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Seré curioso

El buscavidas cool

Seré Curioso: Marcelo Capurro

Deportista de día y modelo publicitario por las noches: Marcelo Capurro habla de su historia de vida en "Seré Curioso". Por César Bianchi.

06.01.2015

Lectura: 19'

2015-01-06T00:02:00-03:00
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Con la mayoría de edad, Marcelo Capurro tuvo que hacerse cargo de su familia y se subió a una bicicleta para ir a entrenar a Progreso, en La Teja. Hincha de Peñarol, hizo las inferiores en Nacional y en su primer entrenamiento convirtió media docena de goles. Por fin, a los 25 le salió un pase al exterior, pero, lejos del Calcio italiano o la afamada liga española, le tocó ir a Indonesia y después a China, donde le dieron para probar rata, víbora y perro. Dijo que no, educadamente, pero por cortesía aceptó comer algas marinas, como las de su pecera.

A Marcelo le encantaba vivir del fútbol, pero más le aliviaba poder enviarle remesas a su madre. Fracasadas algunas transferencias, volvió para jugar en Miramar Misiones, Uruguay Montevideo y Cerrito.

Pero como lo que mejor sabe hacer es "rebuscárselas" -Capurro dixit-, le hizo caso a algunos amigos y se subió a una pasarela para desfilar en ropa interior. Desde entonces, tiene una doble vida: es deportista de día (fútbol, fútbol playa, pádbol, fútvoley, escalamiento) y modelo publicitario por las noches. Y hasta se dio el lujo de pegar el faltazo a lo de Tinelli, por jugar a la pelota en la arena.



Por César Bianchi
@Chechobianchi


-¿Cuál fue tu última participación en un plantel?
-En Cerrito, este año, en el primer semestre. Arranqué de titular, en un equipo con mucha gente nueva. Quien estaba gerenciando apostó a los jóvenes, entonces alterné...

-¿De qué jugabas?
-Mi posición original era puntero por derecha. Beethoven Javier en Miramar Misiones me agarró de volante por derecha, porque por lo general o sos rápido o tenés resistencia y yo tenía las dos cosas, entonces me empezó a usar como lateral volante. Me sentí notable porque iba al ataque y después tenía la obligación de bajar a defender, y me gusta eso. Para ser delantero, yo bajaba y robaba pelotas, cosa que no es común porque los delanteros, cuando terminó su jugada, se desentienden... Y como me daba el aire, aparecía de sorpresa y robaba pelotas. Eso quedaba vistoso.

-Eras un delantero que bajaba rápidamente a robar pelotas y después volvía a atacar... ¿Pero por qué no seguiste en el fútbol, entonces?
-Por las cosas del fútbol. A la corta o a la larga el fútbol te termina devolviendo lo que vos le diste. Me pasó en el fútbol playa que terminé defendiendo a la selección uruguaya. Te lo cuento y se me eriza la piel: estar en la mitad de la cancha con la camiseta de Uruguay y cantar el himno en otro país no tiene precio.

"Al ser extracomunitario, en Holanda me pasó que me dijeron que sólo podían pagarme si yo fuera Ronaldinho o Beckham, las estrellas del momento, porque ellos se pagan solos con los sponsors"


-Eso te pasó en 2010, con la selección de fútbol playa.
-Sí, me llamó el Topo [Fernando] Rosa y me encantó. El primer torneo que jugamos fue la Copa Latina en Brasil y le ganamos a Brasil en las playas brasileras... Se le llamó "El Arenazo", pero acá no se le dio mucha difusión, porque es un deporte menor. Hace pocos días hizo aniversario del vicecampeonato mundial, hoy en día hemos bajado algunos escalones. Hace una semana arrancamos un nuevo ciclo, con el Negro Miguel Aguirrezabala como técnico, y queremos llegar nuevamente a un Mundial.

-Pero estábamos en el fútbol: ¿qué pasó? ¿Por qué tuviste que apelar a otras disciplinas y dejarlo?
-Necesitás una pizca de suerte... Me pasó de estar en la Reggina de Italia y me tuve que volver por no tener pasaporte comunitario, y me pasó lo mismo en el Vitesse de Holanda. También por el tema de cupos. Ellos ya tienen los cupos contados, o los dejan para alguien muy especial, de gran nivel. Al ser extracomunitario, en Holanda me pasó que me dijeron que sólo podían pagarme si yo fuera Ronaldinho o Beckham, las estrellas del momento, porque ellos se pagan solos con los sponsors. Lo mío no era redituable para ellos. Tengo descendencia alemana, entonces también estuve en Alemania tratando de tramitar el pasaporte y no pude. Y tampoco conseguí tramitar el pasaporte italiano.

-Pero te adaptaste a otras disciplinas: fútbol playa, también jugás pádbol... ¿Quién te tuvo en cuenta para convocarte a otros deportes?
-Yo estoy muy vinculado: siendo deporte, saben que yo estoy. En el fútbol me decían el Leche, porque tengo una leche bárbara... Yo corría en los entrenamientos y en los partidos tenía que correr, no para dejar pegado a mis compañeros, sino para ayudarlos. Ellos me iban a exigir que en los partidos yo corriera igual que en la pretemporada o en las prácticas. Pensaban en alguien que tenía que correr y decían "Capurro". Por eso me llevé siempre muy bien con los profes de educación física. Y por un intermedio que jugó al fútbol, él habló con el Topo Rosa antes de jugar el Partido de las Estrellas. Fui a probar, porque era un deporte nuevo, y al principio me llevé algún porrazo, porque es un deporte muy táctico, de menos velocidad y mucha técnica. Yo no tengo tanta técnica...

-¿Y cómo nace llamarte para jugar pádbol?
-Nosotros estábamos con el fútbol playa en los Juegos Odesur de Manta, Ecuador, y nos enteramos que arrancamos un torneo clasificatorio al Mundial de Pádbol en La Plata, Argentina. Yo le dije a mi pareja de fútvoley, Nico Bella -que también había jugado junto con Pampero Sobral y Fabián Canaveris-, pero el campeonato arrancaba cuando nosotros estábamos en Ecuador con el fútbol playa. Eran dos los de pádbol, defendiendo a Uruguay. Se lesionó uno de ellos y me llamaron a mí: fui, jugamos y ganamos. El muchacho que jugaba conmigo, Daniel, también se lesionó en la rodilla, pero jugando al fútvoley, y ahí le dije a Nico [Bella]: "Ta, Nico, es para nosotros". Jugó conmigo, salimos campeones, fuimos al Mundial de Pádbol y hasta el día de hoy somos la pareja mejor rankeada de Uruguay. Ahora venimos de jugar en España...

-¿Qué es el pádbol? ¿En qué consiste?
-Es una fusión de paddle y fútbol. Se inventó hace unos cinco años en Argentina. El paddle en el Río de la Plata pasó de moda, pero en España ahora es furor... Todas las canchas llenas de gente jugando al paddle hoy por hoy, está en un auge impresionante. Lo inventaron unos porteños en un asado entre amigos: estaba la cancha, la red, jugaron dos contra dos con los pies, empezaron a perfeccionar las reglas, achicaron la cancha: la dejaron de 6 por 10. En una cancha de paddle profesional entran tres canchas de pádbol. Es una jaula de vidrio, red al medio, dos contra dos y el tanteador se cuenta igual que en el tenis.

"Desfilábamos a las 3 de la mañana, pero yo llegaba 2.30, desfilaba media hora después, cobraba y me iba. Y al otro día estaba a las 8 en Pocitos, entrenando para la selección de fútbol playa"


-Hasta acá, está claro que sos un deportista nato. ¿Pero cómo hacés para conjugar tu trabajo con tu actividad en la noche? Porque sos modelo publicitario y desfilás con poca ropa en boliches...
-Empecé en los desfiles para sacarme la timidez. Yo era retímido, al punto de pasar por soberbio o creído, pero no saludaba mucho por ser tímido. Siempre me decían: "Tenés físico, tenés cuerpo, tenés la actitud para desfilar, animate". Me pincharon tanto que un día probé... Una de las que más me insistió fue Lorena Chaparro, una amiga, que conocía al fotógrafo Carlos Díaz. Habló con él y salió algo para desfilar en el Complejo W. Me acuerdo que tenía que salir vestido de león, con animal print: pantalón, chaleco y máscara de león. Para la segunda pasada tenía que salir con el torso descubierto, pero con la máscara de león. Y terminamos bailando en bóxer, en la pasarela. Fue en 2010. Con la máscara de león, cero estrés... el tema fue dar la cara. Fijate que antes había intentado bailar salsa, para sacarme la timidez. Me vieron en otro boliche y empecé a salir para otros boliches y representar marcas. Ahora soy la cara de Siamo Fuori, una marca de ropa argentina, que hasta les organizo los desfiles.

-¿Es cierto que estuviste a punto de ir a bailar a Showmatch con Tinelli?
-Sí... Dos amigas, Marta Leiva y Lorena Chaparro (que ya me había metido en el modelaje), mandaron un book con fotos mías a Ideas del Sur, les interesó y quedaron recopados: fijate que soy deportista, había jugado al fútbol en Primera, era modelo y uruguayo... Una vez me llamó el Chato Prada [NdeR: productor general de Showmatch] y yo estaba viajando con la selección de fútbol playa, y después me llamaron dos veces más para ir a piso, pero yo no podía porque estaba en otros torneos de fútbol playa, una vez en Ecuador y otra en Brasil. Estar en piso con Tinelli podía ser un salto increíble, porque capaz que el tipo se acerca, te tocó con la varita y sos famoso... Pero no pude ir.

-¿Priorizaste honrar la competencia deportiva o ya estabas en el exterior y no podías viajar por estar jugando?
-La primera vez yo ya estaba jugando en Manta y la segunda tenía pasaje confirmado para Brasil. Hice todo lo posible para cambiarlo, pero no se pudo. Fueron tres veces. Pensé que podía haber una cuarta, pero no llegó. También me seleccionaron para ir a desfilar a La Cocina del Show, que también es de Ideas del Sur, y hubo un proyecto de cámaras ocultas acá, pero se cayó. Incluso, en los boliches me promocionaban como "el uruguayo que va al Bailando", porque era un hecho...

-¿Qué tienen en común el ambiente del fútbol y la noche?
-Mirá que a mí se me asocia a la noche pero por los desfiles, pero yo no soy de salir. Debe hacer dos años que no salgo a bolichear. Para mí es un extra que no me choca con mis otras actividades, que son diurnas. Yo no tomo alcohol, no fumo, me cuido. Yo me acostaba un rato antes, ponía el despertador para ir a los boliches a desfilar, cobraba y me iba a casa. Me pasó cuando fui Mr. Azabache, que todos los miércoles teníamos desfile. Desfilábamos a las 3 de la mañana, pero yo llegaba 2.30, desfilaba media hora después, cobraba y me iba. Y al otro día estaba a las 8 en Pocitos, entrenando para la selección de fútbol playa. Es más: me tocó un verano que tenía clientes -como personal trainer que soy- a las 7 de la mañana, por lo que tenía que levantarme a las 6...

-Otra actividad: sos entrenador personal. Pero, te decía, aunque no seas nochero por elección, al estar en el ámbito de los boliches nocturnos y en el fútbol, ¿qué cosas ves que se repiten en un ámbito y en otro? ¿Las botineras?
-Sí, claro. No voy a matar a colegas, pero está lleno de futbolistas que curten la noche, pero así como hay futbolistas -que son notorios, y tenemos fama de mujeriegos y nocheros-, también hay abogados, empresarios, doctores, contadores... pero como no son públicos, nadie sabe. Lo que pasa es que nosotros llamamos la atención, porque el futbolista tiene un físico trabajado, nos vestimos distinto, caminamos distinto (por la chuequera te podés dar cuenta). Y está el tema de las botineras... pero cada uno es cada uno: yo no voy a un boliche a buscar una mujer para formar una familia. Cada uno es grande y sabe lo que quiere. Me pasó en inferiores de Nacional, que estaba en Cuarta División, terminaba y Daniel Enríquez (que era el DT) me decía: "Capurro, tenés que ir a entrenar con el Primero", y al salir de Los Céspedes estaba lleno de chicas esperando sacarle un número a algún jugador... te hablo del año 1999 o 2000. Eso siempre fue así.

"Siempre me decían: 'Tenés físico, tenés cuerpo, tenés la actitud para desfilar, animate'. Me pincharon tanto que un día probé... Lo hice para vencer la timidez"


-¿Hay mitos en los jugadores de fútbol?
-Creo que sí. No todos tienen plata, no todos pueden hacer dinero, no todos llegan a Nacional o Peñarol, y no todos los que llegan a un grande se aseguran un futuro... La idea es mostrarse, tener un pequeño pase por algún grande, Defensor Sporting o Danubio, y esperar que se te dé un pase al exterior...

-Vos tuviste algunos pases frustrados...
-Tuve, sí. Pero algunos se concretaron: estuve en Indonesia un año y medio, de ahí se dio un pase a China, aunque claro que si se hubiera concretado lo de Holanda, la plata era otra y era fútbol profesional. En Indonesia había mucha corrupción, se arreglaban los partidos todo el tiempo... Pero aprendí pila, inclusive el idioma, el indonés. Era la primera vez que yo viajaba al exterior solo, en avión, a los 25 años. Era otra cultura, religión, costumbres, la comida... todo distinto.

-¿Qué fue lo más raro que tuviste que comer en China o Indonesia?
-Víbora, rata, perro o carne de caballo... Yo tenía peces en casa, en una pecera, y las algas para decorar la pecera ellos las comen. Te dan hasta sangre para tomar. De todo eso, lo que probé fue las algas de la pecera, porque si no probaba nada, lo tomaban como una falta de respeto. Y las costumbres: mientras yo rezaba el rosario, mis compañeros le rezaban a Alá. Ellos con su religión musulmana y yo con la católica. Crecí pila, maduré un montón... Estuve viviendo en Bali también, que tiene cultura budista, y los locos al mediodía salían a hacer ofrendas a Buda: inciensos, pétalos de rosas o cualquier flor. Una vez llovió a cántaros con tormenta eléctrica incluida, ¡y al mediodía salieron igual! Hicieron su ofrenda, y se encerraron.

-Después de esos destinos exóticos, me imagino que anhelabas un mercado más competitivo.
-Me pasó lo de Holanda. Estuve entrenando tres meses, ellos mismos me quisieron llevar a Alemania para tramitar el pasaporte comunitario, y me perdí de jugar en Holanda y seguir en Indonesia. Ahí fue cuando me volví a Uruguay, y arreglé con Miramar Misiones.

-No tenías un representante distinguido... En el fútbol, si no tenés padrino, ¿morís infiel?
-Es que hoy en día es así. Tenés que tener contactos... Me pasó de hablar con empresarios conocidos que me decían: "Si yo tengo a otro que juega en tu puesto y no a vos... vos podés ser buena gente, laburador, la peleás como podés, pero mi negocio es vender al otro, entonces tengo que tirarte tierra a vos. Voy a decir que sos nochero, que te gusta la joda, que te vivís lesionando". Me ha pasado de enterarme que estaba para ir a tal equipo, y después me enteré que alguien había inventado que yo era nochero... y te hablo de antes de los desfiles, cuando yo ni ahí con ir a un boliche.

-Tenías el pelo larguísimo. ¿Por qué te lo cortaste?
-Fue una promesa. Tuve que hacerlo para un comercial de Coca-Cola, para el Mundial 2014. Me ofrecieron una plata, pedí el doble, aceptaron y me tenía que rapar a cero y abajo en la nuca quedaba tatuada la Copa del Mundo. Era para demostrar el fanatismo que el hincha tiene por el fútbol. Unos meses después, hice el de Pepsi, de "playa vs. playa", donde yo en bermudas sostenía una tabla de surf.

-Volviendo al modelaje, me imagino que la timidez la venciste, porque te vi en una fiesta promocionar un whisky escocés con kilt, la pollera escocesa, y sin remera...
-Sí, sí, sí... pero andar con pollera escocesa no es nada, ¡salgo en boxers en los boliches! Ahora cero estrés. La promoción del whisky estaba buena, porque en pleno invierno estábamos sin remera y con pollera en un boliche, nos acodábamos en la barra y pedíamos ese whisky. Venían dos chicas muy monas y se ponían a hablar con nosotros en la barra, pero la gente no sabía que ellas eran promotoras. Después se sacaban la campera y tenían una remera del whisky, y ahí ya íbamos por las mesas.

"En Indonesia había mucha corrupción, se arreglaban los partidos todo el tiempo... Pero aprendí pila, inclusive el idioma, el indonés. Era otra cultura, religión, costumbres, la comida... todo distinto"


-¿La timidez la venciste?
-Sí, yo siempre fui sociable, pero me costaba arrancar, empezar a hablar con alguien. Me daba vergüenza. Con las chicas también, y si me gustan, más. Con los desfiles, me pasa que las propias mujeres me avanzan y me han dicho cada disparates irreproducibles... Yo me río y, con cintura, zafo.

-¿Y si la chica te gusta?
-¿Sabés qué pasa? Que por cómo fui criado, no doy bola... Yo a los 18 años tuve que hacerme cargo de mi familia, fui la figura masculina de la casa. Antes de encarar a una mujer pienso en que eso podría no gustarle a mi madre o a mi hermana. Hoy a mí me invitás a bailar y yo priorizo quedarme con mi sobrina, quedarme con ella hasta que se duerma. O prefiero jugar con amigos hasta la medianoche al fútbol 5 antes que salir de noche. Mi madre siempre me aconsejó sobre cómo comportarme con una mujer: el respeto a la mujer, cómo valorarla... Soy muy sentimental y casi feminista.

-El modelaje y la pasarela en boliches te dio lo que no te dio el fútbol: dinero.
-Es un extra... lo mismo que las clases particulares. En el fútbol, excepto las inferiores en Nacional, siempre me tocó estar en equipos chicos, entonces te pagan lo mínimo. Nunca hice plata con el fútbol, pero si sumo los desfiles y los comerciales para TV, quizás me ha dado más... Yo terminé el liceo y pude haber seguido una carrera, pero aposté al fútbol y me iba en bicicleta a entrenar a Progreso de La Teja. Yo no hice inferiores: salí del liceo y pasé a entrenar en el segundo año de la Cuarta de Nacional. ¡En la primera práctica hice seis goles! Fue un entrenamiento soñado... y ahí quedé.

-¿Y por qué te fuiste a probar a Nacional, siendo hincha de Peñarol?
-¡Era fanático de Peñarol! Pero escuché que había un llamado a prueba en Nacional y fui a probarme... ¿Hoy quién se da el lujo de no ir al otro cuadro grande? El que necesita la plata y necesita mantener a su familia, como yo en ese momento, no lo duda.

-¿También sos artista plástico?
-Sí, hago de todo: hago cuadros texturados, al óleo, figuras en yeso, madera. Teníamos un taller de artesanía familiar, porque mi mamá es artesana y me lo inculcó. Lo mío es de autodidacta nomás. Ella se dedica a eso; expusimos muchos años en la Expo Prado de la Rural. Y es un extra... un cuadro lo podés vender desde 200 a 1.000 dólares. Lo mío es pelearla por todos lados...

-Pero en el fútbol no te has dado por vencido. Todavía no colgaste los botines...
-No. Ya te digo: me pasó que el año pasado jugué en Cerrito, en Segunda División. Tuve también la chance de ir a Rampla, pero ya estaba en Cerrito. Este año, en el segundo semestre, se me dio la chance de Rampla de nuevo; estaba Marcelo Saralegui de técnico, que me conocía de cuando me dirigió en Uruguay Montevideo. Me dieron el visto bueno, y entrené tres semanas, pero no arreglé porque no llegamos a un acuerdo económico y ellos estaban con los cupos completos.

-¿Pensás seguir alerta a cualquier club?
-Sí, claro. Ahora que empieza el año quizás pueda empezar de cero en Rampla. Y si no, estoy preparado para jugar en cualquier cuadro, porque estoy en forma. Me mantengo entrenando particulares y entreno por las mías... También entreno con una elíptica rodante que con unos amigos trajimos de Estados Unidos para mostrarla acá y enseñar a usarla. Funciona igual que la elíptica del gimnasio, pero es como una bici. Yo ando con ella por la rambla, y cuando se acercan a preguntar, les digo que yo entreno con ella y ahí agarro nuevos clientes. La idea es traer algunas de China y venderlas al público acá: trabaja piernas, cola, todo. En la rambla se acercan al verme usarla, y les doy mi tarjeta. La idea es armar grupos para dar clases, formando circuitos. También hice escalada. Octavio Romano me enseñó y me trepé con arneses; trabajé mucho los antebrazos y subía como una araña.

"Empresarios me decían: 'Si yo tengo a otro que juega en tu puesto y no a vos, vos podés ser buena gente, laburador, pero mi negocio es vender al otro. Voy a decir que sos nochero, que te vivís lesionando'".


-¿Invertís mucho dinero en trabajar tu físico?
-No, no, no. De hecho, no me cuido con la comida y nunca hice dieta. Tengo buen metabolismo y estoy todo el día al palo haciendo deporte. A mis clientes, como entrenador personal, los asesoro con la comida, pero en casa de herrero, cuchillo de palo. [Se ríe]. Yo vivo con mi vieja, mi hermana y mi sobrina, y ¡mi vieja me cocina milanesa con papas fritas y huevo frito!

-¿Vivís con tu madre?
-Sí... por suerte pude comprarle la casa, que es una alegría enorme. Cuando estaba en Indonesia, yo cobraba el sueldo y se lo mandaba íntegro para acá. Pagaban en rupias, entonces lo pasaba a dólares y mandaba todo para acá. Para movilizarme me dieron una Harley-Davidson, que, como no pude traérmela, se la regalé a un amigo que se quedó jugando allá.

-¿Sos feliz?
-Sí, la verdad que sí. Hago lo que me gusta. De repente no me sale lo del fútbol, pero me rebusco con el fútbol playa, el pádbol, o entreno y doy clases con la elíptica, o escalo. Estoy recontento. Claro que me gustaría tener una familia propia y respetar a una mujer a morir. Voy a estar realizado cuando forme una familia y tenga hijos, pero hoy amo con locura a mi sobrina, así que soy feliz.


Montevideo Portal / César Bianchi
Fotos de la entrevista: Juan Manuel López
Fotos archivo: Gentileza de Marcelo Capurro