Contenido creado por Agustin Zabala
Locales

La nave va

Una crónica del primer día de la marihuana legal en las farmacias

“Ustedes se van a hundir con Sendic”, le dijo una vecina a un grupo de jóvenes que esperaban para comprar “uno de cada uno”.

19.07.2017 18:21

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2017-07-19T18:21:00-03:00
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Por Agustín Zabala

Desde 2013, cuando se aprobó la ley 19.172 hasta este 19 de junio del 2017, gran cantidad de uruguayos aguardaron este desenlace: poder adquirir la marihuana en una de las farmacias que se anotaron para vender. La cuestión es fácil: en este primer día en la farmacia Atlántida, en la calle Colonia, hacés una cola de una hora y, cuando te toque ser atendido, pedís "una y una" respondiendo a la pregunta "¿qué vas a llevar?".

"Esto es un gran paso. Vos no sabés, pero llevo años militando y hace algunos nos mataban a palos por fumar", dijo a Montevideo Portal una de las personas que se acercó a la farmacia, después de contar que había llegado temprano, pero al ver la cantidad de personas le dejó su lugar a una amiga, fue a trabajar y regresó cerca de las 14 horas.

La expectativa fue incrementándose durante todo el día, al punto que en la farmacia vendedora en Malvín el producto se agotó cerca del mediodía. "Me recorrí todo Montevideo", comentó un joven, de 30 años, al contar que había paseado por varios de los locales habilitados. "Esperemos que pegue y que sea rico, que valga la pena", agregó.

La farmacia Antártida (una de las más concurridas durante este miércoles) está sobre la calle Colonia, una vía muy transitada durante los horarios laborales de la ciudad; los ojos de los transeúntes se asombraban al ver (a veces desde los ómnibus o desde la misma calle) la cola de una cuadra que esperaba por sus cinco gramos de cogollo: algunos preguntaban y otros sacaban fotos.

"¿Qué está pasando acá?", consultó una señora, mayor de 70 años, que pasaba por ahí. "Hoy empezó la venta de marihuana en las farmacias", respondió uno. El diálogo entre esta señora y el adolescente, que dijo tener 18 años durante la discusión, despertó las risas de los que esperaban y los nervios del chico, que trató de explicarle a su interlocutor por qué fumaba marihuana.

"A ver vos, ¿por qué fumás?", retrucó. "Yo fumo porque a veces, cuando como, saboreo mejor la comida", le respondió y sonreía ante la  señora que le decía que "así" el país se va a la mierda. La discusión siguió algunos minutos y terminó cuando el chico le pidió que subiera a la vereda "porque Colonia es peligrosa para estar en la calle". "Vayan a darle marihuana al bebé en la mamadera o a fumar con Mujica. Ustedes se van a hundir con Sendic", repetía al irse.

"Está todo raro hoy", le dijo el chico a su amigo y, tal vez sin quererlo, explicaba de alguna manera las características de este día. Mientras esperaban, llegó a la farmacia una camioneta que repartía analgésicos y, ante el miedo de que se terminara el producto, varios festejaron y bromearon con que "había llegado el delivery".

Un hombre se aproximó al grito de "ahora sí me toca" y después explicó que había estado desde temprano: cuando le llegó el momento el lector no le reconoció la huella digital. Fue al Correo, se registró nuevamente y regresó.

Entró al local (no hubo problemas porque se colara, porque ya estaba todo arreglado sin hablarlo) y, desde adentro, el lector lo volvió a rechazar. "Hoy no es tu día, flaco. Mejor volvé mañana", le recomendaron.

La cosa funcionaba así: una cola de una hora (sin quejas) y cuando entrás los vendedores te preguntan "qué vas a llevar"; la mayoría de las personas, que ingresaban de a dos a la farmacia pedían "uno y uno", y ahí colocaban el pulgar sobre la alfombra. Esos segundos eran de esperanza por querer ser reconocido o la desazón de no serlo. Dentro del desorden que hubo en este primer día de venta (los propietarios solicitaron más de un lector de huellas por local), todo se realizó bajo calma y si llegabas en busca de otro producto podías pasar sin hacer la larga fila.

Hasta el momento, sólo dieciséis farmacias se inscribieron pero, al parecer de los propios consumidores, "no van a tener otro remedio que anotarse porque les conviene".

El deseo más grande era que el cogollo "pegara". "Dicen que van a aumentar el THC, vamo a ver qué pasa", dijo un hombre al salir de la farmacia y retirarse con la bolsa blanca y azul y mientras otro le aseguraba "que sí pegaba la marihuana del Estado".  

Agustín Zabala/Montevideo Portal

Por Agustín Zabala