Contenido creado por Marina Santini
Policiales

Se hizo justicia

Testimonio de una mujer que vivía con uno de los asesinos de Novo fue clave en el caso

Uno de los dos autores del crimen, ahora procesado, se había quemado las yemas de los dedos para borrar las huellas dactilares.

02.05.2019 17:53

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2019-05-02T17:53:00-03:00
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El 14 de enero de 2009, pasado el mediodía, Alejandro Novo, de 30 años de edad, realizaba el recorrido habitual en el reparto de pollos de la empresa familiar. Al llegar al kilómetro 23 de la Ruta 8, en el barrio Barros Blancos, se detuvo a dejar los pollos en un almacén.

Cuando estacionó, paró detrás un auto Fiat color verde, donde se desplazaban tres personas que minutos después lo intentaron rapiñar. Uno de ellos bajó e ingresó al comercio donde estaba Novo y pidió galletitas.

Cuando Novo salió del almacén y retomó la marcha, el Fiat lo siguió. Unos metros más adelante debió aminorar la velocidad, probablemente por las lomadas existentes en la zona. En seguida se escuchó que gritaba: "Auxilio, auxilio... Me quieren robar, me quieren robar"; ya que uno de los sujetos que iba en el Fiat se había colgado de la puerta del lado del chofer con un arma, exigiendo la plata de la recaudación, mientras que otro había ingresado a la camioneta por el lado del acompañante con otra arma de fuego, amenazando al repartidor.

Los testigos del lugar escucharon los gritos y dos detonaciones y luego del primer disparo, vieron a uno de los sujetos bajar corriendo con un arma de la puerta del chofer de la camioneta y correr hacia el auto. Luego de la segunda detonación vieron que otro sujeto bajó corriendo del lado del acompañante hacia el auto Fiat verde.

El comerciante bajó de la camioneta de reparto gritando, caminó unos metros y cayó gravemente herido. Fue trasladado e ingresado ya en paro cardiorrespiratorio a Caamepa de Pando, donde falleció a los pocos minutos, a raíz de las heridas de bala recibidas.

El auto en el que se desplazaban los dos autores materiales del homicidio, hoy procesados, había sido hurtado ese día en la esquina de Daniel Muñoz y Martín C. Martínez, en Montevideo, y apareció pocas horas después del homicidio a unas cuadras de la casa de su dueño. El tercer ocupante del vehículo fue asesinado días después de los hechos.

Según consta en el parte de procesamiento, los tres hombres acordaron los hechos, lo premeditaron y sabían el recorrido habitual que realizaba la víctima, y esperaron a aquel 14 de enero de 2009, en que el joven trabajador salió solo a realizar el reparto. Uno de ellos era vecino de la casa de la familia y la pollería y sabía bien cada uno de los movimientos de la familia.

El otro procesado también era conocido de la zona, y otro de los sujetos que, según los testigos, se juntaban a consumir drogas y salir a robar.

Pasado un tiempo, luego que algunos testigos fueron perdiendo el miedo, se presentó una testigo que solicitó declarar en calidad de identidad reservada, quien explicó que cuando sucedió el crimen ella trabajaba y vivía con la familia de uno de los homicidas.

En una ocasión, estando ella en la casa del delincuente, este se reunió con otro de los implicados, alias "eT" (hoy fallecido) y la joven escuchó todo el relato que este le hacía a su amante y amigos acerca del homicidio de Novo, diciendo como él lo había matado intentando sacarle el dinero de la recaudación. En un momento, dijo "cuidado que está esta" -la testigo- pero ella se hizo la dormida con la finalidad de poder oír lo que sucedía sin ser descubierta.

Fue después de un tiempo que se animó a hablar y le contó a la familia del fallecido lo que sabía, declarando en el Juzgado con todos los detalles de lo que escuchó aquella noche. Incluso narró que los amigos le preguntaron a S -uno de los procesados- por qué se había quemado y borrado las huellas dactilares, a lo que este les contó que fue para que no se descubriera su vinculación con el hecho.

De hecho, D M S, tiene al día de hoy borradas todas sus huellas dactilares, ya que se quemó las yemas de los dedos a fin de evitar que los rastros levantados por la Policía Científica en la camioneta de Novo.

Por otra parte, el acusado manifestó en su primer declaración que el día del homicidio estuvo en el camping de 25 de Agosto con su mujer y vecinos, pero se probó que su coartada era falsa porque los testigos con los que dijo haber ido negaron la presencia de S el día de los hechos en aquel pueblo, e incluso la de ellos, diciendo que solo iban fines de semana, siendo el homicidio un día de semana.



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