Se embandera como el principal contador de chistes en un tiempo en el que escasean (por el furor del stand up), se jacta de hacerse cargo de su alcoholismo en una señal de televisión que se ve en todo el país, se emociona con culpa cuando recuerda el fallecimiento de su ex esposa.

Cucuzú se ríe: de los borrachos, de los negros, de los gordos, de los gays, de un presidente de la República, del papa, al que satirizó vestido con portaligas y tacos. Y hace reír, por oficio y por vocación: para salvar su vida cuando quisieron robarle en un barrio carenciado, para comer, para congraciarse con los parroquianos, para que le inviten la vuelta en el bar.

Pero cuando Walter vuelve a ponerse serio, con un vaso de scotch en la mano, confiesa que le están pasando algunas cosas que lo hicieron reflexionar. Y dispara lo impensado: "Estoy próximo al momento de decir: 'Hasta acá llegué, ya me las tomé todas'".


@Chechobianchi

-En el libro Gente seria, de Leonel García, decís: "Contando chistes soy el mejor". ¿Por qué tan seguro?
-¡Porque no hay contadores de chistes! En otra época no sería el mejor, porque había otros: estaba Roberto Barry, Héctor Perry, Joaquín Piñón, Luis Guarnerio. Había un programa que se llamaba Gente de humor donde también estaba Bananita González. Pero se extinguió el contador de chistes.

-¿Y por qué?
-De repente no nació gente con esa cualidad. Hoy hay mucho stand up... Hace poquito le pregunté a alguien que sabe inglés qué quería decir stand up y me dijo que era 'pararse delante de'. El chiste es lo que más demanda tiene y lo que más pega en la gente.

-Capaz que no pasa porque no haya gente con esa habilidad, sino porque el humor mutó a otro estilo...
-Ahí va. Pero la cualidad de contar chistes la tenés o no la tenés. Y fijate que yo mis chistes los actúo. Los recreo: si es un borracho, pongo cara de borracho y camino como tal. Y eso que formación actoral, cero. He bajado del Teatro de Verano y me han dicho "¡Qué actor que sos!", y yo, por respeto a lo que han estudiado, aclaro que no soy actor. Yo tenía hambre, me tiré al agua sin saber nadar, y nadé. Pero sí puedo pecar de vanidoso por mi memoria. Y muchísimas veces apelo a ella, tras haber tomado alcohol. Tomo alcohol y cuento chistes de memoria, sin errarle. Una vuelta estuve desde las tres de la tarde hasta las cuatro de la mañana del otro día tomando vino y contando chistes. Era mucho más joven.

"Yo, con mi forma de ser, no funcionaría en Argentina, porque tenés fama, dinero, pero te quedás sin privacidad. Acá podés ser una figura y podés andar en ómnibus e ir a la feria que no pasa nada"


-Tu caballito de batalla son los viejos y queridos chistes verdes...
-Yo me gané el lugar de que la gente a mí me soporta cualquier cosa.

-¿Sos el sucesor de Barry o de Perry?
-No, porque ellos se conducían con más respeto que yo. Yo arriesgo más, llego a más, porque los tiempos han cambiado. El relajo y la puteada están a cada hora en la televisión.

-Tu humor, si se quiere, es más parecido al de Yayo Guridi, aquel humorista cordobés que salía con Tinelli y que hacía El Cuarteto Obrero, y recientemente trabajó en Sin codificar.
-Sí, se puede decir que sí. Y a mí, la mayoría de la gente me lo tolera. Me gané ese lugar porque soy de barrio, yo soy el mismo arriba que abajo del escenario. Yo, con mi forma de ser, no funcionaría en Argentina, porque ahí tenés fama, más dinero -es otro mercado-, pero te quedás sin privacidad. Acá podés ser una figura y podés andar en ómnibus e ir a la feria que no pasa nada. Entonces, una cosa que no quiero perder es ser yo: andar en el ómnibus, andar en el barrio, ir al boliche a tomarme una.

-¿Por qué está de moda el stand up? ¿Es eso: una moda pasajera?
-Puede ser... La gente toda su vida consumió arte, desde la obra teatral hasta el carnaval. Yo fui payaso, animaba fiestas infantiles y trabajábamos mucho porque éramos buenos, lo notábamos en la respuesta del público, en la risa. Y hacíamos un show que sumaba niños y mayores. Claro que ahí jamás decíamos una grosería, quizás alguna insinuación para los mayores. Pero volviendo al stand up: en pocos años el país cambió la cabeza.

-¿Barry te inspiró?
-Barry y muchos otros. No hay escuela para hacerte cómico. Cómico nacés, como futbolista o lo que sea, más allá de que después te podés perfeccionar. No hay una academia para ser cómico. Después te vas puliendo. Mi cómico preferido no decía una sola grosería: era Juan Verdaguer. Con su estilo, el tipo te hacía matar de la risa y no decía ni una mala palabra.

-¿En cuánto te ayudó la experiencia de ser payaso a la hora de contar chistes?
-En un montón de cosas. Yo debuté muy jovencito en un trío de payasos, con Carlos Acosta. El tipo es un bohemio, un garrapiñero de la Unión. Hace la mejor garrapiñada de Montevideo, en Serrato y 8 de Octubre. Él me enseñó las bases de pararse en un escenario. Me decía: "Si no te da la nafta para mirar a una persona a los ojos, mirá por arriba de la cabeza de la gente", o "No se le da la espalda al público", o "Cuando uno habla, el otro escucha, porque no hay que pisar al compañero". Me enseñó las bases y me sirvió doblemente, porque eso lo apliqué a ser payaso. Gran parte de mi carrera como cómico me lo dio de comer el oficio de payaso.

"En mi juventud y ya casado, en la mala, hice chistes para que viniera la vuelta. En aquella época tomaba cualquier cosa, hasta alcohol de un botiquín. Hoy tomo escocés del bueno"


-¿Has llegado a contar chistes para que te manden la vuelta de vino nomás?
-Sí, sí. Yo soy contador de chistes por distintas razones. De chico, por ser el gracioso y el macaco de la familia. En mi juventud, por querer caer en gracia con mis amigos; en otra parte de mi juventud y ya casado, en la mala, para que viniera la vuelta, cómo no. En aquella época tomaba cualquier cosa, hasta alcohol de un botiquín. Hoy tomo escocés del bueno, porque lo puedo pagar. Cuando fui payaso me tocó ir a una casa bien humilde en Cerro Norte, y después también supe estar con políticos y jugadores de fútbol en los mejores lugares. Y eso es lindo: haber hecho reír arriba y abajo. Es bueno sentir que uno fue un cómico para todas las escalas sociales y económicas.

-Esto de jactarse de que sos un borracho, ¿es parte de la construcción del personaje Cucuzú o realmente sos alcohólico?
-No es un personaje. Soy alcohólico por herencia: mi padre tomaba. No era agresivo, pero le gustaba tomar. Y yo heredé eso: las copas. Yo tomo desde muy chico...

-¿Desde qué edad?
-Desde los 13 años. Yo me crié en el Bajo, en la Aduana, en Juan Carlos Gómez entre Bartolomé Mitre y Piedras. Y a una cuadra estaba el Bajo de Montevideo. Tengo dos vicios: el alcohol y el cigarrillo. Con los años de Carnaval que tengo nunca me drogué; no fumo marihuana, no consumo cocaína. Me han ofrecido y, borracho y todo, he dicho que no. Yo sí que puedo decir que ni en pedo toco droga. Nunca probé marihuana: yo ya nací con locura incorporada, ¿para qué quiero un porro? No me gusta, rechazo el olor... Me he criado al lado de drogadictos, pero siempre me respetaron.

-Pero también he visto que en Rumbo a la cancha con Jorge Baíllo (VTV) has utilizado tu bohemia para hacer reír, te jactás de eso.
-Sí, claro. Y para hacer un humor popular: el del laburante, del borracho, del bolichero. Soy tal cual lo que se ve en el programa. Ya van a hacer ocho años que estoy ahí y estoy muy agradecido. Siendo un bohemio e ignorante como yo (tengo seis años de escuela nomás) no es poca cosa estar ocho años en la tele, porque te mandás una macana al aire y fuiste. Le puede pasar a cualquiera. Soy el único tipo que sale en televisión que se hace cargo de su condición de alcohólico. A ver: muchos asocian la palabra alcohólico con falto de higiene, golpeador e irresponsable. Hay alcohólicos y alcohólicos: hay gente con mucho dinero y es alcohólica, y hay gente con mucho dinero y es drogadicta. Yo, por ejemplo, en mi casa no tomo, no me gusta. Me gusta el boliche, el mostrador.

-¿Nunca llegaste a pensar que tu alcoholismo es un problema de salud?
-Sí, sí, claro que... Mirá: estoy considerando dejar el alcohol... pero quiero esperar el momento justo. Y en el momento en que te estoy diciendo esto, tengo un vaso de whisky en la mano. Pero uno se hace viejo, pasan cosas y te ponés a pensar. Pero estoy esperando el momento. Una persona me dijo: "Te va llegar solo". Cuando te imponés las cosas, no las hacés. Me están sucediendo cosas que me están haciendo reflexionar y pensar que estoy próximo al momento de decir: "Hasta acá llegué, ya me las tomé todas". Recuerdo mucho al Canario Luna. Tuve la suerte de estar con él y la mujer unos días antes de que falleciera, le conté unos chistes y lo hice reír al Canario. Salvando las distancias, uno va a dejar una huella cuando ya no esté. Me imagino que dirán: "Te acordás del Cucu, que era tremendo borracho pero era parte del paisaje urbano". Ese borracho soy. Pero capaz que en el futuro ya no lo soy más, y puedo decir que soy el mismo tipo, pero sin el alcohol.

-¿Es una adicción en tu caso?
-Claro que es una adicción. Pero no me considero enfermo. Soy alcohólico porque quiero. Igual me va a costar mucho dejar. Pero enfermedad no, porque si a mí me das un refuerzo de vidrio, yo no lo voy a comer. Y un drogadicto lo mismo, y te puedo decir que la droga me está tocando de cerca, por un familiar muy cercano... Cuando escucho que dicen "Fulano está enfermo", yo digo "No está enfermo, está de vivo". Tiene una adicción fortísima, sí, pero enfermo no es, porque si yo le digo que se tire de un décimo piso para abajo, no se va a tirar.

"Estoy considerando dejar el alcohol... pero quiero esperar el momento justo. Una persona me dijo: 'Te va llegar solo'. Cuando te imponés las cosas, no las hacés"


-¿Don Asdrúbal Brilka era gracioso?
-¡Sí! Yo soy gracioso por él, por mi viejo. Falleció joven, con 63 años. Era un tipo que era muy serio y así y todo era muy gracioso, con su estilo. Con su cara seria hacía reír. Era un empleado público, tomador, pero jamás faltó a casa, jamás levantó la voz. A mí me hacía reír... Yo tengo un hermano, que vive en Miami, que es diez veces más gracioso que yo, pero nunca le dio la nafta para hacer chistes en público.

-Siendo menor hacías changas en el puerto, fuiste guarda de Cutcsa, medio oficial de mantenimiento en la Médica Uruguaya y hasta vendiste cigarrillos de contrabando en el Centro... Saco dos conclusiones: siempre te la rebuscaste para vivir y los ingresos como contador de chistes nunca fueron holgados.
-Cuando yo trabajé en esas cosas no me dedicaba a los chistes como medio de vida. Cuando me dediqué a contar chistes, me fue muy bien. Yo quedé viudo en el año 2005, todavía era payaso y mi panorama era negro, padre de tres chiquilines... no sabía lo que iba a hacer. Y un día voy a la Mutual de Jugadores, que había una comida, y vino un amigo, Gustavo Torena (el Pato Celeste) y me dice: "¿Te animás a contarle unos chistes a los jugadores?". "Dale", le dije. Y ahí arrancó, sin querer, por una moneda. Lo que se hace a cambio de dinero y es honrado, es un trabajo. Eso fue por el 2005, 2006, no hace tanto.

-Decías que en 2005 enviudaste. Leonel García dice un par de veces, en el perfil que escribió sobre vos: "Mucha bohemia, demasiada". ¿Cuántas facturas te pasó el gusto por la bebida y por el bar?
-No tengo guita para pagarlo... Costó una vida.

-¿Por qué te hacés responsable de la muerte de tu esposa?
-Fue una cuestión repentina, por mi culpa. Pero eso, ta... dejala ahí [se quiebra]. Mirá... yo tengo patente en el alma que hoy me va bien porque mi mujer me mandó laburo [desde el cielo]. Y no creo en Dios. Pero llega un momento que los seres humanos sentimos cosas, y son así.

-Vos decís en el libro de García: "Yo respeto los arreglos, tengo códigos" y "Cuando arreglo con una agrupación, yo respeto a lo que me comprometí". Sin embargo, este año, a falta de pocas semanas de empezar el Carnaval, te dan de baja en Los Muchachos por -dicen ellos- faltar mucho a los ensayos. Es más: el Colo Gianarelli me dijo para "Seré Curioso" que fuiste a un ensayo solo y a otro dijiste que ibas en camino por whatsapp y nunca llegaste... ¿Cuál es tu versión?
-No es así. Yo los arreglos que hago, desde 2009 en adelante, es que prácticamente desde fines de noviembre a diciembre casi no voy a ensayar, de tanto trabajo que tengo como cómico, ¡porque es la zafra que los cómicos tenemos! Pero fui a varios ensayos... Es más, la versión de ellos es que falté a una comida, o sea que faltas injustificadas tuve una sola. Esa es mi campana... que es la verdadera.

-Y si es así, ¿por qué pensás que buscaron esa excusa para echarte de Los Muchachos? Porque sos una figura del Carnaval, un personaje convocante.
-Yo te voy a decir una cosa: yo iba a tener un régimen de ensayos muy similar al año anterior. Y el año anterior fui elegido la Mejor Figura del Carnaval. Este año me llamó otro conjunto -Nazarenos- con quienes estoy muy agradecido, porque tenía que devolver un dinero grande a Los Muchachos. Yo respeto la decisión del Vela [Edward Yern], yo lo respeto. En Nazarenos me aprendí todas las letras en seis días. No sólo vos no entendés por qué me dejaron ir... sólo ellos tienen la respuesta. Antes que llegaras al bar, alguien acá me preguntaba cómo me había afectado, y le dije que me dolió. No es grato que te echen de ningún lado.

-¿No tenés una hipótesis?
-[Piensa] No... O capaz que no la quiero decir.

-¿Cómo te estás sintiendo en Nazarenos, arriba y abajo del escenario?
-Me recibieron con los brazos abiertos, con mucha alegría, cosa que yo agradezco. Mi primer premio de Carnaval lo gané en 2007 con parodistas Jacquet's, con Cacho Denis y el Pollo Medina, con quienes comparto hoy la posibilidad de estar juntos en Nazarenos. Y el Colo Aulet, que me hace reír mucho, igual que el Cacho y el Pollo. En la primera parodia hago de un perro, ya que en un mundo de fantasía en la vida de James Barrie -el que escribió a Peter Pan y su mundo del Nunca Jamás- y en su imaginación yo soy el perro, su único compinche: el único que escucha al perro es él, y yo le doy para adelante. En la segunda parodia, soy el protagonista: Selfiedio Miseria, un personaje gauchesco que a cada rato pide una selfie, de un autor argentino [Jorge Curi], donde la metáfora final es que la miseria y la pobreza quedan pululando en el mundo.

"Yo respeto la decisión del Vela [Edward Yern]. En Nazarenos me aprendí todas las letras en seis días. No sólo vos no entendés por qué me dejaron ir... sólo ellos tienen la respuesta"


-¿Ha sido bien recibido por la gente, con el poco tiempo que tuviste para aprenderte los personajes y la letra?
-La verdad que creemos que estamos para ganar. Y el termómetro son los tablados. La risa no se miente. Cuando se ríen, vos le tomás la temperatura sobre si tenés o no chances de ganar el concurso.

-¿Has visto la parodia de Los Muchachos de Mi nombre es Sam? Ha sido muy comentada...
-Una vez sola en un tablado. Yo la conocía, porque llegué a ensayarla. Me gustó, me gustó mucho, es un tema delicado y la interpretación es buena.

-Hace dos años, el coreógrafo Martín Inthamoussu te acusó de homofobia (en 2013, estabas en humoristas C4) por un personaje llamado Gayman, cuando desfilaste por 18 de Julio vestido de rosa, con bananas en la mano. En 2013 le reconociste a El País que te había afectado la acusación y hablaste de "hipocresía" por permitirnos reírnos de algunas cosas y de otras no...
- Yo ya tuve problemas por hacer el personaje de un superhéroe gay. Ahora son todos vanguardistas, todos progresistas... Y nos están quitando la forma de hacer chistes que hicimos toda la vida. Mongólico lo dice cualquiera y nadie lo dice riéndose del niño que tiene síndrome de Down: es una expresión popular. De repente está mal, pero es un modismo de toda la vida. Ya no te podés reír de un gordo, de los negros... ahora son todos del primer mundo. Para mí, son pseudomoralistas. El muchacho que me tildó de "homofóbico" no sabe si soy o no. Tengo seis años de escuela, pero sé que la palabra fobia es miedo. ¿Entonces le tengo miedo a los homosexuales? ¿Los odio? Yo vi el personaje tan inocente como otros personajes que he hecho en Carnaval... Yo hice de un presidente en plena crisis. Hice de Jorge Batlle y me fue muy bien, fui Figura de Murga ese año, pero sin llegar al insulto, se hacía reír criticando. La gente ya sabía las cosas que pasaban. Era el 2002, el año de la crisis, y se preveía que iba a ser un Carnaval desastroso, y fue todo lo contrario, porque la gente estaba amargada y quería que alguien le hiciera reír. Vos podés criticar la gestión de alguien, pero sin llegar al insulto. Hice de un papa, y recién hace poco la Iglesia pidió perdón por la Inquisición. ¡Ridiculicé al papa con portaligas y soutien! Y no pasó nada.

-¿Estamos muy susceptibles como sociedad? ¿Hay límites que deberían imponerse en una manifestación artística o todo está permitido, porque es humor satírico y eso lo valida? Esto se puede aplicar para las caricaturas de Charlie Hebdo y el debate sobre el tema...
-Lo que pasó en París se fue al carajo, porque terminaron matando gente. Los radicales se fueron al carajo. ¿Vos sabés todo lo que se gasta en armamento en una guerra? Dinerales... y lo más barato en una guerra es la vida humana. Los seres humanos somos carne picada. Respecto a Uruguay: que te critiquen está bien, es el precio de la libertad. Cuando a mí me pasó lo de Gayman, en Esta boca es mía hicieron un programa y me pegaron por todos lados, me invitaron a ir, pero no quise. Que se queden con su versión. Es lo mismo que pasó cuando me echaron ahora [de Los Muchachos]. A mí me resbala, todo pasa y la gente se olvida. En este país criticar es gratis, ¡y por redes sociales mucho más! Yo sentí que quisieron hacerme paté y no pudieron. Un ícono de la homosexualidad en este país, Julio Sosa "Kanela", ¡salió a defenderme! Yo tuve la tranquilidad de que no quise ofender a nadie.

"Ya no te podés reír de un gordo, de los negros... ahora son todos del primer mundo. Para mí, son pseudomoralistas. El muchacho que me tildó de homofóbico no sabe si soy o no".


-No tenés auto. ¿Qué bondi te tomás para ir a tu casa en Las Torres?
-No quiero tener auto. Me gusta tomar, así que ¿para qué voy a manejar? Hoy, si vas fumando en un taxi, la multa es de 40.000 pesos, si vas manejando alcoholizado la multa es de 6.500, por lo que me han contado... ¡Es incoherente! Yo veo muy bien los controles de alcoholemia. Si a mí me matan a un hijo o a un nieto porque un tipo venía en pedo, yo quiero ir a picarlo a ese tipo. Por eso digo: yo soy gran borracho, pero responsable al máximo. Una es que no sé manejar, y no quiero comprarme auto. Yo le pago a alguien para que me lleve y me traiga. Ahora estoy andando en taxi, pero para ir a Las Torres hay que tomar un 137 a Paso de la Arena, un 127, y de ahí un local que agarra Tomkinson y después Camino Cibils. He caminado más que Kung Fu.

-¿Te gusta el contacto callejero con la gente?
-Me encanta. Debo ser uno de los uruguayos que más regala su laburo, porque a mí el que me saluda, me pide un chiste, y no me niego. La gente paga para verte actuar, no para enterarse de tus problemas.

-¿Qué o quién te hace reír a vos?
-De todo, como a cualquier persona. Me hacen reír los otros cómicos, el Negro Claudio Rojo, que este año no salió, ¡me hace matar de la risa! Como cupletero es el uno, el mejor. Este año lo vinieron a buscar y pidió plata para que le dijeran que no.

-¿Sos feliz?

-[Piensa mucho] Tengo mi vida, mis ratos. La felicidad completa no la tiene nadie, somos muy desconformes.


Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López