Si usted no es amante del teatro y ve las fotos que le tomó Juan Manuel López para esta entrevista, el rostro de Gustavo Saffores seguro le resultará familiar, pensará que lo conoce de algún lado. Después se dará cuenta que lo tiene visto de dos comerciales de TV: uno de Ancap y otro de UTE.

Pero si usted sí es de los que deambula por las plateas del teatro vernáculo, sabrá que Saffores es un actor dramático con peso propio y terreno ganado a base de esfuerzo y dedicación. Y una pasión por su vocación que hace que diga que tele, teatro o cine da igual. Lo importante, para él, es actuar.

En cualquier caso, este padre de familia de 41 años (Tomás de 12, Salvador de 7 y la bebé Olivia, que nació 10 días antes de "parir" su unipersonal "Algo de Ricardo" de Gabriel Calderón y Mariana Percovich en La Gringa), es el mismo tipo que se subió a un bondi repleto con un Florencio en sus manos. Y viajó parado.


Por César Bianchi
@Chechobianchi

 

-¿Dejaste el estudio contable porque viste que podías vivir del teatro?
-No, fue de rebote porque dejé el estudio y me fui a otro trabajo, pero de golpe me quedé sin trabajo, después de 20 años en "las 8 horas", me quedé sin trabajo y estaba en un momento en que habíamos empezado a recibir algunos fondos y estaba recibiendo plata por actuar en Complot... y dije "por algo es". Aparte a los 30 y pico, casi 40, salir a buscar otro trabajo no es sencillo. Se ha ido dando que la vengo llevando. Adrián Minutti, el productor, me decía el otro día: "Vos sos como Tarzán: soltás una liana y te agarrás de otra", y es así.

-Esta pregunta te va a sonar a cliché, pero la pregunto en serio: ¿Qué sabés vos de Shakespeare?
-Como actor sé lo que te enseñan y recibís en la formación: Shakespeare está ahí siempre, está rondando siempre... no lo tengo estudiado a Shakespeare como autor, es un autor más.

-Pero es una cocarda importante hacer Shakespeare... ¿O es mito?
-Creo que es un mito. Hoy por hoy hacer Shakespeare está bastante devaluado, depende qué (obra de) Shakespeare y con quién lo hagas. No es garantía de nada.

-"Algo de Ricardo" no es hacer Shakespeare, pero casi...
-Es más atractivo, me parece. Se habla mucho de Shakespeare y de Ricardo, pero no es el clásico.

-Tu personaje lo cuestiona: si se hace, debería hacerse en inglés y en el inglés del siglo XVI...
-Exacto. Es atractivo para un actor hacer Shakespeare, pero depende de muchas cosas. Hay obras de Shakespeare que son un bodrio. Y depende de la versión.

-Mariana Percovich ha dicho que ella y Calderón te eligieron a vos para este unipersonal porque "te quedan bien estos papeles". ¿A qué se refiere?
-Se refiere al vínculo con el público, la empatía con el público, algo muy de Complot que yo he trabajado mucho. Son obras donde la famosa cuarta pared está, y eso me gusta. Pero en esta obra Ricardo es un personaje muy potente, que tiene una energía muy avasallante. Yo soy un tipo de actor que me calza bien la energía de ese personaje.

-¿Te seduce más hacer Ricardo que una comedia, por ejemplo?
-Sí, totalmente. Me seduce el trabajo con el director, en este caso con Mariana (Percovich), porque es un trabajo arriesgado. Tiene mucho riesgo este Ricardo.

"Es atractivo para un actor hacer Shakespeare, pero depende de muchas cosas. Hay obras de Shakespeare que son un bodrio".

-Empezando porque estás solo en el escenario, no descansás nunca y no te descansás en otros personajes del elenco...
-Es lo que tiene el unipersonal... yo nunca había hecho uno. Requiere estar ahí todo el tiempo. Pero es que a mí me gusta actuar. Y al que le gusta actuar: primero lo hace y después evalúa. Este es un proyecto muy interesante, por cómo fue concebido, por la dramaturgia de Gabriel (Calderón) que es tremenda, por el conocimiento que nos tenemos con Mariana... hacer este laburo con un director que no te conoce son otros López. Hay tipos de obra que yo no haría... hay muy pocas comedias buenas, bien escritas. Yo me tomaría un tiempo para aceptar hacer una comedia.

-Da la impresión que sos un actor fetiche de tres directores: de Calderón, de Percovich y de Sergio Blanco. ¿Te sentís un actor mimado de la escena teatral uruguaya?
-No, no, para nada. Me siento muy compañero y amigo de Mariana y de Gabriel, amigos en el trabajo, digo. Mariana dice jorobando que soy su actor fetiche, como en su momento fue (César) Troncoso. Nos gusta mucho laburar, somos muy apasionados de esto, y hay algo que dijo Gabriel cuando hacíamos "Ex" y me quedó grabado: "Si yo tengo que formar un elenco para ensayar durante cuatro o cinco meses a las 10 de la noche, después de haber trabajo todo el día, y que dejen a sus familias, lo mínimo es que nos tenemos que llevar bien y que queramos trabajar juntos".

-Percovich también dijo que sos un actor "con su propia poética". ¿Qué pensás que quiso decir?
-Que soy un actor que propongo. He tenido suerte ya que he trabajado con directores que permiten que yo proponga todo el tiempo. Complot trabaja así, Sergio Blanco (con quien hice "Tebas land") también. Nosotros nos enfermamos en cada proyecto, nos apasionamos, y así funciona. No le tenemos mucho miedo al fracaso. Levón dice eso: "Fracasemos" y nosotros estamos preparados para fracasar.

-Pero sus obras no se reducen a Uruguay. Complot se parece a Agarrate Catalina en eso: concibe sus obras para mostrarlas por donde sea y no se reducen a este país.
-Sí, exacto. Es un trabajo importante que hace Minutti, el productor, él posiciona la figura de productor como no existía. Nosotros sabemos que hacemos una obra y quizás la llevemos al exterior, después la dejamos y un tiempo después tenemos que volver a ensayarla porque la llevamos a un festival. Generamos una cantidad de obras que están ahí, y es trabajo. Nos ha pasado de estar girando con cuatro obras distintas.

"Nosotros nos enfermamos en cada proyecto, nos apasionamos, y así funciona. No le tenemos mucho miedo al fracaso. Levón dice eso: 'Fracasemos' y nosotros estamos preparados para fracasar".

-Y te permite decir que vivís de lo que te gusta hacer.
-Seguro. Ahora nos vamos de gira, tipo zafra, de setiembre a noviembre por el exterior. Nos vamos a Colombia nuevamente, a Argentina, probablemente a Brasil y Chile, fuimos a París con "Ex" y quizás volvamos a Europa con "Tebas Land" y con "Ricardo".

-En "Ricardo", hablando del verso decís que no es fácil escucharlo, pero tampoco decirlo. ¿Te costó mucho aprender la letra, considerando que estás una hora y media solo ahí arriba?
-Me costó, claro. Es muy exigente el unipersonal, pero fue creado de una forma muy especial, porque Gabriel iba escribiendo a medida que nosotros íbamos ensayando. ¡Gabriel escribió un monólogo de tres horas! Te podrás imaginar que un monólogo de tres horas es insostenible para el actor y para el público. Por lo que Mariana tuvo que tomar decisiones todo el tiempo: cortar, probar, íbamos editando y decidiendo juntos qué sí y qué no.

-Te confieso que sobre el final miré el reloj un par de veces... porque me parecía que si se extendía mucho más, podía desvirtuarse la idea.
-Es que yo he dicho que a veces me canso de escucharme. Era un tema en los ensayos: iban 50 minutos de obra y yo preguntaba si no estaba bien así.

-Y debés memorizar tu parlamento, supongo...
-En el estreno me bloqueé un instante, nadie se dio cuenta, ni Mariana, me perdí en la obra... y fue una sensación fea. Te podés comer una frase, pero es una hora y media de unipersonal. Este espectáculo permite el error y permite parar, por el desdoblamiento y el cambio de vestuario. Te permite acomodarte rápidamente.

-Vos decís más de una vez que no es fácil entender la obra, de ahí la invitación: "Mastiquen". ¿No es presuntuoso decir "mirá que te lo voy a decir complicado, concentrate"?
-Eso lo dice el personaje. No lo dice Gustavo Saffores. Tiene que ver con el paralelismo que hacen Gustavo III con Ricardo III: es eso de subestimar al público y a sus colegas actores. Es un comentario del personaje y de su posición a cómo debería hacerse Shakespeare. Y lo de "mastiquen" se lo preguntaron a Gabriel y dijo que es la única palabra que encontró para este personaje. Este personaje nunca diría "piénsenlo", sería muy amable.

-Es como decir: "Te doy deberes para cuando se vayan de la obra".
-Claro, también dice "estudien", "lean". Es esta cuestión omnipotente que tiene Gustavo III. Es lo de jugar con el público.

-¿En qué le reditúa a un actor que se está haciendo conocer desde las tablas, que apela a una obra más de culto que comercial, hacer spots televisivos que se ven todo el tiempo en televisión por su alta exposición?
-En publicidad los avisos que hice fueron el de UTE y el de Ancap. Ambos pautaron mucho. El de Ancap fue un infierno lo que pautó. Tuve suerte que fueron piezas que cayeron simpáticas, institucionales, de productos no cuestionados. No me molesta que quizás me reconozcan... Ambas publicidades las hice por plata: si me pagan, lo hago. Hice un casting y me eligieron, fue raro porque las dos fueron de entes del Estado. Así que la de OSE y la de Antel te las hago por la mitad, jeje...

- ¿Le va bien a la alta cultura (o Alta Cultura) en Uruguay? Pienso en obras del Solís, de la Comedia Nacional, obras elaboradas de Complot... No te pregunto por la típica revista argentina del teatro Metro.
-Creo que le va bien, le va bien en tanto existe. Somos poquitos acá, eh. Y hay prueba más que suficiente de que cuando le ofrecés a la gente, aunque le cueste, termina yendo. Complot está hace mucho y hace un trabajo de hormiga. Cuando arrancó "Mi Muñequita" hace 10 años era una cosa de "jóvenes irreverentes" y hoy por hoy esos "jóvenes irreverentes" están en la Comedia Nacional algunos, Gabriel viajando por el mundo y dando charlas, Mariana, Sergio, etcétera... Creo que nos va bien, pero es una pelea diaria. Hay un público al que no le gusta, que se siente estafado, que nos sigue tildando de "multiloco". Han puesto por ahí: ¿qué necesidad de hacer esto? Pero también hay un público que sigue este tipo de teatro en espacios alternativos, con propuestas alternativas, y hasta ahí... porque Gabriel y Mariana dirigen en la Comedia Nacional también...

"Lo de 'mastiquen' se lo preguntaron a Gabriel (Calderón) y dijo que es la única palabra que encontró para este personaje. Este personaje nunca diría 'piénsenlo', sería muy amable".

-Vos decís que hay gente que se puede sentir estafada. Pregunto: ¿qué es más transgresor: estar un martes de invierno a las 21 horas en el centro de Montevideo o que te desnudes en un instante de la obra?
-Jaja... Mi desnudo está sostenido por la idea de Mariana de un actor que hace personajes femeninos, entonces que en algún momento se le vea la "masculinidad". Y este actor, Gustavo III, necesita provocar. Te hablo en verso, te insulto, me visto de mujer y ahora me pongo en bolas. También es una cuestión para desafiar al público. Pero no creo que ese desnudo sea transgresor. Quizás lo transgresor sea ese contacto con el público, algo para lo que no estaban preparados cuando fueron.

-De todos modos, no es tan invasivo como esos humoristas que se meten con el público directamente.
-No, no, para nada es eso. La transgresión pasa por el texto de Gabriel, por el paralelismo de Gustavo III y Ricardo III y las críticas al mundo teatral. Eso de meternos con Shakespeare, con los actores, con los directores. Y lo del horario... ¡nos metieron martes y miércoles porque no había lugar los fines de semana!

-¿Viste House of Cards?
-Lo vimos como herramienta de trabajo...

-Con razón... Te juro que te veía y veía a Frank Underwood: hablándole a la gente y haciéndola cómplice de tus zancadillas y tu cinismo.
-Bueno, fue buscado. La serie es imponente y la actuación del tipo (Kevin Spacey) es notable. El recurso de sus quiebres mirando a cámara fue idea de Mariana. Y la coincidencia de que Spacey había hecho "En busca de Ricardo III" con Al Pacino, y ahora está haciendo una puesta de Sam Mendes en teatro que es un despelote, con Ricardo III. Él ha dicho que compuso a Frank pensando en Ricardo III, así que nos lo puso en bandeja.

-Vuelvo a Ricardo y Shakespeare... Criticás, en las tablas, a los que hacen Shakespeare pero de alguna forma ustedes también se están "colgando de" Shakespeare...
-Quizás sí, pero creo que más que Shakespeare, lo interesante son los personajes de Shakespeare. Ricardo es un porcentaje para sacarlo de ahí, ponerlo en cualquier otra obra y funcionaría. Quisimos hablar del personaje de Ricardo III y de los clásicos. ¿Qué hacemos con los clásicos? ¿Cómo los representamos? Mariana decía que los personajes femeninos de Shakespeare son superiores a los masculinos. ¡Es un clásico! Y los clásicos van a seguir alimentando generaciones y generaciones. Está bueno verlos, criticarlos, destrozarlos... Si vas a proponer algo a cambio, tomá a Shakespeare, a Brecht, a Chejov, pero no repitas la fórmula, porque para mí ya no funciona.

-¿Cómo es trabajar con Gabriel Calderón?
-Lo conocí en la Emad hace añares... Es muy divertido trabajar con Gabriel, y se aprende mucho. Es un tipo que ha crecido mucho, no es el mismo director de hace 10 años, cuando empezó. Ahora te encontrás con un director de peso, es inquieto, le gusta actuar, dirigir, escribir, juega en todas las canchas. Al principio él dirigía su texto, su puesta, y hoy es un director de actores del carajo.

"Hay un público al que no le gusta, que se siente estafado, que nos sigue tildando de 'multiloco'. Pero también hay un público que sigue este tipo de teatro en espacios alternativos".

-En la obra hay un palo a la Comedia Nacional, a los elencos estables... Eso sí es transgresión.
-Hay un palo sí... De parte de Gustavo III y de Calderón, que lo escribió. Alguien se enojó: "Le está pegando a la Comedia Nacional y Calderón trabaja con la Comedia". Y eso está buenísimo, porque lo que Gabriel busca es provocar. Hay referencias críticas a un elenco estable, pero al que le quepa el sayo, que se lo ponga. Ninguno de los que estamos en la obra tenemos animosidad con la Comedia Nacional, de hecho los tres hemos trabajado con la Comedia. No deja de ser un chiste... También hay palos al ego de los actores. Gustavo III dice que hay actores que matarían por hacer un Shakespeare, Ricardo te pasaría a cuchillo, pero hay actores que te harían una zancadilla... Los hay.

-Cuando hablás de vos mismo decís que tu abuelo era pescador artesanal y mimbrero, tu padre taxista y vos sos el actor de la familia y pensaban: "¿Cuándo se le va a pasar?". ¿De veras hubo resistencia de tu familia a que seas actor?
-No, no... hubo indiferencia. Gabriel quería introducir el plano de Gustavo Saffores. Resistencia no había. Yo no me veo con mi padre hace muchos años, nunca me fue a ver al teatro, no siguió mi carrera. De mi padre hubo un absoluto desinterés, no resistencia.

-¿Y tu madre?
-Mi madre, en cambio, es una fiel admiradora. Yo hago teatro por mi madre, que me llevaba al Circular a ver "Canciones para no dormir la siesta". Esta obra no la vio todavía. Quiero ver qué le pasa cuando vea que se habla de la familia. Pero, te decía, a Gabriel le parecía un plano más: Ricardo III, Gustavo III (el actor que lidia con el elenco), y Gustavo Saffores. Gustavo III es seductor pero es un tipo despreciable.

-¿Te gustaría hacer televisión?
-Sí, claro. Hice un protagónico en un capítulo de "Adicciones" de Contenidos TV. Hago cine, TV, teatro... soy actor. Pero no es fácil porque las producciones son pocas. Si llega, bienvenido.

-Si te sale un laburo interesante en el exterior por un año o varios meses, ¿le dirías a tu esposa que deje su trabajo y a tus hijos que dejen su escuela, liceo y amigos, para que te acompañen?
-A priori te digo que sí, porque sé que es difícil que suceda. Pero sí porque mi mujer es de fierro. Supongo que le diré que vamos y volvemos... Creo que no estoy en condiciones de decir que no. Sé que mi familia me respalda. Ojalá tenga la chance de poder elegir.

"Yo no me veo con mi padre hace muchos años, nunca me fue a ver al teatro, no siguió mi carrera. De mi padre hubo un absoluto desinterés, no resistencia".

-¿Qué le falta al teatro uruguayo?
-(Piensa un par de minutos). Lentamente está consiguiendo lo que hace 10 años era impensable: ciertos subsidios, cierto apoyo del Estado, de algunas empresas, porque esto del mecenazgo todavía no se ve. Lo de jubilarnos, recién se da ahora. Quizás le falta autocrítica en el sentido de autoregularse un poco...

-¿A qué le llamás autoregulación?
-A veces hay 50 obras en cartel. Que el espectador sepa lo que va a ver. Acá no existe el verdadero under... Digo: ubicarnos mejor y que cada uno defienda su teatro desde ese lugar, que sepas qué estás eligiendo ver. Chejov decía que para qué empujarse si hay lugar para todos; pero que el espectador sepa qué va a ver. A veces hay productos buenísimos a los que les falta prensa...

-¿Sos feliz?
-Sí, soy feliz.