La tensión volvió a instalarse en la casa de Gran Hermano después de que Selva decidiera romper el silencio y reclamar públicamente el robo de una figura religiosa muy importante para ella: su “virgencita”. Cansada del silencio y de lo que consideró una falta de respeto, la participante encaró a sus compañeros en la cocina y los instó a decir la verdad.
“¿Qué opinan de que no me devuelvan la virgencita? Pregunto por la amistad de ustedes con La Tana”, lanzó en tono serio, dirigiéndose directamente a Tato y Luz, en busca de una respuesta.
Lejos de tratarse de un simple objeto, Selva explicó el valor simbólico y emocional que la imagen tenía para ella. “Hay cosas con las que no se juega. Festejar esas cosas no está bueno. Me llamó la atención de vos, Santiago”, le reprochó a su compañero, visiblemente dolida.
Mientras tanto, Katia "La Tana" Fenocchio, señalada como la principal sospechosa del episodio, eligió hacer su propio descargo en el streaming del reality. Allí, se sinceró con Santiago “Tato” Algorta y habló del malestar acumulado durante su estadía en el programa.
“Me han humillado, marginado, bardeado. Pasé cosas duras acá. Me perdoné a mí misma, me reencontré conmigo incluso después de lo de mi prima”, compartió, en una charla cargada de emociones.
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