Contenido creado por Inés Nogueiras
Seré curioso

"Sigo pensando en la revolución social"

Seré Curioso: Irma Leites

"La Policía fue la que agredió. Nosotros les decíamos a los policías: 'Quédense tranquilos, no avancen'". Seré Curioso: entrevista a Irma Leites, fundadora de Plenaria Memoria y Justicia. Por César Bianchi.

29.09.2015

Lectura: 21'

2015-09-29T06:00:00-03:00
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Irma Leites -de 62 años- llega a la entrevista con su hija Iara, de 26, a la que se puede ver acompañando a su madre en asonadas, escraches y combates antisistema. Pero es, precisamente eso, lo que le molesta a Irma de los medios: que se fijen en ella cuando participa de esas instancias de conflicto, pero no la vayan a buscar cuando se acerca a una olla popular, organiza talleres o elabora documentales para "no olvidar".

En este "Seré Curioso" confesional, la fundadora de Plenaria Memoria y Justicia fue más allá del enfrentamiento con la Policía del pasado martes a la salida del Codicen (por el que ayer declaró ante la Justicia). Contó sobre su niñez de pobreza y hambre, sus inicios guerrilleros en el MLN en los revoltosos 60 y su posterior desencanto. Se definió ideológicamente y dijo que las categorías trascienden varios "anti-" y varios "-istas". Narró cómo fue torturada y por qué cree que la violencia está enquistada en nuestra sociedad.

A Irma le importa la coherencia. Por eso no entra a McDonald's a comprar hamburguesas. Su hija Iara Iparaguirre sí, lo hace con frecuencia. "Es que todo es imperio. Si tomás té en esta taza, acá también está el imperialismo presente", se justifica Iara, una joven con una discapacidad física, procesada por "daños a la propiedad pública" porque la tele la mostró grafiteando "Se va a acabar la prepotencia patronal". "En realidad, me procesaron por ser la hija de ella", dice Iara aludiendo a su madre.

Irma, en tanto, se siente cómoda en el rol de rebelde incomprendida. "Dicen que somos nosotros los intolerantes, pero la sociedad no nos soporta", dice.

César Bianchi

@Chechobianchi


 -¿Por qué Plenaria Memoria y Justicia fue a la puerta del Codicen el martes 22 por la noche?
-En principio, porque siguiendo la tradición del movimiento obrero de este país, creemos que todas las luchas están vinculadas: las plataformas de los trabajadores, de los estudiantes, y entonces así como damos solidaridad haciendo una pintada, saliendo a difundir un conflicto o repartiendo volantes, también fuimos cuando los estudiantes sentían que había una situación de agresión de parte de la Policía y del sistema contra la ocupación.

 -¿Fueron por motu proprio o porque alguien los convocó?
-Coincidieron las dos cosas. Tenemos la resolución de participar cuando hay instancias represivas, pidiendo que se respeten los derechos humanos, que se respete el derecho a la huelga, y también fuimos convocados porque había muchos compañeros, hijos de padres que conocemos, familiares.

 -Usted dijo que escuchó miembros de la Guardia Republicana decir: "Hagamos como en el fútbol". ¿Cómo interpreta esa frase?
-Interpreto que en el fútbol, como en los barrios Santa Catalina o Casavalle, la Policía actúa de forma muy impune. Como decir: "ataquémoslos a ellos, como hacemos con las barras bravas", de pesado. "A estos hay que reducirlos y punto", palo y palo. La sociedad tolera la agresión a esos grupos como fenómeno social.

"En el fútbol, como en Santa Catalina o Casavalle, la Policía actúa de forma muy impune. Como decir: ‘ataquémoslos a ellos, como hacemos con las barras bravas', de pesado. Palo y palo"

 -Desde el Ministerio del Interior señalaron que la organización que usted dirige y el sindicato del taxi (SUATT) fueron los incitadores de la violencia, y que los policías fueron las víctimas. Eso dijo el ministro Eduardo Bonomi.
-Esa es la forma que tiene Bonomi de justificar lo que sucedió. Ni el SUATT ni nosotros tuvimos ninguna responsabilidad en lo que sucedió el martes pasado. Los alumnos tuvieron asambleas eternas durante los cuatro días que estuvieron adentro (del Codicen) y nosotros estábamos afuera y nunca les dijimos qué tenían que hacer, además que ellos defendieron su espacio de forma estricta. Y a su vez, cuando avanzó la Policía, aquello metía miedo. Yo escuché decir que tenían como 320 efectivos desplegados en grupos especiales, con escudos y palos, más allá de la Policía común. Nosotros no dimos manija para nada. Lo nuestro fue una reacción humana de defensa, fue instinto de supervivencia.

 -¿No hubo garantías en la desocupación? Porque el Ministerio del Interior dijo que adentro se desalojó el Codicen de forma pacífica y los policías fueron agredidos por los adultos que estaban afuera... Allí se los señala a ustedes como instigadores de esa violencia.
-Eso es una mentira. El grupo GEO, DOE o personal de Inteligencia asaltaron el edificio: tiraron unas puertas abajo por el lado del estacionamiento, entraron al edificio, los gurises trancaron la puerta por el lado de avenida del Libertador con una cadena, empezó a avanzar el grupo por avenida del Libertador y los grupos especiales quedaron en el hall del Codicen y por adelante venían avanzando hacia nosotros. No se sabía qué estaba pasando adentro, fue un momento de desconcierto. Y empezaron a volar piedras como forma de protección...

 -¿Primero los palos de la Policía y después volaron las piedras?
-Sí. La Policía fue la que agredió. Nosotros les decíamos a los policías: "Quédense tranquilos, no avancen, quédense allí". A mí me fueron corriendo de tal manera que quedé con la espalda contra la puerta, y cuando esa puerta se abrió, nosotros vimos que estaban con los escudos adentro y algunas mujeres entramos. Yo le discutí al jefe de los policías que estaba allí: "¿Qué vas a hacer? ¿Vas a bajar a los gurises en medio de la batalla campal que hay afuera?". Nosotros le decíamos a la Policía que salieran, que nosotros garantizábamos que los gurises iban a salir tranquilos. El jefe del operativo me dijo que iban a garantizar que salieran por Colonia, pero yo les decía que los mantuvieran adentro hasta que se calmara afuera. Y ahí escuché que uno le dijo a un gurí: "Mirá que si rodás por la escalera, puede que no veas más a tus padres". O "mirá que acá te podemos hacer lo que queramos". Les decían "sucios", "mugrientos", los amenazaron... Y golpeaban las botas sobre la escalera, generando un clima de terror.

 -Marcelo Abdala, del PIT-CNT, calificó al grupo de "provocadores" y dijo que "juegan para la derecha"...
-Creo que Abdala dice eso por defender lo que sucedió, creyendo que nosotros queremos sustituir los espacios de los estudiantes. A Marcelo Abdala le puedo responder con la proclama de los estudiantes del jueves pasado: "No hay autoevacuación con la Republicana dentro del edificio. Y también miente cuando dice que la represión se desató como consecuencia del accionar del SUATT y de Plenaria Memoria y Justicia. El saldo del operativo fue 12 compañeros detenidos, decenas de heridos y un compañero con fractura de cráneo que aún permanece internado. El movimiento estudiantil repudia la sistemática criminalización de la protesta, impulsada por este Gobierno y orquestada por los medios masivos de comunicación, que de manera cómplice tergiversan los discursos para deslegitimar la lucha de los gremios y sindicatos por una educación digna para los uruguayos".

 -¿Usted entiende que los medios de comunicación tienen alguna responsabilidad?
-Son formadores de opinión, entonces según como pinten la situación... Aquí hay un desconocimiento y una subestimación de lo que tiene que ser la solidaridad.

 -Pero, ¿entiende que los medios interpretan mal lo que pasó de buena fe, o desinforman adrede con mala fe?
-Mirá, creo que los grandes medios legitiman las políticas de los gobiernos. Legitiman la voz del poder, del oficialismo de turno. Y hay medios vinculados a uno u otro partido, ya sea del oficialismo o la oposición, pero como en este terreno, tanto la oposición como el Gobierno tienen la misma posición -en cuanto a la política represiva del Estado- creo que pasa eso...

 -Javier Miranda, director nacional de Derechos Humanos, los calificó de "fascistas".
-Yo dije que a Miranda le faltó tiempo para hablar con su padre sobre qué es el fascismo. En el comunicado de Plenaria hacemos alusión a esa situación, porque es muy importante que se sepa que el padre de Javier Miranda (N. de R.: el escribano Fernando Miranda fue desaparecido en 1975; sus restos fueron hallados el 2 de diciembre de 2005 en el Batallón 13) fue muerto de un golpe en la nuca, en la tortura. Y si nosotros salimos a decir que lo aparatos represivos pudieron haber matado a un muchacho o muchacha en esto es porque vimos qué estaba sucediendo. No es justificable que se siga legitimando la tortura en la sociedad, o la represión. Golpearle la cabeza a una muchacha que está en el piso, arrastrarla de los pelos y ponerle una bota en el estómago es jodido... Mirá que fue grave lo del muchacho que tiene fractura de cráneo. La propia enfermera de la emergencia se asombró y dijo: "No saben cómo sangraba ese muchacho".

"Golpearle la cabeza a una muchacha que está en el piso, arrastrarla de los pelos y ponerle una bota en el estómago es jodido... Fue grave lo del muchacho con fractura de cráneo"

 -Usted dijo que la "hoguera" para usted estaba preparada. Y un escenario ideal para esa "hoguera" son las redes sociales. Le menciono dos tuits, a modo de ejemplo. El comunicador Gonzalo Cammarota escribió: "Irma Leites logró lo inimaginable: que la mayoría de la ciudadanía hinche por la Republicana". Y María Rosa Oña dijo: "Es la Naná de la política. Donde aparece ella, hay quilombo".
-Me causa una tremenda pena que haya gente que piense así. En este país se fue desde la doctrina de la seguridad nacional en el terrorismo de Estado a la doctrina de la inseguridad nacional. Y eso ha legitimado el aparato represivo. Mucha gente me preguntaba cómo me siento, porque todo el mundo me da palo. Pero yo no lo siento así: tengo una tranquilidad total con los muchachos, con quienes tengo un diálogo fraternal, y que saben que nunca les dije qué hacer... Yo me siento aislada del poder (y lo quiero estar), aislada de las cúpulas dirigentes, de los elegidos. Porque Marcelo Abdala dijo que a él lo eligen los trabajadores cada dos años; nosotros no tenemos elegidos. Funcionamos de forma asamblearia y no estamos en esa disputa dirigencial. Que me hagan ese tipo de valoraciones es una cosa ridícula. Mirá, desde que el PIT-CNT admite a los sindicatos policiales, está legitimando el accionar de la Policía. Ellos consideran que ser milico e integrar el aparato represivo es un trabajo. Nosotros no.

 -¿Cómo cree que la ve la opinión pública?
-Algunos me ven como quilombera, sí, pero no todos. Hay gente que me agradece por sostener las banderas. Tengo un vínculo conflictivo con las direcciones, los arrimados al poder, pero con la gente de abajo me llevo bárbaro, con mis vecinos... Sigue pasando en la sociedad lo mismo que le pasaba a Gavazzo con nosotros. En medio de la tortura, en el centro de Caballería 1, a fines del 73, él decía: "Ustedes cometieron un doble delito: ser mujeres y abandonar su rol, y meterse en un grupo guerrillero". Eso es imperdonable. Y para la sociedad no es concebible que yo no coincida con la recolonización de las cabezas. Y lo otro... Es una sociedad muy intolerante. Dicen que somos nosotros los intolerantes, pero la sociedad no nos soporta.

 -Usted dijo que cuando vienen con el uso de la fuerza, uno se puede dejar pegar y poner la otra mejilla o sacar una baldosa del piso para contestar. ¿Se siente identificada con la segunda reacción?
-Personalmente, en estas circunstancias tal vez no hiciera eso, o sí... Cuando intenté defender un compañero que estaba en el piso, un coracero me clavó un palo en la bota, que de casualidad no me dio en el pie. Trató de paralizarme así y me tiró contra un auto. Si no me hubieran tirado tan para atrás, quizás lo hacía. Es casi instintivo... Si ves que a un gurí lo arrastran por el piso... Si yo hubiese estado en esa situación, quizás lo hubiese hecho.

 -¿No se le fue la mano con la comparación de lo sucedido a la salida del Codicen con el episodio del hospital Filtro de agosto de 1994, donde hubo un tiroteo y dos muertos como saldo?
-Yo dije que fue un Filtro sin balas, sin armas de fuego. No se ha producido un enfrentamiento político y social con la Policía como aquel y este. Lo del Filtro fue un operativo muy planificado, y este también. Lo sigo comparando. Tuve la misma sensación: la Policía venía a pegar palo, no venía a disuadir. Venía a dar palo y si no murió alguien, fue casualidad. Yo no quiero que esa situación llegue...

 -Sin embargo, hay quienes dicen que para ustedes "cuanto peor, mejor"...
-Eso que lo expliquen. Cuanto más consciente y organizada es la gente, cuanto más crítica es, mejor. Yo no estoy buscando votos. Lo que pasa es que los medios me ven cuando estoy en algún conflicto, no cuando saco la revista Profundizar, de Plenaria Memoria y Justicia, o cuando divulgamos información.

 -¿Todavía reivindica el "odio de clases", como le dijo a Daniel Ríos para Qué Pasa de El País? ¿Qué quiere decir eso?
-Sí, claro. Yo creo que es falso que uno pueda amar una sociedad diferente, con otras bases, otra ética, otra importancia del colectivo si no rechazás esta sociedad en la que vivimos. Y yo la rechazo profundamente. Rechazo el capitalismo, la riqueza, la obscenidad de la riqueza, el individualismo que te lleva al "no te metas", el hambre, el imperialismo y sus guerras. Odio la mentalidad del milico. Pero no es un resentimiento. El sistema genera seres humanos no solidarios, no gregarios, no comunitarios.

 -Si tuviera que definir su ideología, ¿cómo se define? Tiene una impronta anarca...
-Me defino clasista. Y reivindico muchos aspectos de los anarquistas, pero los "-istas" ya no nos alcanzan. Me siento muy lejos del leninismo, siempre critiqué los procesos que impulsó la URSS, los movimientos guerrilleros de América Latina tuvimos una crítica muy profunda hacia el socialismo real. Nos ubicamos en un socialismo revolucionario y sigo pensando que eso está bien. Sigo destacando aspectos muy importantes de lo que escribió Marx. Del anarquismo me gusta todo lo que es la necesidad de la desaparición de los Estados, de los ejércitos...

"Algunos me ven como quilombera. Pero hay gente que me agradece por sostener las banderas. Tengo un vínculo conflictivo con las direcciones, pero con la gente de abajo me llevo bárbaro"

 -¿Reivindica la lucha armada?
-Como la miramos en los años 60 creo que la experiencia muestra que tenemos que hacer una superación de esa concepción. Reivindico la violencia revolucionaria, el derecho de los pueblos a las insurrecciones. No es lo mismo. No pienso en una agrupación clandestina armada. Hablar del derecho de la autodefensa de los pueblos es otra cosa.

 -¿Cuándo nació su lucha contra el establishment? ¿Cuando se afilió al MLN en los años 70?
-La conciencia se va produciendo a partir de las luchas. Yo lo ubico en una primera adolescencia, porque fijate que nosotros éramos militantes muy jóvenes, integrados a organizaciones clandestinas guerrilleras. A los 15 yo estaba en el MLN.

 -¿Y por qué se desafilió justo cuando los tupamaros se adhieren al Frente Amplio?
-Ese fue uno de los motivos, pero no el único. Yo estuve nueve años presa, tres años exiliada en Suecia y cuando volví en mayo del 85 me integré al proceso de reconstrucción del MLN, como muchos compañeros que salían de las cárceles o venían del exilio. Hubo un debate muy profundo y muy doloroso, donde analizamos la derrota, el proceso de la cárcel, por qué se había producido la derrota. Yo creía que había que pensar en una nueva hipótesis: desechar lo que estaba mal, tomar lo que estaba bien y hacer un nuevo planteamiento para una revolución. Yo sigo pensando en la revolución social. Ese fue el distanciamiento con el MLN: un problema ideológico, de clase. Yo pensaba que teníamos que profundizar la lucha revolucionaria, y no había interés. Y con la afiliación al FA me di cuenta que habían dejado las banderas.

 -Usted le dijo a Nano Folle en Retrato Hablado de Canal 10 que su rebeldía nació cuando de chica vivió las injusticias en carne propia. ¿Cuáles fueron esas injusticias?
-Tiene que ver con la vida de miseria con la que viví con mis padres en el norte, en Salto. Mi madre era empleada doméstica, mi padre era peón zafral (plantador de papas, cortaba caña, era arrocero), además tenían seis hijos... Y todo eso fue haciendo un caldo de cultivo para forjar mi personalidad. La crisis de los años 60 llevó a un sentimiento de injusticia profundo, se vivía mal... Hablo de no tener para comer, vivir mal, no tener casa. Fijate que la vida que hacían los peones rurales era muy dura. Ibas a una zafra y vivíamos en un galpón donde nuestro padre estaba trabajando.

 -La detuvieron el 28 de noviembre del 73, el mismo día que ilegalizaron el FA. ¿Hay una asimilación de lo que fue la tortura? ¿Se pueden dejar atrás esas imágenes?
-La tortura no se asume. Como la degradación humana que implica, está presente en uno. Yo intenté siempre hablarlo... El poder contarlo, sacarlo para afuera, es una sanación, compartir a qué límites puede llegar el ser humano.

 -¿Cómo fue torturada?
-Lo clásico: el tacho, el plantón, la desnudez, la violación de todas tus necesidades, colgarte, caballete, submarino, picana eléctrica... En el cuartel La Paloma (en el Cerro), al lado de una escuela, nos tiraban al sol en verano, estaqueados en la Plaza de Armas, desnudos, y nos ponían ponchos militares arriba y agua con sal, como para que nos deshidratáramos. A las horas, alucinábamos.

-¿Delató a alguien?
-Hablamos. Todos de alguna manera u otra hablamos, dijimos alguna cosa como reconocer que pertenecíamos a tal organización. No creo que haya habido héroes y delatores. Sí hubo traidores. Todos tuvimos nuestros límites, pero no tengo un torturómetro.

"La tortura no se asume. Como la degradación humana que implica, está presente en uno. Yo intenté siempre hablarlo, sacarlo para afuera, es una sanación. ¿Perdonarlos? No".

-¿Se pierde dignidad en la tortura?
-La dignidad la pierde el torturador. Si vos peleás y resistís, no, sentís que venciste eso. Te sentís indigno de no poder hacer tus necesidades biológicas, que tengas que pedir para pasar al baño y te dejen orinar encima. ¿Cómo no te vas a sentir indigno?

 -¿Pudo olvidar esas imágenes en el batallón de Artillería 1 de La Paloma?
-Había un cartel en una pared del batallón que decía: "Alguien limpia la celda de la tortura. Que se lleve la sangre, no la amargura", tomado de un poema de Benedetti. ¿Olvidar? Mirá, en el año 97 con las mujeres hicimos unos talleres sobre la memoria, con Los ovillos de la memoria, un libro en el que participé. Nosotros hablábamos con las compañeras de que hay etapas donde tiene que pasar el tiempo como para que uno empiece a asumir lo que le pasó. Lo contás como si fuese una película. También estuve en Antígona Oriental, la obra de teatro que tuvo ocho funciones en el Teatro Solís, hicimos una gira por América Latina y a Europa. Éramos 20 mujeres, ex presas, ya veteranas, hablando de la prisión y la tortura.

 -¿Qué aprendizajes se llevó de esa experiencia teatral?
-La actuación fue importante, fue otra manera de comunicar lo que nos pasó. Recreamos la tortura. Fuimos contando en detalle... Comunicamos a las nuevas generaciones lo que fue la vivencia. Fue una forma diferente a leer una proclama o una lectura en un acto, o un expediente. El teatro tiene eso de la vida viva arriba del escenario.

 -¿Y podría, en algún momento, perdonar a sus torturadores?
-No.

 -¿Cómo califica el Gobierno de José Mujica, al que usted acusó de "traidor"?
-Lo califiqué como traidor al proyecto social para el que luchamos y por el cual murieron tantos, tanta cárcel, tanta sangre derramada. Y su Gobierno fortaleció el capitalismo.

 -¿Y cómo ve a Vázquez?
-Continuador de toda esa política, con la soberbia que lo caracterizó en su anterior Gobierno y en este.

 -Si Mujica es un traidor, ¿Amodio Pérez qué es?
-También. Pero es una traición distinta, Amodio entregó todo con tal de salvarse. Mujica se reconvirtió al sistema, se sumó al capitalismo, es una traición mayúscula desde el proyecto social, abandonó las banderas iniciales por las que luchó.

-¿Se dejaron las asonadas y los escraches a torturadores y violadores de los derechos humanos?
-Todos los años hacemos un escrache. El año pasado les hicimos a varios en la vuelta, y este año también vamos a hacer alguno más. A esa estrategia le vamos a sumar el rescate, el rescate de la figura de algunos compañeros, citando sus pensamientos. El Gobierno frentista ha reconstruido la historia de forma oficial y nosotros reivindicamos a nuestros compañeros con sus pensamientos. Por ejemplo: hicimos el rescate de Elena Quinteros, pero se la recuerda como "maestra desaparecida" y nosotros decimos: "maestra, desaparecida y anarquista". Esa es la idea.

 -A principios de 2012 usted dijo: "Vivimos en un estado de violencia permanente". ¿La violencia nunca la genera Plenaria Memoria y Justicia?
-Ah... ¡No existimos pero generamos esa violencia social impresionante! Claro: yo rompí los vidrios de la Suprema Corte de Justicia con la hinchada de Peñarol, después otras cosas con la de Nacional, ahora soy culpable del clima, porque con la llegada de la primavera todavía no vinieron los días lindos...

 -¿Siente que le cargan muchas cuentas que no le corresponden?
-Sí, claro. Hay una violencia intrínseca en este sistema de injusticia. Hablo de lo que ha generado el capitalismo: los cordones de miseria y estos seres humanos que somos hoy, alienados por todo...

"Ah... ¡No existimos pero generamos esa violencia social impresionante! Yo rompí los vidrios de la Corte con la barra de Peñarol y soy culpable de que todavía no vinieron los días lindos..."

 -En 2005 fue doblemente procesada por desacato, nuevamente la procesaron en 2007 y una vez más procesada sin prisión en febrero de 2013 cuando la asonada contra la Suprema Corte por el traslado de la jueza Mariana Motta. En setiembre de ese año también estuvo presente en otra manifestación callejera. Hace tiempo que estaba quieta, no se sabía de usted...
-Los medios no me buscan cuando elaboramos libros, hicimos la obra de teatro o hacemos documentales sobre la memoria (como Todos en la mira), talleres de debate, de discusión sobre los derechos de la protesta, de la criminalización, trabajamos en la marcha de recuerdo al Filtro. Ahí no vienen a entrevistarme. Yo aparecí en la ocupación de Fripur llevando cosas también, pero no me vieron. O en la lucha contra el decreto de esencialidad de la educación, pero como ahí no se dio un hecho de violencia, no fui noticia.

 -Ha dicho que su camino no es el electoral. ¿No votó en las últimas elecciones? ¿Cuál fue su última elección en votar?
-He anulado mi voto, y voté algún plebiscito que me pareció importante. En las últimas elecciones, pagué la multa. ¿Votar un partido? Nunca... Bueno, voté al Frente Amplio en 1971, teníamos, como MLN, la postura del apoyo crítico al FA. Esa fue mi única vez que voté a un partido.

 -¿Le gusta algún presidente de izquierda en el continente?
-No me gusta ningún presidente. ¿Por qué hay que tener una visión presidencialista?

 -Evo Morales le gustaba hace algunos años...
-Es muy polémico lo que ha hecho Evo, lo que pasa es que está en un proceso social muy avanzado, bien interesante. Te diría que me convencen más las luchas de los pueblos originarios de Bolivia que Evo.

 -¿Cuándo se enamoró por última vez de un hombre?
-(Piensa) Hace cinco años, por ahí.

 -¿Le molesta el rótulo de "radical"?
-No. Más me molesta la idea del todopoderoso del individuo. Vivimos en un país caudillesco, presidencialista. Hay presidente de clubes, de sindicatos, de una comisión investigadora...

 -¿Nunca pensó en transformar a Plenaria Memoria y Justicia en un partido político?
-¡No! Eso es inviable.

 -¿A cuánta gente representa? Porque se cuestiona que la agrupación que usted dirige no representa a mucha gente, más bien son "tres gatos locos"...
-Nosotros tenemos un funcionamiento asambleario, donde puede haber mucha gente o poca...

 -¿Qué es mucha gente?
-Hemos tenido reuniones con 200 personas... y otras de 10. Trabajamos por áreas las cosas, con mesas. Tenemos distintas metodologías.

 -¿Cómo se gana la vida hoy en día?
-Soy pensionista. Antes de la dictadura era trabajadora textil, después de la dictadura estaban todas las textiles cerradas, y estuve 25 años de administrativa en la Federación Uruguaya de la Salud.

 -¿Qué la enternece?
-La capacidad humana de la solidaridad.

 -¿Qué la conmueve?
-La capacidad de caminar, pese a todo. Caminar como seres humanos, la creación humana.

 -¿Es feliz?
-Creo que sí. Ser feliz es ser auténtico, tratar de no traicionarte vos mismo en lo que querés hacer y poder construir tu propia vida.


Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López