La administración de Donald Trump anunció otorgará un préstamo de 1.000 millones de dólares a Constellation Energy para reactivar el reactor nuclear de Three Mile Island, en Pensilvania. Se trata de un paso audaz hacia el renacimiento de la energía nuclear en EE. UU., impulsado por la creciente demanda energética de empresas tecnológicas.

El reactor que volverá a operar es la Unidad 1, cerrada en 2019 por su baja rentabilidad frente al gas natural barato. No debe confundirse con la Unidad 2, que sufrió una famosa fusión parcial en 1979, convirtiéndose en el peor accidente nuclear en la historia del país.

Constellation anunció el año pasado que reactivaría la planta gracias a un acuerdo exclusivo con Microsoft, que se comprometió a comprar toda la electricidad generada —unos 835 megavatios— durante los próximos 20 años. Se estima que el proyecto costará USD 1.600 millones y estará listo en 2028.

Aunque los términos del acuerdo entre ambas compañías no fueron divulgados, analistas de Jefferies calculan que Microsoft pagaría entre USD 110 y 115 por megavatio-hora, un precio superior al de las energías renovables (como solar, eólica y geotérmica), incluso considerando el uso de baterías.

Big Tech apuesta a lo nuclear

Este movimiento no es aislado. El aumento vertiginoso del consumo energético en centros de datos e inteligencia artificial ha empujado a las tecnológicas a buscar fuentes confiables y limpias de electricidad. Meta, por ejemplo, firmó recientemente un acuerdo con Constellation para adquirir energía nuclear de una planta en Illinois de 1,1 gigavatios.

El préstamo a Constellation se canaliza a través de la Oficina de Programas de Préstamos (LPO) del Departamento de Energía, creada en 2005 para impulsar tecnologías de energía limpia. A pesar del caso controvertido de Solyndra —empresa solar que quebró tras recibir financiación del mismo programa—, la LPO ha tenido una tasa de impago del 3,3 % y respaldó historias de éxito como Tesla, que devolvió su préstamo de USD 465 millones en 2013.

Un programa con nuevo nombre, pero mismo objetivo

El fondo para este préstamo proviene del Programa de Reinversión en Infraestructura Energética, creado bajo la Ley de Reducción de la Inflación durante la presidencia de Joe Biden. Aunque la administración Trump ha rebautizado el programa como “Programa de Financiamiento para el Dominio Energético”, su propósito original —rehabilitar infraestructura energética contaminante con fines de descarbonización— permanece intacto.

No obstante, el Departamento de Energía cometió un error en su comunicado oficial, atribuyendo la creación del fondo a la inexistente Ley de Reducción de Impuestos para Familias Trabajadoras, cuando en realidad fue autorizada por la Ley Única y Amplia.