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Por The New York Times

Los gazatíes mueren de inanición

“Ahora no hay nadie en Gaza que esté fuera del alcance de la hambruna, ni siquiera yo mismo”, dice Ahmed al-Farra, que dirige el servicio de pediatría del Hospital Nasser.

25.07.2025 15:15

Lectura: 8'

2025-07-25T15:15:00-03:00
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Por The New York Times | Rawan Sheikh Ahmad, Isabel Kershner, Abu Bakr Bashir and Saher Alghorra

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Atef Abu Khater, de 17 años, quien gozaba de buena salud antes de que Gaza se viera asolada por la guerra, yace en cuidados intensivos en un hospital del norte del enclave palestino, pues sufre de desnutrición grave.

“No está respondiendo al tratamiento”, dijo su padre, A’eed Abu Khater, de 48 años, quien se ha refugiado en una tienda de campaña en Ciudad de Gaza con su esposa y sus cinco hijos. “Me siento impotente”, añadió en una llamada telefónica, con la voz tensa por el dolor. “Perdimos nuestros ingresos en la guerra. La comida es inasequible. No hay nada”.

Los hospitales de Gaza llevan luchando desde el principio de la guerra para hacer frente a la afluencia de palestinos heridos y mutilados por los ataques aéreos israelíes y, más recientemente, por los tiroteos realizados para dispersar a las multitudes desesperadas que se dirigen a los convoyes de alimentos o a los centros de distribución de ayuda.

Ahora, según los médicos del territorio, un número cada vez mayor de sus pacientes sufren —y mueren— de inanición.

“Ahora no hay nadie en Gaza que esté fuera del alcance de la hambruna, ni siquiera yo mismo”, dijo Ahmed al-Farra, que dirige el servicio de pediatría del Hospital Nasser, en el sur de Gaza. “Les hablo como funcionario de salud, pero yo también busco harina para alimentar a mi familia”.

El Programa Mundial de Alimentos, dependiente de la ONU, dijo esta semana que la crisis de hambre en Gaza había alcanzado “nuevos y asombrosos niveles de desesperación, con un tercio de la población sin comer durante varios días seguidos”.

Al-Farra dijo que el número de niños que morían de desnutrición había aumentado considerablemente en los últimos días. Describió escenas desgarradoras de personas que no podían caminar del agotamiento. Dijo que muchos de los niños que atiende no padecen enfermedades preexistentes, y puso el ejemplo de Siwar Barbaq, que nació sano y ahora, a los 11 meses de edad, debería pesar cerca de 9 kilogramos, pero pesa unos 4 kilogramos.

Tras 21 meses del devastador conflicto desencadenado por el mortífero ataque dirigido por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, la falta de alimentos y agua disponibles está cobrando un precio alto entre los civiles más vulnerables de Gaza: los niños, los ancianos y los enfermos.

El ministerio de Salud de Gaza ha informado de más de 40 muertes relacionadas con el hambre este mes, entre ellas 16 de niños, y de 111 desde el comienzo de la guerra, 81 de ellas de niños. Los datos no se han podido verificar de forma independiente.

A lo largo de la guerra, las agencias de la ONU y los grupos de ayuda independientes han acusado a Israel de permitir la entrada de muy pocos alimentos a Gaza, advirtiendo de la inminente hambruna para sus más de dos millones de habitantes. Durante gran parte de ese tiempo, Israel ha dicho que a Gaza llegaban alimentos suficientes, culpando de los problemas a los desvíos de Hamás y a la mala gestión de los grupos de ayuda.

Niños esqueléticos con ojos hundidos languidecen en camas de hospital o son atendidos por sus padres, quienes contemplan impotentes las costillas y los omóplatos que sobresalen y las extremidades demacradas que parecen palos quebradizos. Las inquietantes escenas contrastan fuertemente con la abundancia que existe a pocos kilómetros, al otro lado de las fronteras con Israel y Egipto.

Mohammed Zakaria al-Mutawaq, de unos 18 meses, vive con su madre y su hermano en una tienda de campaña en una playa de Gaza.

La madre de Mohammed, Hedaya al Mutawaq, de 31 años, dijo que el padre del pequeño murió el pasado octubre cuando salió a buscar comida.

“Recorro las calles en busca de comida”, dijo por teléfono, con voz apenas audible. Los comedores de beneficencia en los que confía para ayudar a alimentar a Mohammed y a su hermano, Joud, de 3 años, no siempre pueden ayudar, y pasan hambre. “Como adulta, puedo soportar el hambre”, dijo. “Pero mis hijos no pueden”.

Mohammed, dijo, nació sano. “Lo miro y no puedo evitar llorar”, dijo.

“Nos acostamos con hambre y nos levantamos pensando solo en cómo encontrar comida”, añadió. “No encuentro leche ni pañales”.

Mohammed fue diagnosticado de desnutrición grave por la clínica Amigos del Paciente y el hospital infantil Al-Rantisi, dijo, pero poco podían hacer. En una visita reciente a la clínica, dijo, “me dijeron: ‘Su tratamiento es comida y agua’”.

Yahia al-Najjar tenía 4 meses cuando murió de desnutrición grave el martes en el Hospital Americano de Jan Yunis, en el sur de Gaza, dijo su tía, Safa al-Najjar, de 38 años, en una entrevista.

Yahia nació sin problemas graves de salud, pero su estado no tardó en deteriorarse, dijo.

La familia se ha refugiado en una tienda de campaña hecha con una manta sujeta por cuatro postes. La madre de Yahia, que subsistía con una comida de lentejas o arroz al día, no podía producir leche suficiente para amamantarlo. En el pasado, nunca tuvo problemas para amamantar a sus tres hijos anteriores. La familia no podía permitirse costear leche de fórmula.

En el hospital, los médicos intentaron ayudarle, pero ya estaba en estado crítico y había perdido peso. Dijo que murió poco después.

Después de que Israel pusiera fin a un alto al fuego de dos meses a mediados de marzo y reanudara su campaña militar en Gaza, impuso un bloqueo total a la entrada de artículos durante unos 80 días para intentar presionar a Hamás para que se rindiera, lo que agravó las carencias que ya de por sí eran graves.

Ahora, la ayuda entra por dos vías. Una es un nuevo sistema, muy criticado, gestionado por contratistas privados estadounidenses bajo los auspicios de la Fundación Humanitaria de Gaza, un grupo privado respaldado por Israel, que tiene unos pocos centros de distribución establecidos en el sur de Gaza y uno en el centro de la franja. La otra consiste en convoyes de ayuda traídos por organizaciones internacionales independientes.

Ambos sistemas se han visto abrumados por el agravamiento del caos y la violencia tras meses de asedio, guerra, desplazamientos masivos y anarquía. La mayoría de los tiroteos israelíes, según Naciones Unidas, se han producido alrededor de los lugares de distribución respaldados por Israel.

La crisis del hambre es el resultado de errores humanos, y cada una de las partes implicadas culpa a la otra del sufrimiento.

Israel acusa a Hamás de diseñar una narrativa de hambruna saqueando camiones de ayuda e interrumpiendo la distribución de ayuda a los gazatíes. También acusa a Naciones Unidas y a otras organizaciones humanitarias de no recoger cientos de camiones cargados de ayuda que se han acumulado en el lado de Gaza de los pasos fronterizos.

Los grupos de ayuda culpan a Israel de asediar Gaza, restringir los suministros y no proporcionar rutas seguras para sus convoyes dentro de Gaza. La única solución, han dicho durante mucho tiempo, es un amplio incremento de las entregas de alimentos.

Esta semana, Israel contrarrestó las imágenes de niños hambrientos con imágenes de palés de suministros sin recoger en el lado de Gaza de un paso fronterizo e imágenes de lo que el ejército describió como terroristas de Hamás disfrutando de bandejas de comida y fruta fresca en los túneles subterráneos del grupo. El ejército no quiso precisar cuándo se grabó el video.

Los dirigentes de Israel y Hamás participan en lentas negociaciones, a través de mediadores, para lograr otro alto al fuego temporal que podría suponer un alivio y hacer que Hamás libere a los rehenes que retiene en los túneles a cambio de prisioneros palestinos bajo custodia israelí.

Los médicos advierten que la desnutrición en la infancia temprana puede tener efectos a largo plazo, alterando el crecimiento, la capacidad cognitiva y el desarrollo emocional.

Mohammad Saqr, jefe del departamento de enfermería del Complejo Médico Nasser, dijo que solo el lunes por la tarde, el hospital recibió 25 mujeres y 10 niños que solicitaron solución de glucosa intravenosa.

Aunque el tratamiento puede aliviar brevemente los síntomas, Saqr advirtió: “Vuelven a sentir hambre poco después”. Y añadió: “Algunos llegan temblando de hambre”.

El limitado suministro de solución intravenosa del hospital no puede satisfacer la creciente demanda, dijo, y añadió: “El equipo está agotado por el hambre. Ayer, algunos miembros del personal solo comieron 10 cucharadas de arroz blanco normal”.

El hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza había registrado tres muertes por desnutrición en las 36 horas anteriores, dijo Mohammad Abu Salmiya, director del hospital, en una entrevista el martes. Uno de ellos era un bebé de 5 meses.

Isabel Kershner

, corresponsal en Jerusalén, ha estado informando sobre la política israelí y palestina desde 1990.