) y sin ejercicio.
Los asignados al entrenamiento en fuerza recibieron seis sesiones a lo largo de tres semanas, y el peso aumentó a medida que se incrementó la fuerza de su brazo.
Cuando se quitó el yeso, los resultados mostraron que los ejercicios en que se bajaban las mancuernas fueron los que mejor mantuvieron la fuerza en el brazo que se había inmovilizado.
Los ejercicios también ayudaron con el tamaño del músculo. No hubo una reducción en el tamaño muscular en el grupo del ejercicio excéntrico, en comparación con una reducción del 4% en el grupo del ejercicio concéntrico y una reducción del 12% en el grupo de control.
Además, el ejercicio protegió del daño muscular. Se pidió a todos los participantes que bajaran una mancuerna 30 veces con su brazo inmovilizado tras quitarles el yeso.
El grupo de control mostró un dolor muscular y una pérdida de fuerza muy intensas después del ejercicio, apuntaron los investigadores.
Pero el grupo del ejercicio excéntrico percibió un efecto protector del ejercicio, que redujo su dolor muscular máximo en un 80% en comparación con el grupo de control, y en un 40% en comparación con el grupo del ejercicio concéntrico.
“Es importante investigar si los resultados de este último estudio se replican con otros músculos, y si el entrenamiento excéntrico en resistencia es efectivo para gestionar la inmovilización en las lesiones reales, por ejemplo un esguince o desgarro de un ligamento, una fractura ósea, y después de una cirugía”, planteó Nosaka.
“Pero los proveedores de atención de la salud pueden recomendar el entrenamiento en resistencia, y las contracciones excéntricas en particular, para minimizar los efectos negativos de la inmovilización y, con algo de suerte, para reducir su impacto en las vidas de las personas”, añadió.
El nuevo estudio se publicó en una edición reciente de la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.
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