Contenido creado por Magdalena Prado
Seré curioso

"El FA no ha hecho nada por la ficción nacional"

Seré Curioso: Roberto Jones

El actor Roberto Jones, que regresó a las tablas después de padecer una patología neurológica, habló del teatro uruguayo y opinó del presente de la Comedia Nacional. Por César Bianchi

21.07.2015 06:50

Lectura: 22'

2015-07-21T06:50:00-03:00
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El multilaureado Roberto Jones no dice Gre Gre para decir Gregorio. Defiende al teatro uruguayo y dice que la Comedia Nacional está olvidándose de su finalidad: divulgar autores nacionales. Dice que la cartelera ningunea a los autores clásicos (que él se propuso volver a interpretar). Y no tiene televisor en su casa para solidarizarse con los actores nacionales, que no encuentran pantalla y han sido ignorados por el canal estatal, que no tiene ficción criolla en su grilla.

Jones se luce por estos días en "La Memoria de Borges" en el Teatro Alianza (de Hugo Burel, con dirección de Álvaro Ahunchaín), una obra que retomó luego de haber abandonado la actuación en 2010, cuando una patología neurológica lo alejó de las tablas. Ya recuperado, Jones decidió volver a la actuación haciendo de sí mismo y encarnando a su amado Jorge Luis Borges, aquel al que veía como "gorila" pero que en 1973 cambió su vida para siempre.

Por César Bianchi
@Chechobianchi

-¿Qué lo llevó a reinterpretar a Jorge Luis Borges y volver a la actuación, que la había dejado en 2010?

-En 2010 decidí no actuar más por una dolencia neurológica hereditaria que tiene toda mi familia, que son temblores involuntarios muy fuertes en las manos y en la cara. Tenía que tomar una medicación que produce una sedación enorme, era un medicamento muy fuerte, que hacía que antes de la función yo tuviera ganas de dormir, no de actuar. Tenía que hacer un esfuerzo enorme para hacer una obra de teatro; igual lo hacía, hasta que un día dije "no va más". Llevábamos 90 funciones de La Memoria de Borges -Florencio a mejor actor y mejor autor-, siempre con sala llena. Anunciamos las últimas funciones en la Zavala Muñiz y me despedí de la actuación. Durante cinco años me dediqué a dirigir y fui bajando la medicación, al punto que la dejé de tomar.

-Hoy tiene un pequeño temblor en los pómulos...

-Un poquito... Pero me ayuda al personaje, cuando Borges era un anciano. No es significativo, ya no tomo aquella dosis. Por eso decidí volver. Nunca dejaron de ofrecerme volver a la actuación. De hecho, actué en televisión: en Adicciones en el 12 y Somos de Canal 10. Me di cuenta de que podía volver a actuar: decidí probar con aquel éxito de Borges y si no andaba, estaba yo solo arriba del escenario, me bajaba y listo. Decidí volver y probar si el instrumento corporal podía.

-¿Extrañaba actuar?

-No. Había hecho el duelo ya, en 2010, cuando dejé. Me hicieron Ciudadano Ilustre de Montevideo, me despidieron con todos los honores. En esos años sin actuar, me dediqué a viajar, a Estados Unidos, a Europa... Fui a ver mucho teatro y pude ir a los cumpleaños de los nietos, visitar a amigos un fin de semana.

-Usted conoció realmente a Borges cuando usted era un joven, en Buenos Aires, en 1973... ¿Cómo se dio ese encuentro?

-Yo estaba en Buenos Aires por motivos políticos, como exiliado, y estaba viviendo en la casa de la actriz Susana Katz, que era judía y montonera. Me invitó a ver una conferencia de Borges sobre la Cábala hebrea. Le dije: "¿Eeeh, Borges y la Cábala hebrea? Será un gran escritor, pero Borges no, gracias". En aquel momento, con aquella efervescencia política, Borges era considerado un reaccionario, un gorila. Pero ella me convenció, me dijo que si lo conocía iba a ver que él no era así, que no íbamos a hablar de política. Y cuando lo vi y lo escuché, me subyugó, por cómo hablaba, cómo opinaba. Uno venía del dogmatismo político, y descubrí que era un hombre libre, un filósofo, un pensador con un carisma siendo ciego que me atrapó, a tal punto que dejé de ver la gente alrededor porque solo tenía ojos para Borges. Me fui maravillado y me di cuenta de que el tema de la Cábala me interesaba.

-En una entrevista usted dijo que le inspiró "ternura".

-Muchísima ternura... que después fue aumentando hasta el último día en que nos despedimos y nos abrazamos. Pero te cuento: una semana después, yo iba por Florida y San Martín, a una cuadra de la casa de él, y lo encontré en un bar tomando un café solo, en una mesa, con poca gente. Entré y pensé en saludarlo. Le pedí permiso al mozo si podía acercarme a él a hablarle. Me acerqué y le dije: "Borges, ¿cómo le va? Hace una semana escuché su conferencia sobre la Cábala". "Ah, qué interesante", me dijo él. "Siéntese, ¿quiere un café?". Hablamos dos horas y me dio el teléfono de su casa. Después nos vimos otras veces más. Cuando vino el golpe militar en Argentina (1976) yo me fui. Nueve años después, la BBC de Londres hace un documental "Borges y yo" y me contratan para hacer de Borges joven, para trabajar en uno de los cuentos. ¡Y nos encontramos nuevamente! Llegó Borges desde Buenos Aires. Y cada tanto nos dejaban solos para que hablemos, largo y tendido. Entonces le dije: "Borges, ¿usted sabe quién soy yo? Soy aquel actor que en el año 73 lo vi en una conferencia, una semana después me metí en una confitería y nos quedamos charlando...". "¡No puede ser! ¿Es usted?", decía... Para él eso fue como el mundo borgiano que se concretaba. Decía: "Pero esto lo inventé yo: usted vuelve al pasado y se encuentra conmigo, usted haciendo de mí joven...". Descubrí al ser humano detrás del filósofo y el escritor, descubrí al anciano que no podía comer, que había que acompañar al baño. Él decía que la humanidad estaba como él: ciega y en un laberinto sin encontrar una salida.

"Cuando lo vi a Borges, me subyugó, por cómo hablaba. Uno venía del dogmatismo político, y descubrí que era un hombre libre, un filósofo, un pensador con carisma "

-¿Cree que a Borges le hubiera gustado La Memoria de Borges? ¿Le hubiera dado su aprobación?

-Le hubiera encantado, y hubiéramos tenido muchísimo para charlar. Está el espíritu borgiano respetado absolutamente en la obra. Y lo que yo quiero transmitir es eso: lo que Borges me dejó, es decir, el amor y el cariño que me tuvo y le tuve. De hombre a hombre: él un genio, un poeta, por un lado, y yo un actor. Eso es lo que intento transmitirle al público: tenemos que superar las diferencias. Cuando los hombres superan las diferencias, podemos llegar a una relación de afecto enorme, que es lo que importa.

-Yo vi la obra en el Teatro Alianza. Cuando terminó, había personas de pie ovacionándolo y vi algunas mujeres emocionadas, conmovidas por su interpretación. ¿Qué ve usted desde el escenario, cuando se termina la obra y recibe el aplauso?

-No veo nada. La cortina de luces es muy buena -cosa que me sirve mucho durante la función- y cuando termina la obra, las prenden todas y ahí no veo nada... Siento los aplausos y los "bravo", pero no puedo individualizar rostros. Cuando entro por segunda vez sí, me acerco al borde del escenario y ahí veo. Pero sé que causa emoción porque la devolución que me dan o la cantidad de mensajes que recibo por Facebook, mails o la gente que me para es impresionante. Y muchos hacen referencia a la emoción y al llanto. Yo también me emociono... pero durante la obra tengo la técnica para controlarlo y que no se note. Cuando lo hago volver a Borges y "lo abrazo" vuelvo sentir al Borges vivo. Eso alguna gente lo siente.

-"Nosotros podemos transformarnos en otro" dice Borges y usted repite. Ser otro por un rato, ¿es el gran encanto de los actores?

-Sí, claro. Para eso vivimos: ser otros por un rato sin dejar de ser nosotros mismos. Podemos crear una psicología que no es la nuestra, sin perder la nuestra. Es una esquizofrenia consciente. Es lo que le pasa al esquizofrénico: pasa de una realidad a otra, pero no sabe, no es consciente. Si vos le decís que hizo tal cosa, te lo va a negar. Lo nuestro es exactamente igual, pero consciente.

-Usted solo, arriba del escenario, ¿es una obra de arte?

-Sí. El personaje es una obra de arte. No yo, no Jones. Ese Jones actor no es el que está acá, y la gente recibe al personaje construido, no a Jones.

-Entiendo. ¿Y un monologuista haciendo stand up lo es?

-También. Porque en el stand up -he visto varios y me encanta-, no son ellos. Hacen un personaje que le meten al público. Yo de repente puedo hacer más de un personaje: paso de Borges a mí mismo en un instante. El stand up es una obra de arte, un personaje, porque después uno habla con ellos y son otra persona.

"'¡No puede ser! ¿Es usted?', decía Borges... Para él eso fue como el mundo borgiano que se concretaba. Decía: 'Pero esto lo inventé yo'"

-Usted le dijo a Jaime Clara en El Observador TV que "un actor no puede ser alcohólico ni drogadicto". ¿Por qué no, si ahí arriba usted va a hacer de otro?

-Hago de otro, pero desde mi psicología y mi conciencia. El alcohólico no tiene control... Cualquier drogadicto no tiene control sobre su conciencia, crea un estado de realidad ficticio, no tiene control sobre su instrumento vocal y corporal. Él me lo dijo por la película Birdman: la voz de la conciencia le avisa (al personaje de Michael Keaton) que un actor suyo está tomando vodka en serio. Y él dice: "¿¡Cómo!? No puede tomar alcohol si va a interpretar un personaje". Por algo está prohibido tener alcohol en los camarines. Ahora, que hay actores alcohólicos o que consumen drogas, claro. Y todos terminan mal, terminan deteriorados.

-En la misma entrevista usted dice que no está de acuerdo en el teatro hecho por niños. ¿Por qué?

-No estoy de acuerdo en que hagan actuar a los niños. El arte dramático potencia las cosas buenas psíquicas que tenés, y las malas. Si un niño tiene esquizofrenia, autismo o cualquier problema psicológico, el teatro lo destroza. Y si es un niño sano puede pasarle o no, pero el teatro es un juego de adultos, no de niños. Necesita un desdoblamiento. El niño cuando juega inventa cosas, te imaginás que una ramita es una escopeta, es un juego. Cuando a ese niño le obligás a meterse en la cabeza una información que no necesita... En el cine es monstruoso lo que hacen: los hacen llorar, los hacen sufrir... Y no hay derechos que valgan para ellos. Los niños tienen que jugar, no aprender técnicas actorales. A mis clases de teatro me han llevado niños con recetas del psiquiatra recomendando que estudien teatro. Y yo no los acepto: les digo que es al revés, el teatro potenciaría esos problemas psicológicos.

-Hay muchas compañías actorales que apelan a mediáticos de la televisión, sin formación actoral, solo para convocar gente. Si cortan boletos, ¿ya está? ¿Que la gente pague la entrada para ver a esos mediáticos actuando, ya los legitima como "actores"?

-A ver... Si cortan boletos para ese tipo de obras que el público consume, está bien. ¿Por qué no? Lo que no creo es que esa persona pueda hacer lo que puede hacer un actor profesional: un Shakespeare, un Williams. Los académicos van a decir que no, que no pueden actuar. Yo me afilio a la tesis de que el artista es eso: artista, y no necesariamente tiene que pasar por un instituto de formación. Se tiene que formar, sí, adquirir técnicas, pero eso no te garantiza que sea bueno o malo. Tiene que tener talento, traerlo consigo. El artista es artista primero, por vocación, y después adquiere las técnicas. A veces hay una figura de la TV con condiciones artísticas, aunque no haya estudiado.

-Pero hay directores de teatro que van a buscar mediáticos sin saber si tienen condiciones artísticas; solo porque son convocantes.

-Ah bueno, eso no está bien, claro... Eso está mal y termina mal. El público va a ir a verlos y se dará cuenta que son un mamarracho. Pero yo te pongo un ejemplo: yo llamé a Victoria Rodríguez, que es una mujer de televisión, porque sabía que era una gran pintora, es una artista, la había visto actuar en un papel chico y le vi condiciones. Victoria es artista, porque es sensible. ¡Es artista! Trabajamos mucho, ensayamos mucho e hizo Un tranvía llamado deseo de Tenessee Williams y anduvo bárbara. Después hicimos Casa de muñecas de Ibsen y no la fue a ver nadie, y ella estaba excelente. Sin embargo, la obra fue un fracaso. O Kairo Herrera, que es muy convocante, y anda muy bien... Pero él mismo te dice: "Yo no voy a hacer Shakespeare".

-Cuando usted dejó la actuación en 2010 empezó a dirigir clásicos teatrales. ¿Es una corriente ninguneada?

-Sí, lamentablemente. Yo pienso que hay que hacer todo en teatro, todo. Precisamente, por hacer todo, no se puede dejar de hacer algo. Si algo no se pueden dejar de hacer son los grandes actores. En una capital de un país, una ciudad metropolitana, cualquiera en el mundo, siempre tienen que haber clásicos. Y de ahí en adelante todo lo que quieras: comedias de enredos, revistas, stand up. Pero en los lugares donde se estudia actuación ya te enseñan que eso no se hace porque "es viejo". En el arte no hay nuevo o viejo; hay bueno o malo. ¿El Greco o Miguel Ángel son artistas viejos? Es una barbaridad decir eso. ¿Andy Warhol es un plástico nuevo?

"El personaje es una obra de arte. No yo, no Jones. Los que hacen stand up también hacen una obra de arte. Porque hacen un personaje que le meten al público"

-Es que los clásicos trascienden los tiempos... The Beatles o los Rolling Stones no van a dejar de escucharse, porque son clásicos.

-¡Ahí va! Trascienden las fronteras, los idiomas y los tiempos. Los Beatles son como Mozart, trascienden los tiempos: porque son buenos.

-¿Cómo ve la Comedia Nacional, que usted integró?

-Es otra Comedia Nacional, por cuestiones etarias, gente que se jubiló o se murió. De la guardia vieja el único que queda es Levón. Sí creo que hay momentos en que la Comedia Nacional está perdiendo la finalidad que tenía: promover los autores nacionales. Se llamaba así porque tenía que promover los autores nacionales y mantener el repertorio de autores clásicos, obras clásicas, para combatir la xenofobia. La Comedia Nacional, por ser subvencionada por el Estado, está obligada a divulgar a los autores más grandes del mundo, darlos a conocer al pueblo, y promover a los autores nacionales. Esa ya no es la brújula, ya no es el horizonte de la Comedia Nacional. Y lo otro: está metiendo en la gente la idea de que no hay que pagar para ir a ver teatro. Si vas al Solís entrás gratis; si tenés más de 60, entrás gratis; si sos joven y estudiante, entrás gratis; si pagás la entrada, pagás en pesos y es barata, quizás 2x1, o conseguís invitación. Los actores tienen que trabajar en otra cosa, dar clases y además actuar, y los que lo ven no pagan por verlo. No, así no. Ojo, es cierto que con la cultura no hay que ganar (dinero), pero tampoco hay que perder.

-¿Y la televisión? ¿Cómo ve la televisión uruguaya?

-No la veo. Hace muchos años que no tengo televisión. Me di cuenta de que tenía la televisión solo para ver películas y documentales. Ya no veía televisión abierta y se me pasaba el horario del informativo. Pensé: ¿por qué me está pasando esto? Me duele que no haya ficción nacional, y quizás por eso no tengo televisor. Yo envidio a los actores argentinos, tienen una cultura audiovisual y de la ficción nacional notable, de la cual se alimenta su pueblo. Y no es un problema de los canales privados, sino de los canales oficiales. Canal 5 (TNU) hace 10 años, desde que está el Frente Amplio, no ha hecho nada. Hizo mucho menos que los canales privados, que algo de ficción intentaron hacer. Contenidos y Canal 12 hicieron Adicciones; Somos en canal 10, el 4 también hizo ficción. No lo digo por mí, que soy veterano, lo digo por los jóvenes. Las nuevas generaciones de actores no son conocidas por el pueblo, porque no tienen pantalla. Si me vienen con que "no dan rating", contesto que no es verdad. Adicciones y Somos marcaron muy bien, desafiaron en rating a Tinelli. ¿Cómo es? Sí queremos a los jugadores uruguayos, ¿pero no queremos a los actores uruguayos? No lo creo... Sería muy grave, sería absurdo. Dejé de ver la TV porque noté que en vez de ver actores nuestros, ponen cosas argentinas. Y envidio a los argentinos, envidio a los actores brasileños. Nunca ningún gobernante supo responderme por qué pasa esto.

-Usted estuvo muy comprometido políticamente. Alguna vez se definió como "blanco tupamaro", estuvo preso, coincidió con José Mujica en la cárcel de Punta Carretas, vivió el exilio. ¿Sigue comprometido en política hoy?

-Sigo comprometido con la política como ciudadano, no como militante. No milito en ningún lado hace mucho tiempo.

-¿Sabe una cosa? En Wikipedia dicen que usted "se ha acercado a la izquierda radical, formada por ex tupamaros y ex comunistas".

-Eso se debe a que para las elecciones nacionales anteriores, las de 2009, cuando nombraron a Raúl Rodríguez como candidato de Unidad Popular, yo dije que lo apoyaría. Raúl es amigo mío, ex tupamaro sí, pero es colega (actor) y amigo. Entonces, yo dije en una entrevista en CX 36 que iba a ser el futuro presidente. Lo dije como amigo... Eso lo levantó Radio Centenario y lo puso en la web. Pero no me siento identificado con los "radicales".

"La Comedia Nacional, subvencionada por el Estado, está obligada a divulgar a los autores más grandes del mundo, y promover a los autores nacionales. Ya no es la brújula" 

>-Hubo un episodio reciente que lo tuvo como protagonista. Usted estaba haciendo La memoria de Borges y sonó un celular. Cuando terminó la obra, usted increpó a la joven a la que le había sonado el celular, y después hizo catarsis en Facebook. Usted dijo: "Si esta agresión cultural es protagonizada por una alumna de un colegio tradicional, ¿cómo reclamarle a los jóvenes marginados un adecuado comportamiento social?" y agregó: "Si esto sucede en un teatro más que respetable, ¿qué podemos esperar de lo que sucede en los antros bailables donde se consume alcohol y drogas?". ¿Qué lo llevó a hacer esas comparaciones? ¿No le resultan exageradas?

-A ver... El celular no sonó solo esa vez, como algo aislado. No sé por qué, pero en Montevideo empezaron a sonar los celulares en las obras de teatro y el cine desde 2008. Antes no pasaba. Tanto un actor, como un docente o un conferencista se distraen si suena un celular. Y si se distrae un actor, se pierde. Otras veces paraba la función porque se armaba una discusión en la platea. Esta vez yo estaba en el momento álgido de la obra cuando suena... suena y se ilumina una cara, y no pude seguir. Pensé: "¿Qué hago? Suspendo la función, devuelvo la plata", pero me decidí a seguir... Cuando terminó la busqué y vi que era una jovencita. Le hablé fuerte para que escuche la gente. Le dije: "Sos una maleducada. No me respetaste ni a mí, ni al público. Se te dijo tres veces que apagues el celular y no lo hiciste. Me perjudicaste a mí y al público" y ella se mantuvo callada. Le pregunté a qué colegio iba y me dio el nombre de un colegio privado. Después, en caliente, publiqué algo en Facebook. Generalmente los educados contestan: "Y bueno... Qué querés si es un marginado que tira de un carrito" o "son pichis". Mirá, la Alianza tiene un convenio con liceos de chicos carenciados. Cuando viene ese público, que ha venido a ver distintas obras, nunca hubo un problema. Lo que quise decir es que si se supone que los colegios privados, donde los padres pagan para que su hijo reciba educación y no los educan bien, ¿qué vas a esperar de un marginado, que no tiene educación? Yo dije "antros", antro es todo aquel lugar donde se reúnen los seres humanos. ¿Me van a decir que estoy en contra de los jóvenes? ¡Qué pelotudez! Tengo una academia de arte dramático donde les enseño a jóvenes, tengo tres hijos y cuatro nietos, siempre en mis obras pongo actores jóvenes. Simplemente coincidió con que el celular le sonó a una joven. Si le hubiera sonado a una persona mayor, hubiera reaccionado igual.

-¿Por Borges se hizo adepto a la Cábala?

-Bueno, como no soy judío, pasé de la Cábala al estudio de las escuelas de misterios, las escuelas místicas de la antigüedad. Hice un estudio personal muy exhaustivo y pude entender muchísimas cosas, sobre todo cuando descubrí que el origen del teatro y del arte dramático está en una de esas escuelas de misterio, en Eleusis (cerca de Atenas) en Grecia, ahí nace el arte dramático. Los Misterios de Eleusis era una escuela de misterio místico, como la Cábala, pero de los griegos. Y ahí nace el arte dramático.

-¿En qué consisten? ¿Qué visión tienen de la vida y de Dios?

-La Cábala es la escuela de misterio, la escuela mística en el judaísmo. Toma ese nombre en el medioevo, en el Renacimiento, pero viene de antes. Hay toda una corriente de todas las religiones, que en el judaísmo se llama Kabaláh (‘Cábala' decimos nosotros), que traducido del arameo significa "recibido". ¿Recibir qué? Recibir la tradición, la tradición la tienen los cabalistas, más bien agnósticos, o sea que no toman los textos bíblicos, de las Escrituras. Ellos hacen libre interpretación de esos textos y dentro de la escuela universal hay cientos de escuelas de mística a lo largo de toda la historia... Yo estudié 16 escuelas. ¡Todas muy anteriores a la Cábala! Por ejemplo, los misterios de Eleusis son mil años antes de Cristo, y podemos ir a 3.500 años antes de Cristo y las encontramos en la India, en Egipto, en lo que era Sumeria, son escuelas de misterio, son personas que se dedican a estudiar lo que después los griegos bautizaron Filosofía, Psicología, Ciencia, Metafísica.

-¿Y cuánto hay de Dios o de religión en esto?

-Hay mucho de Dios o... nada. Primero es más bien una cosmología. Se pregunta: ¿Cuál es el origen del Universo? ¿Cuál es el origen de la materia? Como cosmología busca la explicación de la materia. ¿De dónde viene todo esto? O las preguntas de lo que entendemos por filosofía: ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? ¿Cuál es el principio y cuál es el fin? De ahí nacen las religiones. Digamos que todas las religiones tienen una matriz común, que nacen en las escuelas de misterio. Luego, cuando se vuelcan esotéricamente como religiones comunes, populares, y de acuerdo a las circunstancias culturales y de la época en que viven, toman sus diferentes formas. No sé si la palabra Dios es clara, porque Dios viene del sánscrito que es Ziu (se pronuncia Diú) que significa "claridad". Hoy decimos Dios. ¿A qué nos referimos? A que hay una existencia que es eterna y que de allí nace todo. No es un dogma, es una creencia común que la tiene la Cábala, los misterios de Eleusis, la escuela Memphis de Egipto, otra escuela de la India...

"¿Me van a decir que estoy en contra de los jóvenes? ¡Qué pelotudez! Tengo una academia de arte dramático donde le enseño a jóvenes, siempre pongo actores jóvenes"

-¿Cómo le afectó la muerte de China Zorrilla?

-Y... mucho porque era mi tía postiza. Es la tía de mi esposa (Teresa Herrera). Primero fuimos amigos, después colegas y después parientes. Cuando se le hizo un homenaje a China, yo dije: "Acá hay muchos amigos de China, parientes varios y colegas un montón; pero las tres cosas, solo yo". ¿Cómo me afectó? Me afectó mucho... Yo estaba en Kansas, en la casa de mi hija en Estados Unidos. Cuando nos enteramos nos pusimos a llorar, pero al rato nos empezamos a acordar de anécdotas con China y nos empezamos a reír. Con China es imposible no reírte. Lo que yo viví con ella toda mi vida fueron alegrías. Recordarla con tristeza es imposible.

-¿Cómo le lleva ser abuelo?

-Bárbaro. Lo mejor de la vida está al final. Lo digo porque tengo nietos. Uno al ser padre tiene una responsabilidad y tiene expectativas, con un nieto es amor puro, sin responsabilidad, más amor, más disfrute. Y para comunicarte con tu nieto tenés que volver a tu infancia, volver a jugar, tirado en el piso. Te estás transformando de vuelta en aquel niño que fuiste.

-¿Es feliz?

-Sí. Con todo, la felicidad es un ideal utópico a lograr. No está entre las prioridades ideológicas lamentablemente, como sí lo está el sacrificio. El hombre más feliz es un ser extraño, egoísta. Yo tengo que ser feliz porque tengo que estar agradecido a la sociedad que me dio todo: existo porque pude progresar, porque la gente pagó entradas para ir a verme.

 

Montevideo Portal | César Bianchi

Fotos: Juan Manuel López