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Política

Ley de Godwin

Sotelo comparó manifestación antisemita del 8M con la “simbología” de la Alemania nazi

El director del Secan habló en un acto convocado por el Comité Central Israelita a ocho años del asesinato de David Fremd.

14.03.2024 21:48

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2024-03-14T21:48:00-03:00
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Montevideo Portal

El presidente del Servicio de Comunicación Nacional (Secan) y director de Televisión Nacional Uruguay, Gerardo Sotelo, dio un discurso en un acto en memoria por David Fremd, comerciante sanducero asesinado por parte de una persona antisemita hace ocho años, convocado por el Comité Central Israelita y organizado por el Nueva Congregación Israelita de Montevideo y la B'nai B'rith Uruguay.

En este contexto, se refirió a los “crímenes inspirados en el odio” cometidos en los últimos años e hizo referencia a lo ocurrido en la marcha por el Día de la Mujer este año en Montevideo.

“El pasado viernes 8 de marzo asistimos, entre atónitos y espantados, a unas manifestaciones groseramente antisemitas protagonizadas por un grupo de jóvenes compatriotas con una simbología y una semántica que nos hizo recordar la Alemania de 1930 y 1940”, expresó Sotelo.

“En medio de estos crímenes inspirados en el odio, es natural que surjan preguntas sobre las posibles motivaciones y que nos despierte un sentimiento de indignación y dolor”, reflexionó.

El exconductor de radio y televisión afirmó que “aunque puede ser difícil comprender las acciones de una persona que comete un acto tan atroz, como el que le costó la vida a David [Fremd], preguntarnos sobre las posibles razones del odio no siempre nos lleva a un lugar confortable, pero nos ayuda a reflexionar sobre cuestiones trascendentes”.

A continuación, planteó varias interrogantes que concluyeron en la pregunta: “¿Cómo contrarrestar estos mensajes tan destructivos?”, y aludió al “complejo universo de las decisiones que adoptamos sobre lo que podemos hacer, lo que debemos hacer y también sobre lo que no debemos hacer”.

“Digamos sin vueltas, para que nadie se confunda, que la convivencia con personas de diferentes creencias y prácticas también tiene un límite que está en la protección de los derechos fundamentales y la seguridad de los miembros de la sociedad”, afirmó.

Para Sotelo, “la alarma ante la proliferación de discursos extremistas que incitan al odio y la violencia obliga a tomar las medidas más rigurosas para combatir la radicalización y el reclutamiento hacia ideologías violentas”.

“Nadie está obligado a convivir con quienes proclaman a los cuatro vientos su intento de exterminarlo”, consideró.

Asimismo, manifestó que “todas las personas, organizaciones, comunidades y Estados tienen el derecho y la obligación de defenderse previniendo, evitando, repeliendo y llegado el caso neutralizando las agresiones que ponen el riesgo la vida y la libertad de las personas”.

Luego, se refirió a “la enseñanza cristiana de poner la otra mejilla frente a las agresiones”, y dijo que esta “no puede ser una excusa para la inacción o la tolerancia frente a la violencia extremista”.

Aludió también a que “esta poderosa enseñanza moral de Jesús” también se encuentra en las religiones judía e islámica.

“Sin embargo, el aprendizaje moral implícito en la misericordia, el perdón y el sacrificio, adquiere su valor verdadero si el agresor está cometiendo un error”, consideró y, de inmediato, sumó: “Es decir, si tiene los mismos valores que las víctimas y solo se está comportando de forma irreflexiva”.

Luego, puso en relieve que “este requisito no está presente en la acción de los extremistas”, ya que estos “atacan a sabiendas de lo que hacen porque persiguen deliberadamente la muerte del otro”.

“Si bien los textos religiosos promueven la misericordia, la compasión y el perdón, también reconocen el derecho a la autodefensa. Es esencial distinguir entre responder con misericordia a un error y defender o defenderse ante una amenaza deliberada a la vida y a la libertad”, sentenció.

Según la visión de Sotelo, “es un error considerar que la sociedad se divide entre delincuentes y ciudadanos honestos”. “Esta división es solo una manifestación superficial de una manifestación más profunda y significativa; el mundo se divide entre personas agradecidas y agraviadas, que proyectan en a la convivencia su autopercepción sobre la realidad”, expuso.

“No puede haber una convivencia duradera y pacífica en una comunidad en la que exista una gran cantidad de personas que se sientan agraviadas”, concluyó.

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