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Internacionales

Por The New York Times

Viviendo la #VidaConventual

Antes de ingresar a la Comunidad de San Juan Bautista en 2012, Claudette Monica Powell formaba parte de un dúo de rock acústico y actuó en una compañía de comedia de improvisación en Los Ángeles. Ahora se hace llamar Hermana Monica Clare, canta en el coro de una iglesia en Mendham Township, Nueva Jersey, y publica en TikTok videos prácticos sobre la vida conventual.

19.05.2022 18:38

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2022-05-19T18:38:00-03:00
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Por The New York Times | Anna Furman

Antes de ingresar a la Comunidad de San Juan Bautista en 2012, Claudette Monica Powell formaba parte de un dúo de rock acústico y actuó en una compañía de comedia de improvisación en Los Ángeles. Ahora se hace llamar Hermana Monica Clare, canta en el coro de una iglesia en Mendham Township, Nueva Jersey, y publica en TikTok videos prácticos sobre la vida conventual.

“La mayoría de la gente no tiene idea de que hay monjas episcopales”, dijo. En @nunsenseforthepeople, su cuenta de TikTok, responde preguntas sobre rituales religiosos (“¿Qué pasa con las cenizas?”), publica videos de animales y le enseña a su considerable audiencia valores episcopales como la igualdad de género y la inclusión. (Cuando no está en línea, ha marchado en las protestas de Black Lives Matter y mostró su apoyo a los derechos de las mujeres).

“Sigo diciéndoles a las otras hermanas: ‘¡Conéctate a TikTok!’”, dijo la hermana Monica Clare, quien a los 56 años es la más joven de su comunidad. “‘Si estamos escondidas, nos vamos a extinguir’”. Pero hasta ahora, la visibilidad ha hecho poco para atraer a miembros nuevos. En 2019, el 87 por ciento de las mujeres y hombres cristianos comprometidos con la vida religiosa tenían 60 años o más, según el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown. TikTok, que el año pasado anunció que tenía una base de usuarios global activa de mil millones, podría ser una nueva frontera para la divulgación. “No todas somos ancianas sombrías que leen la Biblia”, dijo la hermana Monica Clare. “No somos solo gente piadosa y estricta. Hay alegría y risas, toda la gama de la experiencia humana. Las mujeres de mi comunidad son muy inteligentes, muy luchadoras. Saben lo que quieren”.

Entre sus aproximadamente 161.000 seguidores hay exmenonitas, policías retirados, tejedores, dueños de gatos, alcohólicos en recuperación, vegetarianos, ateos y mujeres casadas con mujeres. La hermana maneja la cuenta de TikTok personalmente; para Facebook, recibe ayuda de un grupo llamado Geeks for God.

En la década pasada los conventos y monasterios desconfiaban de las redes sociales, dijo la hermana Monica Clare, pero han llegado a verlas como una herramienta potencialmente poderosa para difundir su mensaje. Señaló que, a mediados de la década de 2000, las monjas católicas romanas comenzaron a encontrar una amplia audiencia en YouTube y Myspace. Incluso el papa Francisco ha reconocido que, pese a todas las maneras en que se han utilizado las redes sociales para difundir el odio y fomentar la vanidad, también se pueden usar para evangelizar.

“Se dieron cuenta de que era una excelente manera de desmitificar lo que hacemos”, dijo la hermana Monica Clare.

Al igual que un gerente de mercadotecnia verifica si su campaña es consistente con la identidad general de la marca, la hermana Monica Clare a veces consulta a otros miembros de un comité de comunicaciones anglicano. Hizo hincapié en que son un grupo de consulta, no autoridades sobre lo que puede publicar.

Su orden es mucho más pequeña y menos jerárquica que las Hijas de San Pablo, una orden católica romana que opera en 51 países y tiene su propia editorial. Fundado a principios del siglo XX, el convento crea ingeniosas campañas de mercadotecnia multimedia y lanzó un libro de autoayuda el año pasado, “Millennial Nuns”, con Tiller Press, una editorial de Simon & Schuster.

“Nuestra misión en la Iglesia es llevar a Jesús al mundo utilizando los medios de comunicación más modernos y eficaces”, dijo la hermana Chelsea Bethany Davis, de 30 años, que forma parte de la comunidad y tiene más de 189.000 seguidores en TikTok donde se conoce con el nombre de usuario @srbethanyfsp. “Debido a que somos monjas de los medios, tengo un teléfono. Le envío mensajes de texto a mi mamá, interactúo con mis hermanas a través de Snapchat”.

En un video, cuenta que está teniendo problemas para aprender italiano. Sobre su cabeza, el texto “Go little rockstar” (Adelante pequeña estrella del rock) aparece en letras de burbujas caricaturescas como un mantra de automotivación, una alusión a una letra de un audio viral de la banda de rock Sales que muchos no han entendido del todo. (La canción se llama “Pope Is a Rockstar”).

La hermana Lisa Carol Hezmalhalch (@sisterlisah en TikTok), de 41 años, creció en el área de la Bahía de San Francisco y se mudó en 2021 a Concho, Arizona, para establecer una pequeña granja y una nueva comunidad católica. En sus videos se pueden ver cosas como cocinar (4,5 kilogramos de tomates recién recolectados) e improperios permitidos en el convento (“¡dagnabit! ¡blasfemias!”).

Para hacer un voto de pobreza e ingresar a la mayoría de las comunidades, las hermanas aspirantes deben renunciar a sus posesiones y estar libres de deudas; ella es clara sobre los artículos que vende en eBay como una manera de pagar una deuda de préstamos estudiantiles.

“Hay muchas personas que sienten curiosidad por mundos a los que normalmente no tienen acceso, como el mío”, dijo sobre sus seguidores, en su mayoría no religiosos. “Dejo que la gente tenga acceso directo a mi vida normal y cotidiana”.

Antes de participar en retiros de silencio, recibe pedidos de oración de sus casi 143.000 seguidores. “Aunque sea muy agotador, he orado por cada uno de los comentaristas por nombre”, dijo Hezmalhalch. Todos los días durante la hora santa, oró por 20 y a veces 50 seguidores a la vez, y más de 1000 durante el transcurso del retiro. “A veces no sé su nombre”, dijo. “Es el usuario 16575 que dice: ‘oren por mí’. No tengo idea de quién es esa persona, pero el Señor lo sabe”. Aunque TikTok ha puesto nuevas exigencias al tiempo de las monjas, el llamado de la vida religiosa tiene prioridad. “Oh, chispas”, dijo Hezmalhalch abruptamente durante una entrevista. “Ya me llaman a la oración”. Hermana Monica Clare, de la Comunidad de San Juan Bautista, en Mendham, N. J., 6 de mayo de 2022. (Daniel Dorsa/The New York Times) Hermana Monica Clare, de la Comunidad de San Juan Bautista, en Mendham, N. J., 6 de mayo de 2022. (Daniel Dorsa/The New York Times)