La edición de Bailando de la noche del martes tuvo un ingrediente inesperado, y que nada tuvo que ver con la danza o con las discusiones que se suscitan entre concursantes y jurados.

“Por favor, espérenme un minuto, que la cámara me siga”, dijo el conductor Marcelo Tinelli, mientras caminaba raudo hacia el estacionamiento. Allí se encontraba el presidenciable argentino Javier Milei, quien se había acercado a los estudios de América TV a recoger a su novia, la comediante Fátima Florez

“Perdón, buenas noches, ¿puede bajar el vidrio? ¿Es el candidato presidencial? ¿Puedo abrir la puerta?, preguntó Tinelli, mientras Milei permanecía parapetado tras los cristales oscuros de su automóvil. Finalmente, el economista accedió parcialmente al pedido y abrió la ventanilla unos centímetros, lo suficiente para que se viera su rostro.

A partir de ese momento, Tinelli intentó por todos los medios que Milei descendiera del auto y conversara, algo a lo que el candidato se negó una y otra vez.

Así las cosas, Tinelli intentó entablar el dialogo a través de la ventanilla, mencionando el controvertido tema de la dolarización de la economía, una de las banderas de campaña del libertario. También se hizo acompañar por Carmen Barbieri, con la esperanza de que Milei accediera a salir del coche si ella se lo solicitaba.

“Esto no tendría que estar pasando”, insistió Milei, quien dijo una vez más que su presencia se debía solo al hecho de que había ido a buscar a su novia. Finalmente, ante la enésima solicitud de Tinelli para que descendiera, el político se mostró molesto. “Dale, Marcelo, es otro momento”, dijo.