Trump acusa a Putin de "jugar con fuego" tras nuevos ataques en Ucrania

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó este martes su crítica más dura hasta ahora contra el mandatario ruso Vladimir Putin, al acusarlo de estar “jugando con fuego” tras el recrudecimiento de los ataques rusos sobre Ucrania, que el fin de semana incluyeron un bombardeo récord de drones con un saldo de al menos 13 muertos.

La reacción marca un giro evidente en la retórica de Trump hacia su homólogo ruso, con quien anteriormente se había mostrado cauteloso e incluso elogioso. El magnate republicano fue más allá y calificó a Putin de “completamente loco” en una publicación en su red social Truth Social.

“Lo que Vladimir Putin no comprende es que, si no fuera por mí, ya habrían ocurrido muchas cosas realmente malas a Rusia, y quiero decir MUY MALAS. ¡Está jugando con fuego!”, escribió Trump este martes.

Frustración y amenazas de sanciones

La creciente tensión entre ambos líderes se produce en un momento en que los esfuerzos para un alto el fuego entre Rusia y Ucrania están estancados. Según Trump, Putin habría aceptado hace apenas ocho días, en una llamada telefónica, iniciar conversaciones de paz de forma inmediata, compromiso que Moscú no habría cumplido, según la Casa Blanca.

El domingo, Trump fue aún más explícito ante la prensa: dijo estar evaluando un endurecimiento de las sanciones contra Moscú. Aunque no detalló medidas concretas, la amenaza implica una posible escalada diplomática en un momento de máxima volatilidad militar.

Moscú responde y culpa a Kiev

Desde el Kremlin, la reacción no se hizo esperar. Rusia defendió sus recientes bombardeos como una “respuesta” a los ataques ucranianos contra civiles rusos, acusando a Kiev de querer “perturbar” los esfuerzos de paz. Moscú sostiene que los drones ucranianos han incrementado sus acciones sobre ciudades fronterizas y que su ofensiva es una represalia “legítima”.

Cambio de tono y repercusiones geopolíticas

Las nuevas declaraciones de Trump contrastan con su historial de ambigüedad hacia Putin, incluso durante su primer mandato (2017–2021), cuando evitó criticarlo públicamente en varias ocasiones, generando críticas internas e internacionales.

Este viraje podría tener múltiples lecturas: un intento de marcar distancia ante un conflicto prolongado, un gesto dirigido a los aliados europeos que presionan por una línea más dura contra Moscú, o una estrategia electoral interna frente a crecientes cuestionamientos sobre su política exterior.

Con información de AFP