Contenido creado por Florencia Bengoa
Pantallazo
Desde el corazón

A un mes de ser mamá, Anahí Lange compartió un fuerte relato de su segundo embarazo

La conductora reveló que padeció síndrome antifosfolipídico, que eso llevó a hacer un tratamiento con inyecciones durante todo el embarazo.

07.02.2025 13:43

Lectura: 3'

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A principios de enero de 2025, Anahí Lange y Sebastian Rebollo recibieron la llegada de Bruna, su segunda hija. Luego de un mes de ser madre, la comunicadora compartió el fuerte relato que vivió en su segundo embarazo. 

“2024: el año en el que sentí más miedo. Recuerdo haber pensado en que tenía que fortalecer el suelo pélvico urgente, porque aún haciendo fuerza de contracción el pis seguía saliendo. Me toque la pierna por reflejo cuando siento un olor particular, que no era a pis, era como a hineclorite... a eso dicen que huele el líquido amniótico. Corrí al baño para confirmar lo que más temía: no era pis, con mis 15 semanas de embarazo estaba perdiendo sangre”, comenzó.

“Siempre sostuve que no hay fortaleza mayor que aquella de quienes atraviesan un duelo gestacional o perinatal, o de un hijo en general ¿existirá dolor más grande?¿Cómo puede superarse eso? Y ahí estaba yo, enfrentándome a la posibilidad real de un mi bebé dejara de existir, que muriera. Poco a poco mi cerebro se hacía esa idea.Pero no me animaba a despedirlo.La ecografía nos dió la noticia que hizo que el aire volviera al cuerpo, era un hematoma en el útero, pero el bebé estaba bien. En principio dos semanas de reposo parcial”, sostuvo.

La panelista de Algo contigo contó que tuvo que darse inyecciones en todo el embarazo por que tenía síndrome antifosfolipídico, “una enfermedad auto inmune que podía generar coágulos en la placenta, y eso podía llegar a tener consecuencias muy graves, con un tratamiento que triaba inyección”.

“Mi bebé y yo estábamos bien, los resultados eran claros y tenían un tratamientoto talmente efectivo. Eran todas buenas noticias, pero yo no podia dejar de pensar en mi propio cuerpo atacando la placenta,¿cómo podía pasar eso? Estaba furiosa con mi organismo, enojadacon mi propio cuerpo, en un loop de negatividad del que no podía salir, pensé en cada cosa espantosa, pensamientos intrusivos constantes.Me decían que era algo tan común, todos tenían conocidas que habían pasado por esto, me contaban de casos que no hubo diagnóstico y terminó pasando lo peor. Escuchaba, entendía, pero el loop seguía: mi propio sistema auto inmune haciéndole eso a mi hija. Cada inyección me recordaba”, agregó.

“Ese enojo tan visceral empezaba a desdibujarse, y aún sin respuesta a esas preguntas, cuando volvía al cuerpo afloraba un sentimiento de sorpresa por todo lo que era capaz de aguantar con tal de preservar la gestación. Todo lo que yo era capaz de aguantar: las inyecciones, los controles constantes, las ecografías con los minutos previos llenos de incertidumbre. Y en medio de todo eso le pusimos nombre a nuestra hija, Bruna y creció tanto que empecé a sentir sus movimientos, y cada movimiento era un aluvión de alivio.Y al tiempo me encontré en mi sesión det erapia agradeciéndole a mi cuerpo todo lo que estaba haciendo por nosotras, a mi organismo por no dejar de trabajar en favor a nuestra salud, y a mí por enfrentarme con tantas ganas a mi sombra más oscura, y amigarme con ella. Hace una semana Bruna cumplió un mes yy o me di la última inyección. PUDE”, cerró.



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