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Umpiérrez: el acoso, la falta de empatía de colegas y la actitud “casi mafiosa” de Alonso

La exárbitra repasa su carrera en el fútbol, los obstáculos que tuvo que superar y su venturoso presente.

14.11.2023 11:03

Lectura: 27'

2023-11-14T11:03:00-03:00
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Por César Bianchi

Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti

Claudia Umpiérrez (40) arbitró por primera vez en Primera División en setiembre de 2016, era un Boston River-River Plate. La noche anterior no pudo dormir. Hacía días que se venía hablando de que una mujer arbitraría un partido del Campeonato Uruguayo, y el foco —lo sabía— estaría puesto en ella. Dos jugadores se acercaron a decirle que estuviera tranquila, que ellos colaborarían para que pasara desapercibida.

En junio de 2021 le tocó arbitrar Liverpool-Wanderers. No sabía que ese sería su último partido como árbitra. Poco después sufriría una lesión de gravedad, y el enrarecido clima laboral entre los árbitros (con “grieta” incluida) la terminaría expulsando del referato. Entre ese partido de 2016 y el de 2021, Umpiérrez vivió de todo: le gritaron “tortillera puta”, “andá a lavar los platos” o “te gusta estar entre los machos, eh”. Escuchó en la tribuna cómo a su marido, el también árbitro Gabriel Popovits, le gritaron “cancerígeno de mierda”. Trabajó, se preparó, y en 2015, por su buen desempeño, fue elegida entre las mejores 10 árbitras del mundo.

No se atrevió a compartir la misma botella de agua con otros colegas, porque temió que le hubiesen puesto “algo” en la bebida. Sufrió acoso laboral, la señalaron como responsable de amenazar a otros árbitros, la ignoraron olímpicamente cuando debió internarse por la interrupción de un embarazo —desde el Colegio de Árbitros ni siquiera la llamaron para saber si necesitaba algo, y encima le negaron un escudo internacional que se había ganado— y ya recuperada físicamente, no la convocaron a una pretemporada por una excusa sin mayor asidero. También le dijeron que “calladita” se veía más “buenita”. Y no se calló nada.

Harta de las zancadillas, optó por renunciar a la que creía era su vocación. Hoy analiza jugadas polémicas en Telenoche (canal 4) y trabaja como abogada en el Banco de Seguros del Estado (BSE). Hace solo unos días, Umpiérrez hizo pública una bendita noticia: su hija Naomi tendrá una hermanita. Ella ha sabido de perder y de empatar; de seguro, esta será (una) Victoria.

¿Cuándo empezó a gustarte el fútbol? ¿De niña o un poco más grande?

De niña. Hasta los 8 años vivíamos en Capurro, y mi padre fue entrenador de Fénix y de Bella Vista. Entonces siempre estuvimos en la cancha. En casa somos todos futboleros, y yo siempre acompañaba a mi padre. De adolescente jugué al fútbol en Pan de Azúcar, y como a los 17 en OFI me enteré de un curso para ser árbitra, pero no me pude anotar porque era menor de edad. Cuando me vine a Montevideo, con 18 años, me enteré de un curso que abría AUF y ahí sí, me inscribí. 

Y jugaste al fútbol en tu ciudad natal, Pan de Azúcar. ¿Competiste en algún equipo o solo “chiveabas” con otros niños y niñas?

“Tanto Ernesto Filippi como Carlos Velázquez me ayudaron mucho a trabajar la personalidad, a aprender a convivir con el error y a entender que el insulto y el grito es parte de nuestro oficio, que estamos expuestos”

Competí. Mi abuela tenía un equipo masculino y femenino. Usábamos la camiseta del Racing Matra de París, porque mi tío [Ruben Pico Umpiérrez] en uno de sus viajes había traído un montón de camisetas, entonces usábamos esas. Viajamos al interior y todo, a los campeonatos a beneficio, a Empalme Olmos, Tala, San Carlos.

Y de niña, eras hincha de...

Ahora no digo de quién soy hincha, porque si no, no me creen cuando doy mis opiniones. Pero obviamente cuando sos niña, sos hincha de un cuadro. A mí el arbitraje me hizo perder mucho eso de ser hincha de un equipo. Me quedó solo ser hincha de Uruguay, y hasta por ahí nomás… Por todo lo que me tocó pasar en la AUF fui perdiendo ese fanatismo. Pero me quedó ser hincha de la selección, algo que le transmití a mi hija. Intento no perder ese costado de hincha con la selección.

Venís de una familia futbolera: tu padre jugó al fútbol y luego fue entrenador, tu abuelo materno fue árbitro y sos sobrina del exfutbolista de la selección uruguaya, Ruben Pico Umpiérrez, de gran pasaje por Francia y recordado por su gol a Chile en una final de la selección sub-20 de 1975, en Lima. Supongo que habrás tenido mil charlas de fútbol con él y con tu padre, que también jugó al fútbol. ¿Qué aprendiste de ellos?

Que nadie me iba a regalar nada. El fútbol te da más cosas negativas que positivas, pero lo que pasa es que las positivas son tan importantes (yo llegué a Primera División y es súper importante), pero todo lo que me costó llegar hasta ahí pesó, y pesó mucho. Me enseñaron que nadie me iba a regalar nada, que iba a tener que ser muy disciplinada y muy tesonera si quería conseguir objetivos. Mi padre se lo transmitía a sus jugadores y a mis hermanos. Mi hermano mayor tenía muchas condiciones para el fútbol, pero no le gustaba el sacrificio. Llegaba a casa, dejaba el bolso y le decía a mi madre: “Desarmalo”. Mi padre le decía: “Si vos no te lavás tus zapatos, ¿a dónde querés llegar?”. Y eso es parte de ser disciplinado. Eso lo mamé mucho de mi padre: si querés llegar tenés que trabajar mucho para lograr cosas.

¿Cómo reaccionó tu viejo cuando le dijiste que querías ser árbitra de fútbol, con el machismo que impera en el fútbol, los insultos y demás?

Su primera reacción fue decirme: “Estás loca. No vas a aguantar ni cinco minutos”. Yo como única hija mujer siempre fui pegada con mi padre y lo acompañaba —él dirigió a Maldonado Interior y Canelones del Sur, con mi tío— y yo era hincha fanática, lloraba cuando perdía, me enojaba con los árbitros. Entonces él me decía que no iba a aguantar cuando me empezaran a gritar y decir cosas, porque aparte tengo un carácter fuerte… Pero me fui preparando, porque me gustaba mucho el arbitraje. En mi preparación, tanto Ernesto Filippi como Carlos Velázquez, que eran los profesores de la escuela [de árbitros], me ayudaron mucho a trabajar la personalidad, a aprender a convivir con el error, y a entender que el insulto y el grito es parte de nuestro oficio.

“Yo nunca esperé estar en el ránking de las mejores árbitras del mundo. Lo único necesitaba era que me dieran la oportunidad. Me dio confianza, me dio herramientas para pedir explicaciones de por qué acá no tenía oportunidades”

Fuiste árbitra internacional por primera vez en 2010. Pero recién arbitraste en Primera División en Uruguay el 4 de setiembre de 2016. Doy por sentado que recordás qué partido arbitraste, cómo terminó y a cuántos amonestaste…

Fue Boston River-River Plate, terminó 5 a 1 favor de Boston River, le ganó al River de [Juan Ramón] Carrasco. Federico Rodríguez fue el goleador, hizo dos o tres goles. Cobré un penal, no saqué rojas y fue un partido muy estresante para mí, desde la previa, porque lo venía esperando hacía mucho tiempo. Imaginate que desde enero yo estaba en la categoría y recién en setiembre debuté en el fútbol profesional (ya había debutado en Segunda, en Central Español-Tacuarembó), pero para setiembre estaba todo el mundo pendiente de cuándo me iba a tocar debutar. Me costó dormir la noche anterior. Pero el partido estuvo bien, los jugadores me ayudaron, había varios de experiencia, estaba [Richard] Canguro Porta en River y Federico Rodríguez en Boston, y vinieron a saludarme en la previa y a decirme que estuviera tranquila, que ellos me iban a dar una mano. Eso dura nada, porque empieza el partido y cada uno juega lo suyo. Pero fue un lindo gesto.

¿Qué fue lo peor que te ha tocado escuchar en una cancha, dirigido a vos?

Lo peor no fue dirigido a mí, sino a Gabriel [Popovits, su esposo]. Yo todavía no estaba arbitrando en Primera y lo fui a ver a él. Le gritaron: “Cancerígeno de mierda”. Él no tuvo cáncer, capaz que lo vieron flaco y muy blanco y le dijeron eso. Pero fue una agresión tremenda… Yo he tenido familiares con cáncer, y es una enfermedad tristísima, como otras. No entendí cómo alguien podía gritar algo tan bajo y tan hiriente, además. Podía herir incluso a la persona que estuviera sentada a su lado. 

Y dichas a mí… no recuerdo algo que me haya quedado grabado, como hiriente. Pero sí hay cosas que se repiten: “Tortillera”, “andá a lavar los platos”, esa es la típica. Salís a la cancha y “tortillera p…a”. O la expresión: “Te gustar estar entre los machos”, eso lo escuché en muchos partidos. Y demuestra el machismo de los que creen que una está en la cancha por los hombres. Es muy triste.

Te tocó arbitrar en la Copa del Mundo Femenina sub-17 y sub-20, la Libertadores Femenina, Sudamericanos juveniles, hasta que fuiste afianzándote en Uruguay. En enero de 2016 fuiste distinguida por la IFFHS como una de las 10 mejores árbitras del mundo. ¿Qué significó eso para vos? ¿Fue la señal que esperabas para saber que el arbitraje era lo tuyo?

Esas son cosas que una nunca se espera. Yo nunca esperé estar en el ránking de las mejores árbitras del mundo. Fue como una inyección de motivación: lo que yo estaba haciendo a nivel internacional me estaba potenciando mucho para aplicarlo a nivel local. Lo único necesitaba era que me dieran la oportunidad. Eso me demostraba que tenía mucho para dar, y me daba confianza. Me dio herramientas para poder pedir explicaciones de por qué acá no tenía oportunidades.

En junio de 2021 arbitraste Liverpool-Wanderers sin saber que sería tu último partido. Luego te lesionaste (te rompiste ligamentos cruzados y meniscos), y ya no volviste a arbitrar. ¿Cómo era el ambiente entre los árbitros, en ese entonces? ¿Sentías que había dos bandos de colegas que competían por poder?

A esa altura ya estaba muy marcado. Esa grieta ya venía desde 2019, de ahí que hubo líos en la elección [de Audaf] y después hay otra elección en la que yo me postulé. Se notaba mucho en el vestuario, dependía de con quién ibas a un partido, de repente éramos un par del grupo que yo lideraba, no era lo mismo a que estuviera yo sola arbitrando con colegas del grupo de árbitros que no eran de mi afinidad. Se notaba mucho la tensión, en ese caso.

¿Quiénes lideraban esos bandos?

De un lado siempre lo lideró Marcelo De León, que es el actual director del departamento de Arbitraje, y en su momento fue el presidente del gremio [Audaf]. Después estuvo fuera, y después estuvo trabajando en la AUF cuando se implementó el VAR. Pero él siempre fue el líder y puso a Yimmy Álvarez de cabeza de lista. Yo se lo dije a Yimmy: que era un poco el títere… y sigue siendo el títere de Marcelo. Y del otro lado nos costó mucho. En su momento estuvo Christian Ferreyra con Daniel Fedorzuk, antes también estuvo Mauricio Espinosa, y después conmigo estaba Óscar Rojas. Y los internacionales estaban como en el medio, no decían a quién apoyaban, no se manifestaban. Ellos, en la fase final del 2021, no sabíamos a quién apoyaban realmente: a mí me decían que estaban conmigo, a Yimmy le decían que estaban con él, pero no votaron en la elección porque con el tema del covid se quedaban en el exterior al ir a arbitrar afuera. Esa diferencia de seis votos creo que pudo haber cambiado muchísimo el nivel arbitral actual. 

“Yo tenía que interrumpir mi embarazo y ese día entregaban los escudos internacionales. Les mandé un mail horas antes de internarme diciendo si le podían entregar el escudo a una compañera, y me dijeron que no, que tenía que ir yo personalmente. Fue una falta de humanidad...”

Enero de 2023: comunicaste que te retirabas del arbitraje, tras haberte recuperado de una lesión de ligamentos cruzados y no haber sido convocada para una pretemporada, como sí lo fueron el resto de los árbitros. Dijiste en redes sociales: “En mi vida siempre actué de acuerdo a mis principios, valores e ideales de justicia… Lamentablemente, luego de haberme recuperado de dos cirugías de rodilla, de haber entrenado duro para volver y retirarme en la cancha, nuevamente me han demostrado que no están dadas las condiciones para ello, que simplemente no me quieren ahí”. Y afirmaste que no te sentías respetada como profesional ni como persona. “He dejado de sentirme parte de este colectivo”, sostuviste en ese momento. Explicame con tus palabras qué sucedió para que tomaras esa decisión.

Mirá, a mí recuperarme de la lesión me llevó mucho más de lo que yo pensaba. Yo me rompí ligamentos cruzados y meniscos, me operaron y después volví a operarme de meniscos, porque no había quedado bien. En todo ese período yo no recibí ni un llamado del Colegio. Solo hablaba con el médico, cuando yo le enviaba las certificaciones. Lo cubrió el BSE porque se consideraba un accidente de trabajo, porque estaba en un entrenamiento oficial cuando me lastimé. Yo nunca recibí ni un mensaje de texto, nunca sentí el respaldo [del Colegio de Árbitros], ni siquiera me llamaron por obligación, para cumplir. Ni siquiera eso. Ni siquiera porque soy tu subordinada. “¿Cómo estás? ¿Necesitás algo?” Nada, ni por cumplir. No lo esperaba tampoco. Pero bueno, ni siquiera por quedar bien. 

Siempre me sentí afuera, sola, encargándome de todo de mi bolsillo, cuando tuve que pagar para hacer rehabilitación fuera del BSE en su momento. Había un grupo que estaba siempre, había otro grupo donde intentaban no escribirme, porque si se enteraban de que me habían escrito, los podían “marcar”, entonces fue ahí que empecé a decir: “Esto no va a mejorar más”. Estando afuera sentí que me había desintoxicado de un montón de cosas. Había compañeros que estaban esperando que Claudia volviera, para dar pelea, a ver si se podían mejorar algunas cosas que no cambiaban. Y ahí empecé a sentir que ya no valía la pena [volver].

Durante ese proceso, yo perdí un embarazo. Te cuento algo: yo estaba internada, tenía que interrumpir el embarazo porque la bebé tenía una trisomía, y ese día entregaban los escudos internacionales. Era febrero de 2021. Como ese día entregaban los escudos, yo les mandé un mail horas antes de internarme diciendo si le podían entregar el escudo a una compañera mía, y me dijeron que no, que tenía que ir yo personalmente. Fue una falta de humanidad, de empatía, una falta de respeto… porque ellos sabían que yo me iba a internar para interrumpir un embarazo. 

¿Estás segura de que lo sabían?

Sabían, porque el Dr. Suaya [Ignacio Suaya es el médico a cargo de la sanidad en el Colegio de Árbitros] estaba al tanto de todo. Yo le mandé mi certificado, en su momento, diciéndole que no me reintegraba porque estaba embarazada. Cuando tuve el problema le escribí y le dije: “Mirá, me pasó esto, tengo que interrumpir el embarazo”. Ahí me interno. Su hermano (que trabaja en el Casmu) estaba al tanto, hasta coordinó todo lo de la interrupción, así que estaban al tanto de todos los detalles. Entonces, que me respondan algo así me pareció de una bajeza tremenda… Ahí me di cuenta, con lo que estaba viviendo, que en la vida hay cosas mucho más importantes. Esa pérdida fue un dolor muy fuerte para mi familia. 

Y después no te convocaron a una pretemporada…

Sí, yo ahí ya había salido de esa situación. Físicamente ya estaba bien. 

¿Y qué te argumentaron para no convocarte?

Que estaba sin ficha médica. Era obvio que iba a estar sin ficha médica, porque para tener la ficha médica necesitaba la ergometría (trotar o correr) y no me la autorizaban porque estaba reforzando la rodilla. No podía hacer un esfuerzo tan grande. Pero tampoco fue que me llamaron y me dijeron: “Claudia, ¿por qué estás sin ficha médica?”. No les importó. Yo ya tenía aptitud física deportiva, porque tenía el carné de salud, lo tenía vigente. La ficha médica de la Secretaría [Nacional de Deporte, SND] no la tenía, pero yo ya estaba entrenando en un club. ¿Me dejaban entrenar en un club y ellos no me dejaban en una capacitación? Era ilógico. Para la clase teórica, ¿necesitás que tenga la ficha médica? Para el VAR, ¿necesitabas que entrenara? Perfectamente me podían haber convocado. 

“Seneme me dijo: ‘Tu presidente te bajó del curso VAR’. Pensé en el presidente del gremio. Me dijo: ‘No, no, el presidente de la AUF’. Ahí sentí un frío por la espalda. ¿En serio el presidente de la AUF se mete en una situación política interna y me hace bajar de este curso?”

Un compañero de trabajo tuyo me dijo: “Fue acosada por el poder y perseguida por el establishment del fútbol”. ¿Lo sentís así?

Sí. Lo sentí en 2019 cuando fui a Paraguay, al curso VAR. A mí me bajaron del curso VAR, Ignacio Alonso [presidente de la AUF] me bajó del curso VAR. A mí me avisó Wilson Seneme, el jefe del departamento de la Comisión de Arbitraje de Conmebol. Tengo los mensajes en el Whatsapp. Si ahora Alonso viniera a decirme que es mentira, yo le puedo mostrar los mensajes. Los que tengo con él, los que tengo con Andrea Lanfranco [integrante del comité ejecutivo de la AUF], y los que tengo con Seneme. Él me había visto en el Mundial masculino sub-17 en Brasil y ahí me preguntó si yo me iba a retirar. A mí me había ido muy bien arbitrando en el Mundial femenino de Francia, incluso estuve en la final.

Ya estaba ese rumor de que las mujeres quizás podían arbitrar en el Mundial de Catar 2022. Entonces, empecé a pensar en la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos o al Mundial de Catar. Le dije que no me iba a retirar, entonces me dijo: “Bueno, genial, porque te voy a convocar para el curso VAR que será a fin de año”. Era diciembre de 2019: yo viajaba un viernes a Paraguay y el miércoles me llega un mensaje de Seneme: “Claudia, tengo que hablar contigo. Tu presidente te bajó del curso VAR. Si no me llega una contraorden, te tengo que sacar de la convocatoria”. Cuando me dijo “tu presidente” pensé en el presidente del gremio, que era Marcelo De León. Lo llamé a Seneme, y ahí me dijo: “No, no, el presidente de la AUF”. Te juro que sentí un frío por la espalda de solo sentir eso. ¿En serio el presidente de la AUF se mete en una situación política interna gremial y me hace bajar de este curso? Yo había escuchado cosas de antes (el Mundial de Corea, de Jorge Larrionda en su momento), pero nunca lo había vivido en carne propia. Y me generó una sensación de impotencia, de frustración y de injusticia. “Deme un ratito que ya lo llamo”, le dije a Seneme.

Yo estaba trabajando en el BSE. Me fui corriendo desde el BSE, en avenida Libertador y Mercedes, a la AUF en Guayabos (llegué toda sudada, desprolija), y estaba lleno de periodistas abajo, porque había problemas con la fijación de la fecha. Llamé llorando a mi marido y le dije que estaba yendo para la AUF. Me dijo: “No hagas nada de lo que te puedas arrepentir”. “No, no, voy a pedir explicaciones”, le dije. Me hice un moño en el pelo y arranqué para la AUF. Subí las escaleras y fui derecho a golpear la puerta de secretaría. Les dije que quería que me recibiera Ignacio Alonso. Me recibieron [Gastón] Tealdi, Andrea Lanfranco y otra persona que estaba ahí; me separaron en una salita… Yo a los gritos pelados diciendo que no me iba a ir hasta que no me recibiera el presidente de la AUF. Me terminó recibiendo con todo el ejecutivo a pleno.

¿Y qué te dijo?

Me dijo que ese no había sido el alcance de sus dichos, pero que yo había hecho declaraciones públicas que habían dañado la imagen institucional de la AUF. Yo había dicho que Marcelo De León no podía ser policía y ladrón, que él tenía que decidir: o estaba con el gremio o trabajaba con la AUF. O estás de nuestro lado, defendiendo los intereses del gremio, o estás con la AUF. Y eso los desestabilizó, porque en las redes lo mataron. Era política interna del gremio. Le dije a Alonso que me había decepcionado, porque hasta ese momento yo creía que él, siendo un tipo joven, venía a aportar cosas buenas. Todos sabíamos lo que había pasado antes en Conmebol, la cantidad de dirigentes que fueron en cana. Entonces, le dije que me había decepcionado por defender a De León, con su incapacidad. Yo se lo dije a él mismo, que estaba ahí por apoyo político, no por su capacidad o su trayectoria. 

Le dije: “Si vos lo querés defender, está bien, pero no mates a los demás. Este es mi trabajo. Yo quiero hacer el curso VAR para capacitarme en el uso de la herramienta”. Cuando quiso negarlo, le mostré los mensajes en el celular, y le dije: “Si no arreglás esto, yo bajo ahora que están todos los periodistas abajo y doy una conferencia de prensa contando que me bajaste del curso”. Me dijo que esperara, que tenía que solucionar un tema con la fijación de una fecha, que me fuera tranquila, que él lo iba a solucionar. Entonces le dije que de ahí no me iba sin una respuesta. Salió, hizo una llamada y después vino. Me pidió que plantara la bandera de la paz, que no quería seguir teniendo problemas en materia arbitral. Yo ese fin de semana arbitraba Peñarol-Cerro Largo en el Campeón del Siglo, me habían dado ese partido porque Esteban Ostojich se iba a Arabia. Le dije: “Yo no voy a ir. No me voy a bajar tampoco. Pero va a estar por empezar el partido y yo me voy a quedar en casa mirando cómo no tienen árbitro”. Le dije que no estaban dadas las condiciones para arbitrar. Hizo ese llamado, y me dijo que estaba todo solucionado. A los 10 minutos recibí un mensaje del exterior donde me decían que ya se había arreglado la situación y podía ir al curso. 

Fui a Paraguay, y allá me dijeron que bajara mi perfil, que no tuviera un perfil mediático, que no peleara tanto políticamente. Yo se lo dije a él [Alonso]: son mensajes cuasi mafiosos. Si me decís que ese “no fue el alcance” de tus dichos, me estás reconociendo que vos me bajaste de un curso de arbitraje. Yo vengo, pateo la puerta, me siento a hablar con todo el ejecutivo sin conocer a nadie, vos hacés una llamada y después de eso sí puedo ir a hacer el curso. “Es casi mafioso”, le dije. “Levanto el teléfono y hago lo que quiero con la carrera de un árbitro.”

¿En algún momento viviste alguna situación de acoso por parte de algún colega o dirigente del fútbol?

Sí, cuando las elecciones [en Audaf], sí. Hubo compañeros que me decían que en el vestuario otros compañeros andaban diciendo que “si ellos se acercaban a mí, iban a caer conmigo”. Una vez Marcelo De León vino a decirme que habían puesto una amenaza en los autos del Colegio de Árbitros con mi cara, una amenaza a los miembros del Colegio. Yo le dije: “¿A vos te parece que si yo quisiera amenazar a los miembros del Colegio, voy a poner una foto con mi cara? Decime que mandé a mi hija también, a poner esas amenazas en los autos”. Estaban buscando que yo me bajara de la candidatura, a como diera lugar. Con esa situación yo llamé a Robert Peña, de seguridad de la AUF, y le pregunté si alguien había hecho una denuncia, porque si yo hice una amenaza, supuestamente, alguien debió haber hecho una denuncia en la AUF. Era todo un circo. Querían asustarme a mí y a los que estaban conmigo.

“Siempre fui muy consciente sobre el lado de la vida en el que quiero estar… ese lado hoy no coincide con el de las actuales autoridades de la AUF y el Colegio de Árbitros”, sostuviste en el anuncio de tu retiro, con 40 años y tras 20 de carrera. ¿Cuál era ese lado en el que no querías estar? ¿Hablás de corrupción?

No sé si es corrupción en su definición completa, pero tiene algo de eso. Tiene eso de que si no estás de acuerdo con las autoridades, con el sistema, y no actuás como ellos quieren, no crecés dentro del sistema. Es así. Si vos decís: “No hagas declaraciones públicas distintas a lo que yo estoy defendiendo, porque me perjudican”, estás coartando mi libertad de expresión. Entonces, que vos intentes que yo me calle, o digan: “Calladita te ves más buenita”. Yo no estoy dispuesta a estar “calladita”. 

¿Quién te dijo eso?

Alguien dentro del Colegio [de Árbitros], las autoridades del Colegio. Que mi problema era que hablaba mucho, que no era políticamente correcta. 

“El problema del fútbol es el poder y el dinero que se mueven”. ¿Qué es lo peor del ambiente del fútbol?

La obsesión por el poder y por demostrar que tienen el poder. El querer permanecer en ese lugar por mucho tiempo y sea como sea. En el Colegio de Árbitros te das cuenta: los que están en el Colegio no se quieren ir. ¿Por qué no se quieren ir? Porque es un trabajo cómodo. Porque ganan 40.000 o 50.000 pesos por estar ahí haciendo designaciones, por hacer una charla cada mes y una clase teórica. Porque viajan y les pagan 800 o 1.000 dólares por ser asesores en partidos internacionales. Los que están de asesores ganan un día lo mismo que vos y yo haciendo ocho horas. ¿Y por qué quieren estar ahí? Por el poder, por sentir que tienen las carreras de los árbitros en sus manos, y también por el dinero que ganan por ir dos o tres horas.

En 2022 te sumaste a Canal 4 para analizar jugadas polémicas y arbitrajes durante el Mundial de Catar. ¿Te gustó la tele? ¿Veías que se podía abrir una oportunidad laboral?

La experiencia del Mundial estuvo muy buena. La conducción era de Federico Paz. Trabajé muy bien con él. Me dieron un espacio en las previas, en las jugadas, y yo con la producción elegía qué jugadas convenía mostrar, cuáles eran más didácticas, y eso me gustó. También tenía la libertad de dar mi opinión. 

Y en febrero de 2023 ya te sumaste a Telenoche, a la sección deportiva, para analizar arbitrajes. ¿Tuviste algún dilema con cuestionar o criticar a tus colegas, algunos amigos tuyos?

Yo aclaré que iba a criticar, pero que también quería destacar cuando los árbitros acertaban en decisiones polémicas. Yo no iba a ir a “matar” a mis compañeros, porque para mí no era una revancha eso. Muchos compañeros lo pensaron. Me hicieron saber que se rumoreaba que yo había encontrado un lugar para vengarme. Hoy lo reconocen: ven que yo no voy a vengarme, sino que desde el punto de vista didáctico voy a aclarar situaciones. Y a veces son grises y yo doy mi opinión, pero ahí dejo claro que es una situación discutible.

“Una vez Marcelo De León vino a decirme que habían puesto una amenaza en los autos del Colegio de Árbitros con mi cara. Yo le dije: ‘¿A vos te parece que si yo quisiera amenazar a los miembros del Colegio, voy a poner una foto con mi cara? Decime que mandé a mi hija también’”

Las jugadas que analizo las trabajo hablando con otros árbitros, de acá y del exterior. Estoy en muchos grupos [de WhatsApp] y les consulto su opinión. Le escribo, por ejemplo, a Stéphanie Frappart, la árbitra francesa, que para mí hoy es la mejor árbitra del mundo. Que yo hable con ella, me dé su opinión sobre una jugada y yo coincida con ella, me da tranquilidad. O sea… no es Marcelo De León.

¿Se arbitra mal en Uruguay? ¿Creés que hay un bajo nivel del arbitraje uruguayo en la actualidad?

El nivel del arbitraje es bajísimo, es alarmante. Yo creo que es de los peores momentos. Pero no es culpa de los árbitros, es culpa de los criterios que reciben y de no tener un líder referente en la comisión de árbitros que unifique criterios, que respalde a los árbitros. 

A veces vemos que una misma mano en el área es penal en un partido y en otro no.

Eso es falta de trabajo. Yo me he enterado de que hay una reunión para analizar manos, y salen de ahí sin entender cuál es el criterio. Porque la charla termina: “Para nosotros esto es mano”. Pero no hay discusión. Vos no podés imponer, hay que discutir. Muchas veces somos 50 árbitros, y estamos 25 a 25. Entonces no es: “esto es mano”. Ahí tenés que buscar elementos para decir qué es más mano, o menos mano. Si vos tenés argumentos y los árbitros te creen, vos los podés convencer para que trabajen de determinada manera. Vos los ves hoy y los árbitros están desganados. El otro día vi un partido, y un árbitro fue corriendo a ver el VAR, después paró, hizo una seña… fue desprolijo, fuera de protocolo. Mandan reanudar, y después paran y dicen que no porque todavía están chequeando. Eso hace que se pierda credibilidad. 

Si cambiaran las autoridades del Colegio de Árbitros, cambiara el presidente de la AUF y te convocaran para volver a arbitrar profesionalmente, ¿lo harías? ¿Te permitirías una revancha?

No, ya es una etapa cerrada. Extraño estar dentro de la cancha, sí, pero no todo el entorno, los tejes y manejes políticos de designaciones. Es una etapa que cerré, ya hice un balance de mi carrera y considero que fue positivo. Considero que sin conocer a nadie y sin pedir favores conseguí un montón de cosas. Pero no volvería a arbitrar. Yo puedo caminar por la calle y cruzarme con Ignacio Alonso, Marcelo De León, y puedo mirarlos a los ojos.

Hace un par de semanas anunciaste que estás embarazada nuevamente. La noticia llegó tras un tratamiento de reproducción asistida que con tu pareja comenzaron en julio. Tendrás otra niña. ¿Cómo vivís este momento de tu vida?

Estamos muy felices. Creo que me agarra en un gran momento. Nos tocó mucho superar la pérdida de ese embarazo que te conté. Le habíamos comentado a Naomi, nuestra hija, que iba a tener una hermanita; entonces después, darle la mala noticia fue duro para ella. Para nosotros también lo fue, pero somos adultos, y los duelos lo vivimos de otra manera. Después de que perdimos ese embarazo, yo me hice estudios y me dio que tenía la reserva ovárica muy baja, entonces era poco probable que volviera a quedar embarazada naturalmente. Tuvimos el dilema de si meternos o no con el tratamiento. Al final, lo hicimos. Y fue un subibaja de emociones, hasta tener la noticia del positivo. Hicimos estudios para saber si la beba estaba bien y dieron bien. Entonces, ahí sí le dijimos a Naomi, y ella está muy contenta. Nos agarra maduros. Yo ya no tengo el fútbol, que hacía que yo viajara mucho… Yo me perdí mucha cosa de la infancia de Naomi por culpa de los viajes con el fútbol. 

¿Sos feliz?

Muy feliz.

Por César Bianchi