Una mujer residente en Wuhan, China, descubrió que había vivido 22 años con un trozo de termómetro incrustado en un glúteo.
La extraña situación salió a la luz en agosto de 2025, cuando una tomografía computarizada en 3D identificó el objeto alojado en su cuerpo. El estudio de imagen no estaba relacionado con el objeto ni con molestias causadas por este.
Según la paciente, identificada como “señora Hu”, el fragmento se le incrustó en un accidente ocurrido cuando ella era niña. En aquel entonces, se sentó sobre una silla en la que estaba el termómetro, que se hizo pedazos.
Los médicos que la atendieron hace dos décadas no encontraron rastros del cristal y creyeron que el problema se había resuelto. El trozo de vidrio, de aproximadamente dos centímetros, permaneció en su glúteo izquierdo desde entonces.
Según el doctor Shang Ranran, quien siguió el caso, no se encontró mercurio en el material, lo que evitó un riesgo de intoxicación.
La paciente se sometió a procedimientos para extraer el fragmento y se encuentra bien, de acuerdo con lo informado por Daily Star.
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