Paul McCartney continúa teniendo muy presente en su vida a uno de los integrantes del grupo que le convirtió en una de las mayores estrellas de la música de todos los tiempos, The Beatles. De los miembros de la legendaria banda británica solo quedan dos vivos: McCartney y Ringo Starr. Al asesinato de John Lennon, en diciembre de 1980, le siguió en el año 2001 la muerte de George Harrison, que falleció a los 58 años víctima de un cáncer de pulmón.

Pero McCartney ha revelado que todavía mantiene una especie de comunicación espiritual con el guitarrista. Y lo hace, curiosamente, a través de un obsequio que le hizo el propio Harrison hace años: un abeto.

Así narró McCartney la historia, hace poco, en un programa de la BBC: "A George le encantaba la horticultura, era un muy buen jardinero, así que me regaló ese árbol. Es un abeto enorme y lo tengo plantado junto a mi puerta". El artista añadió a continuación que tiende a saludar al árbol cuando se va de casa: "Le digo: 'Hola, George'".

McCartney también ha explicado que el árbol le trae buenas memorias de su compañero, como los viajes haciendo autostop en los que ambos se embarcaban cuando eran jóvenes. "Es encantador. Él me lo dio y yo simplemente lo planté. Pero ahora, a medida que los años pasan, cada vez que lo miro pienso: 'Ese es el árbol que me dio George'. George ha entrado dentro de este árbol, en mi opinión. Espero que esté contento con ello", remató.

No es la primera vez que el músico británico habla abiertamente de sus experiencias espirituales con personas fallecidas. En 2018, relató al medio The Times cómo, al poco de morir su mujer, Linda, tomó unas drogas alucinógenas que le llevaron a volver a verla en forma de ardilla blanca. "Fue un gran momento", aseguró entonces, según recuerda la periodista española Claudia García en un artículo publicado en As.