En el programa Sacate la careta subieron un video de un usuario de TikTok, que se hizo viral, en el que Marcel Keoroglian le quitaba el celular a una persona que lo grabó haciendo ejercicio en el Prado sin su consentimiento.
“Amigos de TikTok, acá tenemos a un personaje muy conocido de la televisión, que está haciendo un poco de ejercicio. Perdón, maestro, ¿unas palabras para TikTok?”, dijo el hombre en el video.
Al escuchar esto, el humorista le respondió que su gesto le parecía inoportuno. “¿Cómo me vas a venir a molestar? Yo estoy laburando, haciendo cosas, y vos venís e interrumpís tres veces. Además, me filmás sin mi permiso. Es algo raro, ¿no? El respeto es lo primero”, lanzó el comediante.
Luego de un ida y vuelta intenso en el que el individuo lo criticó por no ser “tan macanudo como en la televisión”, el comunicador se acercó a la persona que estaba grabando y le arrebató el celular para que dejara de filmarlo.
Tras la viralización de este episodio, el integrante de La culpa es de Colón se refirió a ese video en el Prado en el 2024. “La historia fue así: el señor de unos 40 años vino e interrumpió la clase y comenzó a hablar. Yo estaba en el pasto haciendo un ejercicio, la profesora paró el cronómetro. A pesar del desubique, me paré respetuosamente y lo escuché hablar todo lo que quiso, aguantando el aliento alcohólico en mi cara a las tres de la tarde. Nos despedimos con abrazo y todo”, comenzó relatando.
Más adelante, el humorista contó que, luego de haberla escuchado “hablar de toda su vida”, esa persona volvió a interrumpirlo. “Le recordé que era la tercera vez que interrumpía y siguió grabando. Me levanté del piso, le dije que era un desubicado, siguió grabando, le chapé el celular y le pedí a la profe que borrara, pero se ve que no”, expresó.
“En las redes, hay un mar de puteadas, amenazas de muerte, invitaciones a pelear, odio de todos colores y también gente sorprendida por mi fastidio. A mí me parece que nadie tiene derecho a grabarnos y subir videos sin preguntarnos si queremos salir y en qué condiciones queremos salir; hasta debe ser un delito informático”, sostuvo.
“Hace 40 años, en mi niñez y adolescencia, abracé esta profesión a pesar de lo que fuera y como me fuera porque ser payaso es mi orgullo. Vivo en mi barrio y recorro las calles de mi ciudad todos los días, la gente es mi alegría: cruzarme, saludar, sacarme fotos, mandar videítos para un cumple del abuelo, quedarme hablando con quien sea donde sea y principalmente decirles alguna pavada para reírnos un rato. Soy así, más que simpático a veces soy empalagoso; la gente se me para a hablar y me dejan hablando solo”, agregó.
“No lo hago de humilde: me hace feliz a mí, siempre fui así. Los que me conocen lo saben; lo que no quiere decir que en la vida no tenga momentos buenos y malos, como este que vieron en el video. Con respecto al señor que grabó, creo que se equivocó, pero no me hace menos hombre pedirle disculpas, y si le tengo que dar otro abrazo, se lo doy, no en la clase de gimnasia. Por mi parte fue todo, y ahora a tratar de retomar el ejercicio, que hace un año que no muevo ni una ceja”, cerró.