En enero último, la siempre volátil situación de la República Democrática del Congo se deterioró radicalmente luego de que el M23, principal grupo armado de la región, retomara hostilidades luego de varios años en aparente calma.
Tal como informáramos, en ese contexto se produjo el ataque a un blindado uruguayo —todavía no reivindicado por nadie— que mató al conductor y lesionó a los demás ocupantes.
Posteriormente, los violentos combates entre los rebeldes y el ejército local en las inmediaciones del aeropuerto de la ciudad de Goma pusieron en aprietos al contingente uruguayo, cuya base está junto a la terminal aérea. En esos días, el fuego cruzado alcanzó la base uruguaya y varios efectivos resultaron heridos.
Finalmente, el M23 se enseñoreó de la ciudad y del aeropuerto, y la situación en el este de Congo continúa siendo incierta.
Todo lo antes descrito hizo que resultara imposible concretar el relevo de las tropas uruguayas, que estaba previsto para febrero y todavía no tiene fecha.
La coordinación del traslado de los militares —tanto de los que regresan como de quienes los suplen— es establecida y costeada por la ONU y coordinada con el Ministerio de Defensa, y todavía no tiene fecha.
Ante ese panorama de incertidumbre, una veintena de militares uruguayos desplegados en Congo decidieron regresar por su cuenta, viaje para el que cada uno debió pagar unos 1.900 dólares.
En diálogo con el noticiero Telenoche, el factor desencadenante de la decisión habría sido la muerte de Julio Álvarez, un cabo del Ejército que había sido herido en una pierna por una bala perdida durante los mencionados combates de fines de enero.
Esta semana, el Ejército Nacional informó que Suárez reportó un malestar estomacal y que, poco después, sufrió un paro cardíaco que culminó en su deceso.
“No aguantaban más”, comentó uno de los allegados, en referencia al contexto de estrés e incertidumbre que se vive por estas fechas entre los militares desplegados en el país africano.
En cuanto al regreso en cuestión, los uniformados fueron autorizados por el Ejército Nacional y por la ONU, pero no recibieron apoyo logístico ni económico.
Tras el deceso de Suárez, la ministra de Defensa, Sandra Lazo, convocó a familiares de soldados a una reunión informativa que se producirá en los próximos días. En ese encuentro, los allegados piensan plantear algunas reivindicaciones, como la fijación de una fecha para el postergado relevo.
En cuanto a los efectivos que ya arribaron a Uruguay, iniciaron el goce de sus 20 días de licencia reglamentaria, pero de momento no accedieron a apoyo psicológico.