En los tiempos más oscuros de Uruguay, cuando la dictadura cívico-militar estaba en plena vigencia (1973-1985), los uruguayos le dieron -hace ahora 40 años- un fuerte revés a los intereses del Gobierno de facto y, en las urnas, consiguieron proteger su Constitución en un histórico plebiscito.

El recuerdo de aquel 30 de noviembre de 1980, que facilitó que años después el país volviera a la democracia, fue protagonista este martes durante la sesión de la Cámara de Diputados en la que se recordó la importancia de esta votación.

La votación del pueblo uruguayo fue contundente y el "No" ganó con un 57 % de los votos, un hecho que se diferencia al de otros países, ya que, por ejemplo, en Chile la reforma del dictador Augusto Pinochet (1973-1990) ganó con casi 70 % de los votos y no fue hasta 2020 -y tras masivas protestas- cuando las urnas pudieron dar el paso para revocarla.

Este plebiscito, impulsado por el Gobierno militar, buscaba un cambio constitucional para que las Fuerzas Armadas se perpetuaran en el poder, se creaba un Tribunal de control político que sería nombrado por los militares y podría destituir en cualquier instancia al presidente o a los legisladores.

"Fue el comienzo del fin", enfatizó el diputado del Frente Amplio (FA) Daniel Caggiani durante su oratoria en el Parlamento y enfatizó que hoy, 40 años después, este hecho toma un papel "mucho más significativo".

"Es un hito de carácter histórico, se incorpora a los símbolos de identidad nacional", enfatizó el legislador, quien describió esta victoria como "una quijotada" y "una de las gestas cívicas más importantes" del país.

El Gobierno de facto uruguayo hizo todo lo posible para que ganara el "Sí", campañas publicitarias, prohibir actos públicos e incluso organizar un Mundialito, que incluía a todos los campeones del mundo hasta el momento -salvo por Holanda que participó en lugar de Inglaterra- que buscaban fuera el festejo de su victoria.

El miedo del terrorismo de Estado que estaba en plena vigencia se creía que iba a influir en los votantes, que, sin embargo, tenían guardado un fuerte golpe democrático para quienes se creían legítimos en el poder.

La campaña por el "No" la encabezaron los sectores de centro de los movimientos políticos históricos, el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN) -ambos hoy integrados en la coalición de Gobierno que lidera Luis Lacalle Pou-, junto al FA, las organizaciones sociales y la central sindical.

"Nunca en la historia una dictadura organizó una elección y la perdió de esa forma", subrayó Caggiani, quien hizo también un repaso de las dificultades para hacer campaña por el "No".

"Conmemoramos hoy aquella gran jornada cívica en que el pueblo uruguayo pudo por primera vez expresar su voluntad en las urnas y su posición a la dictadura que había conculcado nuestro derechos", subrayó.

Por su parte, el senador del PN Federico Casaretto dijo que una de las razones por las que ingresó a la política fue haber sido testigo del plebiscito de 1980.

"La dictadura se sentía omnipotente y estaba convencida de que iba a consultar al pueblo y le iba a dar un respaldo", resaltó y recordó las amenazas de las autoridades militares, quienes decían que si perdía el "Sí", no iba a haber más elecciones.

"Había miedo, se vivía con miedo. Si será importante la democracia... Y creo que el desafío primordial que tenemos esta generaciones de parlamentarios es cuidarla", concluyó Casaretto.

Entre las cosas que se hicieron para publicitar la votación por el "No" se incluyen estrategias como mover los limpiaparabrisas de los autos en los días que no llovía, hacer reuniones secretas o publicar diarios y afiches clandestinos.

El pueblo uruguayo marcó la cancha y un mes después, durante aquel Mundialito en el que los militares pensaban festejar sus victorias, las tribunas del mítico estadio Centenario se unieron en el grito "se va a acabar... la dictadura militar".

EFE