Contenido creado por Inés Nogueiras
Seré curioso

Gonza, el constructor

Seré Curioso: Gonzalo Porras

El futbolista Gonzalo Porras habló sobre su sacrificada carrera, su vida personal y el sueño de la selección.

13.10.2015

Lectura: 18'

2015-10-13T00:29:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi


Gonzalito empezó a "joder con la pelota" -al decir de Serrat- a los 3 años, en su casita de Nuevo París. Jodía tanto que su padre -quien trabajaba en una imprenta- decidió llevarlo a la canchita de México Lanza 68, de ahí del barrio. Al DT le faltaba uno para completar el mediocampo y le dijo que se moviera por ahí. Jugaba con nenes de 5 y 6 años, pero Gonzalito se las arreglaba para disimular. No se movió más de la mitad de la cancha. Y se las ingenió para que lo que sólo era jugar a la pelota por diversión pasara a ser su modo de vida. Esto es, en Uruguay, el sueño del pibe.

Arrancó a tomárselo en serio a los 18 años, cuando firmó un magro contrato con Alianza, una fusión de tres equipos en desgracia. Después vivió todo tipo de peripecias: su equipo fue desafiliado por deudas; jugó en Liverpool en Tercera y en Primera; fue a Juventud, donde le hizo dos goles a Peñarol y fue expulsado; tuvo un efímero pasaje por el Toluca mexicano, pero a la vuelta destelló en River Plate y Danubio. En este último, fue campeón uruguayo y hasta lució el brazalete de capitán. Al año siguiente, por fin un grande puso sus ojos en él: Gonzalo Porras fichó por Nacional y volvió a salir campeón uruguayo.

Alternó la pelota con los estudios, las góndolas del supermercado y hasta ofició de astillero para que sus compañeros mayores se pudieran bañar con agua caliente. Ese gurí tímido y de pocas palabras, que con 24 años se hizo cargo de hijos ajenos (y los asumió como propios), hoy pide a gritos selección uruguaya. La expresión no es literal, porque nunca se animaría a decir ante un micrófono que merece la convocatoria. Lo pide con su rendimiento en la cancha: voz de mando, marca fuerte y pases precisos. Un volante mixto de los que escasean y que mucha falta haría hoy martes ante Colombia, que Óscar Tabárez no podrá contar con Arévalo Ríos.

Porras no tiene apuro. Mientras espera, sigue soñando que se puede.


-Has tenido una carrera sacrificada... ¿Sentís que todo te costó un poco más que a otros futbolistas?
-Sí, para estar donde hoy día estoy, fue muy costoso. Pasé por muchos equipos hasta llegar a Nacional. Debuté a los 18 años en Alianza, un equipo que fusionó a Salus, Villa Teresa y Huracán del Paso de la Arena. Cuando en la AUF salió una reglamentación de que los equipos que no estuvieran al día quedaban desafiliados, dado que el club tenía problemas económicos, lo desafiliaron. Ahí pasé a la Tercera de Liverpool, donde me dirigió Juan Verzeri. Estuve seis meses y firmé mi primer contrato en Primera. Estuve seis meses con Carlos Barcos y por un tema de contratos me bajaron a Tercera. Me salió una oportunidad a préstamo en Juventud de Las Piedras y me fui. Ahí me dirigió Julio Ribas, y estuve dos años, donde logramos el ascenso. Después en Juventud me dirigió Raúl Möller en Primera A. Por mis rendimientos surgió el interés de Juan Ramón Carrasco que dirigía River Plate. Fui a River en 2008 por dos años, en 2010 estuve un año a préstamo en Danubio y volví a River, con Guillermo Almada.

-En 2012 se te dio el único pase al exterior hasta ahora: te fuiste al Toluca de México. Estuviste unos pocos meses. ¿No te adaptaste?
-La negociación fue de un año a préstamo, con opción de compra. Uno, cuando sale al exterior, tiene que hacer la diferencia. Fui a Toluca, donde hay altura. Llegué una semana antes que arranque el campeonato, por lo que no tuve preparación previa con el equipo, y me costó la adaptación... Me costó un mes, más o menos cuatro fechas. Entonces el equipo estaba ya formado. El técnico que me había pedido fue cesado y agarra (Enrique) "Ojitos" Meza, un técnico mexicano que me dijo que me iba a ver, pero yo había jugado 61 minutos en todo un semestre... Entonces no contó conmigo. Me salieron unos equipos interesados, en el draft, pero en la parte económica no me sedujeron, y volví a River Plate. Claro que, después de haber visto lo que es México en fútbol, economía e infraestructura, sentí que era un golpe duro volver, pero me enseñó que era un lindo desafío regresar al país.

"Después de haber visto lo que es México en fútbol, economía e infraestructura, fue un golpe duro volver, pero me enseñó que era un lindo desafío volver. Sabía que tenía que redoblar esfuerzos"

-Supongo que pensaste: "Tengo que matarme más, para volver a emigrar y tener éxito".
-Claro. Sabía que tenía que redoblar esfuerzos. No fue fácil. Volví a River, terminé mi contrato y pasé a Danubio. Ahí fui campeón uruguayo en 2014 y pasé a Nacional, donde volví a consagrarme campeón uruguayo.

-Hiciste baby fútbol en el Lanza México 68, de Nuevo París, tu barrio.
-Sí, yo me crié ahí y la cancha estaba a tres cuadras de mi casa. Arranqué de muy chiquito, a los 3 años ya mi papá me llevaba. Yo jugaba con niños de 5 o 6 años, eran más grandes. Iba, jugaba, hacía lo que debe hacer un niño a esa edad: divertirse.

-¿De qué jugabas?
-En el medio. Siempre jugué de volante. En sexta o séptima jugué de volante por fuera... Cuando me subió Fernando Balda en Alianza me puso ahí, ya en Cuarta me había puesto de volante central, así que ahí quedé.

-¿De chico qué querías ser?
-Mi sueño era el de todo niño en Uruguay: yo quería ser jugador de fútbol. La verdad que siempre tuve el apoyo de mis viejos, en todo momento, para poder llegar a ser lo que hoy en día soy. En esas instancias, uno nunca piensa a lo que puede llegar, o lo ve muy lejano.

-Pero me imagino que tenías el anhelo de jugar en un cuadro grande, o en la selección...
-El sueño lo tenía. Me tiraba más jugar en Nacional. Cuando veía los clásicos y lo que se vive antes o después, era muy lejano para mí.

-¿Y soñabas con jugar en la selección? ¿De veras lo imaginabas?
-Sí, me imaginaba... Lo soñaba. Y lo sueño hoy. Me imagino lo que deben sentir los jugadores a la hora de cantar el himno, de jugar, de ver un estadio lleno de locatario, todo un país apoyándote y queriendo que ganes. Debe de ser un momento único e inigualable.

-Al diario El Observador le dijiste en 2013 que en Villa Teresa, donde ibas pedaleando a cada práctica, aprendiste a sacrificarte. "Había mucha necesidad", dijiste. ¿A qué necesidades te referías? ¿Te bañabas con agua fría?
-Cuando jugué en quinta división en Villa Teresa, ¡ojalá me hubiera bañado con agua fría! No había para bañarse... De repente había compañeros que iban en ómnibus, otros como yo en bicicleta, y en invierno soportábamos lluvias y frío; terminaba la práctica embarrado, me subía a la chiva y me iba para mi casa. Mi mamá no quedaba contenta, porque imaginate en el estado en que yo llegaba.

-¿A qué se dedicaban tus padres?
-Mi viejo ahora es jubilado, antes trabajaba en una imprenta en Don Orione, y mi madre siempre fue ama de casa. Mi viejo últimamente estaba trabajando de portero en un edificio.

"Me imagino lo que deben sentir los jugadores a la hora de cantar el himno, de jugar, de ver un estadio lleno de locatario, todo un país apoyándote y queriendo que ganes. Debe de ser único"

-¿Estudiaste?
-Sí, hice ciclo básico, hasta tercero de liceo. Y ahora estoy estudiando, estoy haciendo el curso de entrenador.

-¿Te hubiese gustado seguir estudiando, o elegiste el camino del fútbol sin culpa?
-Me hubiera gustado seguir estudiando, porque hoy en día si no tenés estudios, no sos nadie. Pero bueno, tuve que tomar una decisión desde muy joven, cuando estaba en Villa Teresa, en la B.

-¿Pensaste que ibas a hacer carrera, que te ibas a dedicar al fútbol como medio de vida?
-Sí, tal cual. Dejé el liceo de lado porque se formó la Alianza, con la fusión, y yo entrenaba de mañana y de tarde trabajaba de reponedor en un supermercado. Iba a entrenar de mañana en bicicleta, y del entrenamiento me iba al super en Millán y Raffo. Entraba a las 14 y salía a las 22. Salía, agarraba la bicicleta y me iba para casa.

-¿Trabajabas porque tenías que aportar en tu casa, o esa plata era para vos?
-No tenía que aportar, más bien quería tener mi plata. El contrato era muy bajo, no me daba... Pero acepté trabajar en el supermercado con la condición de tener el sábado libre, que era el día que jugábamos. Y el domingo volvía a trabajar.

-¿Cuánto ganabas?
-Mi primer contrato, en 2002, era de 500 pesos. Y en el super cobraba 2.000 pesos en el mes, así que imaginate. Pero trabajé tres meses nomás en el supermercado.

-¿Qué enseñanzas te dejó ese sacrificio?
-Las enseñanzas las volqué al fútbol: no rendirme, luchar y luchar, superar obstáculos.

-En los primeros años de sacrificio en el Alianza, cuando eras un adolescente, tenías que cargar la leña para la caldera que calentaba el agua para poder bañarse. El famoso derecho de piso...
-En ese plantel del Alianza había referentes como Fernando Kanapkis, el Quique Saravia, el "Indio" (Héctor) Morán, era la B. Yo era uno de los más chicos, junto al "Coto" (Nicolás) Correa que hoy está en Cerro o el "Tito" (Raúl) Ferro, que hoy está en Fénix. El agua se calentaba porque traíamos leña para eso. Había un aserradero en la esquina, en Yugoslavia y Dr. Pena, y nos mandaban a los más chicos a buscar leña. Íbamos con el Coto y Tito Ferro antes de la práctica a buscar la leña. Y cuando venía el camión de astillas, le dábamos una mano al canchero a cortar con el hacha para achicar las astillas... Le dábamos con el hacha para poder bañarnos todos con agua caliente. Eso fue por el 2002, 2003...

-Cuando achicaban las astillas con el hacha, ¿se imaginaban cuando ustedes fueran los veteranos y vinieran los más pibes a cortar leña para poder bañarse?
-No, en ese momento no lo hablábamos, porque para nosotros tener 18 años y estar en un plantel de Primera división era lo máximo. Haber firmado contrato, jugar para la tele los sábados... Era lo máximo.

-¿Cuando eras chico te "botijeaban" los más experimentados? Me dijo Fabián Carini, para este espacio, que hace unos años los más chicos le tenían un gran respeto a los más experimentados... Ahora eso no pasa.
-Eso se fue perdiendo en el fútbol: el respeto hacia el experiente (sic). Con esto no quiero decir que el experiente tenga la razón, pero le va a hablar al juvenil para desearle lo mejor y poder ayudarlo. Le habla porque vivió más, no le está payando ni diciéndole cualquier bolazo. Si el juvenil anda bien, le hace bien a todo el equipo.

"Me hubiera gustado seguir estudiando, porque hoy en día si no tenés estudios, no sos nadie. Pero tuve que tomar una decisión desde muy joven, cuando estaba en Villa Teresa"

-El primer partido que jugaste en Primera A, con Liverpool, fue -según le dijiste a El Observador- contra Miramar Misiones. ¿Recordás algo de ese partido "para la tele"?
-No, de ese partido no mucho... Pero me acuerdo cuando hice mi primer gol en la B, con Alianza, contra Paysandú Bella Vista, que salí en el programa del ascenso, de VTV. Junté a toda la familia para ver ese programa y ver mi gol... (Ríe).

-Me imagino que una situación similar debe haber sido cuando le hiciste un gol con Juventud de Las Piedras a Peñarol, con un remate de la mitad de la cancha.
-Sí, Gonzalo Salgueiro sacó mal, lo tanteé y fue gol... Fue completito ese día: le hice dos goles a Peñarol (ese de la mitad de la cancha y otro de cabeza), pero igual perdimos 3 a 2 y encima me echó el juez. Era especial jugar contra los grandes porque sabías que ese día se televisaba y te iba a ver todo el mundo. Los equipos chicos se esfuerzan más, meten más, porque saben que los van a estar mirando.

-A esos equipos los televisan dos veces por semestre, contra Peñarol y contra Nacional. ¿La preparación mental del equipo para ese partido es distinta?
-Sí, tal cual. De hecho, se habla claramente: "Muchachos, aprovechemos la posibilidad. Nos va a estar viendo todo un país, dejemos todo en la cancha". Eso se habla en el vestuario. Porque si vos no vas primero y no sos un grande, no te televisan.

-Ahora jugás en un grande, pero cuando jugaste en todos esos equipos por los que pasaste, ¿eras de los que te quejabas y puteabas porque "los jueces favorecen al cuadro grande"?
-No sé si favorecer... Pero capaz que tienen un handicap, ante la duda. Es difícil hablar del árbitro. Pueden tener una equivocación: vos lo podés ver en la tele y yo estoy en la cancha jugando, y el árbitro tiene que fallar en fracciones de segundo.

-Está bien, pero sacate el cassette. Vos jugaste en varios equipos chicos. ¿No te ibas caliente, jugando en cuadros chicos contra los grandes, por el arbitraje del juez favoreciendo a los grandes?
-Y por ahí sí... me iba caliente, porque jugás contra los grandes y querés ganar, y pensás que por algún fallo arbitral perdiste el partido. Pero nunca salí a hablar sobre ese tema.

-Vuelvo a la selección: me dijiste que soñaste siempre con integrarla. Con la mano en el corazón: ¿Crees que tenés un lugar en esta selección?
-Yo no soy quién para decir si tengo un lugar. Hay un cuerpo técnico seleccionador y tengo por delante jugadores de muy buena trayectoria y muy buen nivel. Yo nunca entro a la cancha pensando en hacer lo mejor para que me citen a la selección. Entro pensando en hacer lo mejor, primero por y para mis compañeros, y después para el club que me contrata. Y si llega la citación, bienvenida sea.

-¿Es posible todavía? A vos te han pedido muchos periodistas deportivos...
-El Maestro ha inculcado una filosofía de respetar los procesos de trabajo. Lo hizo cuando salió cuarto en el Mundial, cuando salió campeón de América en 2011... Fue renovando el plantel, sí. Por ahí eso me da expectativas de estar.

-Tenés 31 años. ¿La edad puede jugarte en contra, a juicio de Tabárez?
-Por la edad no creo, porque Carlos Sánchez tiene 30 años y lo convocaron recientemente. No me voy a comparar con él, porque es como un hermano para mí... Jugamos en Alianza primero y en Liverpool después. Es como un hermano, pero además él está entre los 59 jugadores del mundo que pueden ganar el Balón de Oro, así que ni ahí con compararme con él. Pero lo nombro porque tenemos casi la misma edad. Pero no voy a salir a decir nada si no me convocan.

"Por ahí me iba caliente, porque jugás contra los grandes y querés ganar, y pensás que por algún fallo arbitral perdiste el partido. Pero nunca salí a hablar"

-¿Lo conocés personalmente a Tabárez?
-No. No, nunca me lo crucé.

-¿Sos de aconsejar a los juveniles? Que no salgan de noche, que no se emborrachen, que primero están los ladrillos y no el auto descapotable... Pienso en un juvenil recientemente ascendido a Primera, como Rodrigo Amaral, por ejemplo.
-Les hablo, sí, pero no quiero meterme en las cosas de cada uno. Rodri es un pibe bien, que no anda en problemas, que tiene su pareja y una familia que lo apoya. De repente tenés que hablarles a los que están más solos o no tienen un apoyo familiar.

-Tu representante es Mario Orta. ¿Nunca ambicionaste ser representado por los grandes nombres de contratistas como Paco Casal o Pablo Bentancur?
-No. Hace 12 años que estoy con Mario, por eso no se arrimó otra persona. Mario, aparte, es mi amigo. La relación con él no pasa por el mes del período de pases. Con él nos juntamos a comer, en familia. Y con él siempre trabajé desde la palabra, nunca firmé un papel. Estaba en Juventud de Las Piedras, él me dijo que era de palabra, yo también, y nunca firmamos nada. Han venido otros representantes ofreciéndome pases al exterior, y yo les digo: "Trabajo con Mario, llamalo a él, y si la plata nos sirve a los dos, no hay ningún problema".

-Es una zona oscura la de los negocios en el fútbol y los contratistas, ¿no?
-(Piensa) Va en la persona. Si la persona es derecha, una persona de bien, no deberían de existir cosas raras.

-Fue, precisamente, Mario Orta quien le recomendó tu nombre a Laura Urrutia, la presidenta de la ONG Ascur (Asociación Sensibilidad Central Uruguay), que nuclea a personas que padecen sensibilidad central y química, para ser embajador de la entidad. Esta ONG me honró a mí como padrino y a vos como embajador. ¿Lo tomaste como un reconocimiento a la persona, más allá del futbolista?
-Sí. Al principio lo pensé, lo hablé con mi señora... porque... este tipo de cosas o reconocimientos me están pasando ahora. A mí me daba un poco de vergüenza aceptarlo, porque una gente que quiere salir adelante y formar una fundación para personas con sensibilidad central... yo que sé, soy de perfil bajo, soy tímido.

-¡De hecho, le sugeriste ponerlos en contacto con el Chino Recoba! Y te dijeron que no, que te querían a vos.
-Sí, le dije: "Mirá que conozco gente que puede apoyarlos mucho más, y tiene cien mil contactos más que yo". Y les hablé de Álvaro. Pero me dijeron que querían que fuera yo. Es un tema poco difundido, y la gente no está muy enterada de qué es la sensibilidad central.

-Cuando planifiqué esta entrevista, varios me señalaron que te habías hecho cargo de una mujer con sus cuatro hijos. Y con ella después tuviste un quinto hijo, el primero tuyo. ¿Te costó tomar la decisión de ser el jefe de familia de esa prole numerosa cuando ningún hijo era tuyo, o el amor lo pudo todo?
-No me costó tomar esa decisión. Yo conocía a Rosario (N.de la R.: hermana del ex futbolista y actual DT, Diego Alonso), quien hoy es mi señora. Nos fuimos conociendo, formamos una pareja... Yo la conocí a ella con casi 24 años (ella tenía 29), hace casi 8 años. Hoy es muy difícil que un joven con 24 años se enganche con una mujer que tenga cuatro hijos. Yo nunca pensé en que tenía cuatro hijos. Yo la amo, y nunca pensé en no hacerme cargo de los hijos. Me hice cargo de la familia, la llevamos adelante y hoy somos una familia feliz. Somos Nahuel (16), después vienen los gemelos Alejo y Valentín (15), Celeste (12) y Rocío, la hija que tenemos en común, que tiene seis años.

-¿Tuvo un gustito especial el nacimiento de Rocío, tu única hija biológica?
-Si bien yo venía con la experiencia de ser papá de estos cuatro nenes, no había vivido lo que viví con Rocío...

-Dijiste que sos "el papá" de los cuatro nenes... ¿El padre biológico está ausente?
-Sí, el padre de ellos está ausente, por eso yo digo que soy el papá de esos cuatro nenes. Pensá que cuando yo conocí a mi señora, Celeste tenía 4 años. Y si bien me considero el padre de los otros cuatro, yo no había vivido los primeros balbuceos, los primeros pasos, el primer baño... Para mí fue inolvidable vivir todo eso con Rocío.

"Hoy es muy difícil que un joven con 24 años se enganche con una mujer que tenga cuatro hijos. Yo nunca pensé en eso. Yo la amo, y nunca pensé en no hacerme cargo de los hijos"

-Así como un juvenil puede querer triunfar en el fútbol para comprarse un auto último modelo, ¿vos querés tener éxito porque tenés que alimentar tantas bocas?
-Sí, totalmente. Fue una de las cosas en las que pensé -y pienso- cada vez que entreno y juego: que lo tengo que hacer para sacar adelante a mi familia. Yo hoy en día estoy muy cómodo en Nacional, pero si viene un pase que me mueva el piso en lo económico, lo voy a agarrar, porque detrás mío tengo a mi mujer y mis cinco nenes. Y respecto al auto... nunca pensé en comprarme un super auto (N. de la R.: maneja un Chery Fulwin que no es 0 Km). Lo primero que hice ni bien pude fue comprarme una casa. Lo pude hacer cuando volví del Toluca de México, cuando me junté un dinero. Pensé en un terreno grande, para poder dejarles algo a mis hijos.

-Tu señora tiene que ver con una de tus cábalas... ¿Cuáles son?
-Tengo tres: me afeito el día del partido, tomo un litro de agua durante la charla técnica y antes de salir a la cancha llamo a mi señora.

-¿Sos feliz?
-Sí, soy muy feliz.


Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López