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Judiciales

Primera línea

Soledad Suárez: “Sé que a causas como la de Penadés les tengo que poner el cuerpo”

La abogada está convencida de que Romina Celeste fue víctima del exsenador y afirma que no hace una “calificación moral” de sus defendidos.

20.09.2025 12:45

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2025-09-20T12:45:00-03:00
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Por Cecilia Presa

No es una ideología”. Eso es lo primero que dice Soledad Suárez, magíster en Litigación Estratégica y docente del Consultorio Jurídico de la Universidad de la República, cuando se le pregunta qué es la perspectiva de género. “Corresponde aclarar, dadas algunas posturas que han trascendido en los últimos tiempos”, agrega.

Entonces, procede a dar una definición académica en la que habla de una “herramienta metodológica” que alerta ante “discriminaciones” y “desigualdades” vinculadas con el género, que se pueden dar ante un hecho delictivo que se denuncia e investiga.

Alude también a normativa nacional e internacional y a estudios de la Universidad de Harvard. “Es como un detector y corrector de desigualdades, digamos”, completa.

Enseguida baja a la realidad estos conceptos y admite que “no siempre” sale “satisfecha” de los casos que le toca defender en cuanto a la perspectiva de género de los operadores judiciales. Más adelante da el ejemplo de la defensa que hizo el Consultorio Jurídico a la mujer de 30 años que denunció a tres jóvenes por una presunta violación grupal en el barrio Cordón, en enero del 2022.

El caso tuvo una visibilidad mediática inusitada, que incluyó un polémico allanamiento a la radio Azul FM, luego de que el periodista Ignacio Álvarez difundiera audios privados del momento del encuentro de los cuatro. Finalmente, tras permanecer en prisión preventiva por varios meses, imputados por abuso sexual especialmente agravado, la fiscal Judith Rodríguez definió el archivo de la causa. Y el sobreseimiento quedó firme en setiembre de 2023 tras la revisión y el aval del fiscal Schubert Velázquez.

“Más allá del resultado, el procedimiento exitoso es aquel que no cosifica a la víctima; no la usa, no la descarta, no la maltrata. Este respeto durante todo ese trayecto es tan importante como el resultado. Tener un resultado exitoso y que la hagan pelota en el durante, no me sirve de nada y eso fue el tema con el Cordón”, reflexiona Suárez en diálogo con Montevideo Portal.

En ese caso, plantea que “había elementos para seguir adelante”. “Pero uno prepara a las víctimas desde la hora cero diciendo que son casos muy difíciles, que nos puede ir mal, pero que el objetivo es que no las dañen más de lo que están dañadas. Y, cuando te pasa eso, eso sí te destruye y te hace querer luchar por un sistema mejor, pero también te pone en duda un montón de cuestiones”.

Ante esto, considera que “siempre litigar víctimas adultas es superdifícil”: “Porque estamos superando ciertos prejuicios con relación a las infancias, pero a las mujeres no les creemos”.

“Nos duelen mucho las infancias, y está muy bien que así sea, pero no hay esa reacción con relación a las adultas. Estamos teniendo muchos problemas para que los procesos adultos funcionen, digamos. Y eso pasó con el Cordón”, enfatiza.

No le molesta ser etiquetada mediáticamente como “la abogada de las víctimas” porque, en los hechos, lo es. Lo fue en su momento de Romina Celeste Papasso y lo es de varias otras de las víctimas en el caso contra el exsenador Gustavo Penadés, por abuso y explotación sexual de menores.

Pero sí es crítica de la cobertura que se hace desde los medios de este tipo de casos y ejemplifica con la filtración de conversaciones de Papasso en las que había referencias al dinero que percibió y que percibirían ante una eventual condena al imputado que permanece en prisión preventiva.

“Se filtró que se hablaba de plata con las víctimas y bueno, claro, hablaron de plata, porque recibieron una indemnización de acuerdo con condenas. Se hizo un acuerdo con la persona condenada y yo te diría que capaz que lo que les pagó a todos [en total US$ 10.000] hubiera sido lo que, si no hubiera sido un acuerdo, sería lo que hubiera correspondido pagar solo a uno”, afirma sobre el caso de Diego Cuiñas, uno de los condenados por la “trama” que intentó proteger a Penadés.

“Se pone eso y es una víctima hablando de plata relacionada al caso y ¡Wow!, ¡qué horrible! y no. De hecho, es una víctima que todavía habla en el contexto de una transacción y la expectativa de otra transacción”, afirma, y cuestiona que no se hayan comunicado con ella para tener la versión de la defensa de las víctimas.

Para Suárez, “los relatos que se infirieron” de esos chats, sobre el interés económico detrás, “resultan dañinos para las víctimas”.

El énfasis en la protección de las víctimas es una constante en los dichos de la abogada, quien, planteó una crítica a los juicios que se vuelven mediáticos por no “aparecer con las garantías” y respetar “los derechos de todos los involucrados”.

“Trasladar los debates a lo mediático no parece adecuado. Pero también hacer los juicios de puertas cerradas, ocultando a la sociedad lo que está ocurriendo y quitando la reflexión pública como oportunidad de crecer y de avanzar, me parece incorrecto”, contrasta.

Suárez reconoce que es parte de su actividad como docente el salir a hablar públicamente a modo de “transparencia” y porque “corresponde explicar determinadas cuestiones” en casos que “despiertan interés público”.

Sin embargo, vuelve a las víctimas: “Los ataques que he sufrido yo, no los sufro yo. Los puede sufrir mi familia, que se preocupan por mí, pero particularmente los sufren las víctimas”, dijo y contó que, con el caso Penadés, recibe mensajes a diario de sus defendidos preocupados por distintas noticias.

El retiro del patrocinio legal del Consultorio Jurídico de la Udelar a Romina Celeste, detalla, no se debió a la denuncia falsa que hizo Papasso junto con Paula Díaz contra Yamandú Orsi, sino a que Papasso desacreditaba públicamente la versión de otras víctimas sobre lo sucedido con Penadés.

Sin embargo, y a pesar de que la mujer trans cambió su versión pública sobre el caso, está convencida de que es una de las víctimas del expolítico.

“No tengo más vínculo con ella, pero, de lo que seguí por la prensa, yo no la escuché decir que ella no era víctima. La escuché decir otra serie de cuestiones, pero ella nunca negó los actos que dijo desde el inicio haber sufrido”, apunta Suárez y suma que ella le creyó “desde la primera hora”.

“No tengo por qué no creerle a una víctima y me mantengo en ese punto pese a todo lo que ocurrió después, que sé que es muy embromado en el sentido”, manifiesta en referencia al caso Orsi.

Entiende “como parte de la vulnerabilidad de la víctima” el cambio de Papasso “en cuanto a hablar mal” de ella y de la fiscal Alicia Ghione. “Por eso yo no le salí a responder, no lo voy a hacer ahora”, completa.

Pese a esto apunta: “No estoy diciendo que me cae simpático que me agredan o que me critiquen o que me denuncien, pero creo que merece un esfuerzo de cierta tolerancia, por lo menos desde mi lugar.

Y, en esta línea, discurre sobre quiénes son víctimas. “Nosotros no podemos decir: ‘Bueno, quiero que la víctima sea perfecta, divina y amorosa, y actúe siempre bien’. No, son personas que están sobreviviendo y pasan a estas cuestiones. De hecho, hemos tenido víctimas que están en el sistema carcelario. No me importa si era, por poner algo bien exagerado, un serial killer, si lo abusaron sexualmente, para mí, en ese momento, pasa a ser una víctima y no hago una calificación moral, no me parece que corresponda”.

Cuenta también que “cuando estaba la trama del caso Penadés, en pleno andamiento” sintió temor y, por eso, “tomaba cuidados”. “Te preguntabas hasta dónde no estabas incluida en los objetivos que tenían. Y después, cuando se va verificando el alcance, te podés quedar más tranquila si no estabas tan afectada en esos actos; pero también te queda la duda de si efectivamente no lo van a hacer”, dice en referencia al temor de ser perseguida e intimidada.

“Pero, bueno, sí, ya sé que a estas causas les tengo que poner el cuerpo. Lo tengo claro”, completa.

Por Cecilia Presa