Montevideo Portal / Inés Nogueiras
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Este fin de semana llegó a la cartelera rioplatense la nueva película del director y guionista Marcos Carnevale. El espejo de los otros, que Carnevale vive como la culminación de una etapa en su filmografía, reúne a nombres de primera línea en una película coral que relata cuatro historias distintas con la fatalidad como hilo conductor.
Norma Aleandro, Graciela Borges, Óscar Martínez, Ana María Piccio, Pepe Cibrián, Marilina Ross, Alfredo Casero, Fabio Posca, Leticia Brédice, Julieta Díaz, entre otros, tienen su momento de abordar asuntos espinosos en un particular restaurante. Cenáculo abre sus puertas cada noche para una ''última cena'' que tiene lugar en una iglesia semiderrumbada que se esconde tras una pared común y corriente en algún rincón de la ciudad.
Por esa mesa única pasan cuatro historias, seguidas al detalle por los dueños del local -interpretados por Pepe Cibrián y Graciela Borges- desde un circuito de cámaras al estilo Gran Hermano. Además de los relatos que se crean alrededor de esa mesa, la película explora la particular relación entre los dueños de Cenáculo, dos hermanos que tienen sus propias cuentas que saldar.
Con motivo del estreno de la película en Montevideo, Marcos Carnevale y Javier de Nevares -que interpreta al chef de este extravagante restaurante- visitaron nuestro país y conversaron con Montevideo Portal sobre este filme y sobre un proyecto futuro que los involucra con Uruguay. Se trata de una película sobre la vida de Juana de Ibarbourou, que protagonizará Natalia Oreiro y que estaría pronta para el año 2017.
Marcos Carnevale: ''El otro es un juez macabro''
-El año que viene cumplís 20 años de trayectoria en el cine. ¿En qué ha cambiado tu mirada en este tiempo?
-Siempre me estuve preocupando en toda mi filmografía, y creo que eso lo voy a seguir haciendo, por tener una mirada muy humanista, muy preocupada por lo que le pasa al ser humano. Me preocupo mucho por las personas, más que por las historias.
Siempre creo personajes que hacen que el espectador empatice, que se vea reflejado -por eso a esta la llamé El espejo...- y diga: "Uf... no tengo que perder el tiempo, tengo que vivir ahora". Eso fue por ejemplo Elsa y Fred. O: "No tengo que discriminar, yo también soy un poquito enano, porque no soy ni tan rico, ni tan exitoso, ni tan flaco como dicen que hay que ser" [como en Corazón de León], y así con un montón de películas. Esta creo que es la que resume un poco toda esa intención, y armé un gran compendio de humanidades donde sí o sí te vas a ver reflejado. Esta película, no tengo muy claro qué, pero cierra algo.
Siempre hablo del amor y siempre hablo de la salida: de que intentemos cambiar lo que no funciona para tratar de vivir bien. Esta película habla de un mundo que se está terminando así como está concebido, y que tiene necesariamente que empezar otro, para que no veamos otra foto como la del niño sirio, por ejemplo.
-¿Y qué tipo de mundo te gustaría contar?
-Siempre voy a estar retratando al ser humano, eso no creo que lo cambie. Posiblemente me relaje más y cambie la vehemencia que tengo para filmar. A veces filmo con intensidad, como queriendo gritarle al espectador: "esto no lo hagas más. Esto está mal". O "esto está buenísimo, andá por acá". El crecimiento personal te hace ir estabilizándote, porque uno se va sacando algunas cosas de encima y va comprendiendo el mundo de otra manera. No son lo mismo las películas que hacía a los 30 que las que hago a los 50. Porque ya tuve hijos, porque viví... y porque tengo 50. Pero siempre voy a estar hablando de la vida y la muerte, soy un existencialista por naturaleza, me preocupa eso. En mi cine la gente no se queda afuera viendo pasar la historia, se involucra emocionalmente y algo le pasa.
-Todas las historias de El espejo de los otros, con alguna excepción, no estaban destinadas a un "final feliz", había cierta fatalidad en todas...
-Peleo mucho porque seamos honestos, en el tiempo que tiene que ser. Hoy es hoy. Mañana no sabés si existe, entonces andá con tu verdad a donde sea y que no te importe la mirada del otro. El otro es un juez macabro que está todo el tiempo exigiéndote que seas de un modo o de otro. Y a veces uno termina armando un personaje y deja de ser uno mismo: terminás casándote con quien no querés, terminás trabajando de lo que no querés, terminás haciendo cosas que no querés, pero lo hacés para que te acepten y te quieran. Y eso no sirve, es todo mentira, es una ficción.
-¿Cómo surgió el concepto de Cenáculo?
-Tuve la idea hace muchos años de hacer un restaurante con una sola mesa. Y no sabía si era una obra de teatro, una película... o poner un restaurante que tuviera una sola mesa (de hecho es probable que lo ponga en algún momento), pero siempre tuve eso. Y hace dos años, estaba de vacaciones, estaba muy estresado y dije: "no voy a leer, no voy a ver películas, nada". Pasaron siete días y el demonio pudo más que yo; una mañana me entré a despertar y, en ese estado boludo entre el sueño y la vigilia, me vino otra vez la idea esa del restaurante, y me vinieron unas imágenes de unas iglesias que conocí en Antigua, en Guatemala, que no tienen techo, que se ve el cielo. Y se fusionó eso ahí, no me quería despertar del todo... cuando me desperté empecé a escribir y ahí salió todo.
-¿Ya habías planificado este elenco de grandes nombres o eso surgió después de que tenías el guion?
-Cuando empiezo a escribir los guiones siempre pienso en el actor que los va a interpretar. Necesito ponerles cara a esos personajes. Además, como después yo también dirijo, cuando llego al set tengo el 50% ganado, porque yo ya sé cómo actúan, lo que hacen bien y lo que no, entonces cuando escribo les hago un traje que les calza a medida. Además, en el proceso de escritura ya voy hablando con ellos, les voy contando, y tengo un feedback que me permite ir armando el concepto.
-En una entrevista hace poco te definiste como un ''experto en manejar egos''. ¿Tuviste mucho trabajo en ese sentido?
-No, fluyó todo bien. Soy cuidadoso aparte, porque eran todas megafiguras y les di de comer a todos los que querían comer. Me preocupé porque cada uno tuviera su momento de protagonismo y se luciera. Porque era una gran responsabilidad convocarlos a todos ellos a una película coral, no me podía abusar de que vinieran solo porque me querían. Es gente que conozco y casi todos son amigos de mucho tiempo. Pero sí, tengo una muñeca aceitada para manejarlos, los mimo mucho, los quiero, me encantan los actores.
-¿Qué te gustaría que se llevara a su casa el espectador al salir de la función?
-Un estado de esperanza, que se vaya pensando en el tiempo. En el tiempo que no hay que perder.
-Así que si un espectador sale de la sala y pega ese llamadito que tenía pendiente hace mucho...
-Es el Óscar. El mejor premio que puedo tener.
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Javier de Nevares: "Disfrutemos, porque son dos días nada más"
-Es tu tercera película con la dirección de Marcos... ¿cómo es trabajar con él?
-Es un placer. Todos los actores lo dicen, y no por nada pudo juntar este elenco. Es un director que ama a los actores, que tiene un poquito de actor, entonces se divierte. Le pasa por el cuerpo la actuación, no es algo ajeno para él. Lográs una complicidad, porque él logra pactar con todos, lo que les gusta, lo que no... entonces te relajás, tenés confianza.
-¿Cómo surgió la posibilidad de hacer este papel de chef?
-Trabajo mucho con Marcos en la producción, en guiones, y cuando empezó el proyecto leí el personaje y me encantó; le dije que me encantaría ser el chef. Medio que me colé. Agradezco que me haya dado la oportunidad, porque sé que no es fácil, más con todos esos nombres.
-¿Qué te sedujo del personaje?
-Me pareció que tenía algo muy particular, porque tenía su propio espacio. Estaba solo en la cocina, como en una mesa de magia, un laboratorio de alquimista. Pensé mucho en eso, en que él ya sabía lo que pasaba, que sabía quiénes estaban comiendo cada noche, entonces podía cambiar en el momento, como si estuviese conectado y fuese un creador de sensaciones.
-Además de aparecer a lo largo de toda la película, tu personaje es una especie de pivot en esa relación complicada entre los dueños de Cenáculo, tu madre y tu tío...
-Tal vez es el personaje más normal, porque no atraviesa ningún conflicto. Mi personaje sabe la relación que tienen la madre y el tío, sabe de los defectos de la madre, que puede estar medio loca. Y él está ahí sabiendo que puede agarrar sus cuchillos e irse, está en lo suyo y en el medio va viendo esta relación y trata de decirles "basta". Basta de resentimientos, perdón y a otra cosa. Disfrutemos, porque son dos días nada más. Si no disfrutás el momento, que es lo que tenés, perdés.
-¿Costó abordar los temas de la película? En muchos casos habla de relaciones decadentes, de traición, de muerte...
-En el fondo habla de la humanidad, de la vida y de la muerte, que es lo único certero que tenemos. Entrás (a la vida) sabiendo que te vas, y que no sabés cuándo puede ser, puede ser en este instante. Podés salir ahora y te pisa un auto mientras estabas pensando en lo que ibas a hacer dentro de diez años. Es disfrutar el momento y poder hablar: si hay algo que está mal entre nosotros, definámoslo. Convivamos, porque nos toca eso. Aceptar y poder decir lo que uno piensa, comunicarse con el otro.
-¿Te ayuda trabajar como guionista a la hora de actuar, o por el contrario te limita?
-Me pesa para crear, porque a veces estoy pensando historias muy para mí, cuando debería pensar otras historias que no tengan que ver conmigo. Pero con Marcos aprendí mucho sobre algo que él llama "la zona": cuando uno escribe no solo piensa en las palabras, sino que te armás un espacio, armás movimientos, te imaginás cómo habla el personaje... y el actor para eso es muy bueno. A veces estoy escribiendo y me doy cuenta de que estoy haciendo todas las muecas de todos los personajes.
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Proyecto Juana
Tanto Marcos Carnevale, en dirección y guion, como Javier de Nevares, en el guion, están involucrados en un proyecto cinematográfico para contar la historia de Juana de Ibarbourou. Basados en la novela de Diego Fischer, Al encuentro de las Tres Marías, la película tendrá como protagonista a Natalia Oreiro y la idea es comenzar a filmarla el año próximo, para su estreno en 2017.
"Estamos trabajando despacito. Me llegó el libro de Diego, lo leí y me sorprendí, porque yo tenía una Juana institucional, una Juana que me habían enseñado en el Secundario, con La higuera, y nada más que eso", comentó Carnevale.
"Cuando leí el libro me encontré con todo un mundo... con una mujer de avanzada, que tenía una cabeza increíble. Y dije: 'hay una película acá'. No era una señora que escribía poesía con una velita, sino que era muy interesante. Y muy moderna. Con una vida intensísima", agregó.
"Leí la novela de Diego Fischer y tiene momentos alucinantes. Me gusta porque (Juana) es moderna. Es una poetisa con una métrica muy antigua, muy clásica, pero su vida, su problema con la adicción a la morfina, su problema con el marido, con el hijo, el ser Juana de América... para mí es como una rockstar, estaría bueno darle ese giro", comentó por su parte De Nevares.
La idea, según adelantó Carnevale, es que la película recoja esa complejidad del personaje, con sus luces y sombras. "La vamos a contar como la grande que fue. Yo no soy prejuicioso con los personajes, les tengo mucha compasión y mucha piedad, porque cada uno vive como puede, no como quiere. ¡Ojalá uno pudiera elegir todo! Y Juana vivió como pudo, en una época muy distinta a esta, muy difícil, y su escape a la realidad se lo dio la morfina. Y eso lo vamos a contar", concluyó el director.
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