Contenido creado por Inés Nogueiras
Seré curioso

''Somos monjas al lado de lo que fuimos''

Seré Curioso: Fabián ''Fata'' Delgado

Con 25 años de trayectoria, Fata Delgado se renueva con ''Otra calle'' incursionando en el pop, sin perder la esencia de la alegría. La música después de Karibe con K y ''la vida loca'' de Los Fatales. Seré Curioso, con César Bianchi.

05.01.2016

Lectura: 20'

2016-01-05T00:58:00-03:00
Compartir en

Por César Bianchi
@Chechobianchi

Hay algo que Fabián Delgado hace mucho y lo hace bien: trabajar. De jovencito trabajó en una curtiembre, después cortó el pelo y pasó música, hasta que la varita mágica de Eduardo Ribero lo tocó e integró el grupo de música tropical más importante de la historia uruguaya. Descubrió que tenía algunas habilidades, por ejemplo, para componer canciones que se transformaran en hits.

En 1991 escribió, para Karibe con K, una letra que decía que tenía una piscina de cerveza fría en la que se bañaba tres veces al día. Y sobre fines de siglo, ya con su propia banda, Los Fatales, compuso otra que confesaba que para beber sin concesiones, el secreto estaba en comer pizza muzzarella antes del boliche. Con letras simples y sin pretensiones, Delgado se las ingenió para convertirlas en clásicos que hoy, 15 años después, las adolescentes todavía bailan al lado del tío borracho.

Pero el Fata, ya maduro con 49 años y 25 de trayectoria, siente hoy la necesidad de recorrer otro camino -Otra calle se llamará su próximo disco- donde incursionará en el pop y una salsa más reconocible a oídos foráneos. Invirtió dinero y mucho tiempo en su nuevo material -a los workaholic no les molesta esto último- para poder, por fin, trascender fronteras y el techo que siente sobre su cabeza.

Hoy ya no se mete en bailes maratónicos para cantar "Bicho Bicho" en varios departamentos en una misma noche. Priorizó su salud y el tiempo en familia, pero igual no puede con su genio: termina durmiendo poco porque produce, canta y dirige su carrera, siempre asociada "a la alegría y la fiesta".


-¿Cómo fue eso de cantar junto a la Orquesta Juvenil del Sodre, con chicos tocando el violín o el violoncelo, el pasado 30 de diciembre en la Adela Reta?
-Lo más mágico fue entrar al ensayo y ver tocar a los chiquilines, que venían tocando desde la mañana... Trajeron a un venezolano, Alberto Vergara, director de salsa sinfónica y junto con Ariel Britos, director de la Orquesta Juvenil, sonaban espectacular... más de 70 músicos en una sala chica. Sonaba lindo, agradable al oído, con un buen equipo de percusionistas entendidos. Vergara trajo un trombón y un arreglador, y un contrabajo.

-¿Te gustó eso de reinventarte como cantante, apuntar a otro público?
-Se va dando a medida que vas tocando y te vas acostumbrando con los años a trabajar en un circuito... No analizo cómo se llegó a tocar en distintos públicos: en una misma noche tocamos para públicos bien distintos, desde un barrio obrero hasta una fiesta Punta del Este.

-Pero tu próximo disco solista, Otra calle, producido por Mateo Moreno, busca llegar a otro público.
-Ah sí, a un público del exterior, al que le pueda gustar, y no lo asocie con música de Uruguay. La plena tocada al estilo de Los Fatales, el candombe, en algunos países lo conocen pero no lo tienen asimilado en sus oídos como algo uruguayo. Tratamos de ponerle al disco una esencia internacional emparentada con la salsa pop, y de toda la parte del pop se encargó Mateo. Él tiene una idea de arreglos de vientos con un toque diferente a lo que hacemos habitualmente.

"Estoy haciendo un disco como se hace a nivel internacional, remasterizado en Inglaterra... Tiene un costo alto hacerlo, pero apuesta a una calidad elevada. Va a sumar para que se acerquen interesados en conocernos"

-¿Por qué se llama Otra calle?
-Porque es una calle paralela a todo lo que suelo hacer. Si yo tocara todo ese disco en un teatro, la gente quedaría impactada con la calidad del sonido, los temas son comerciales porque son míos, hay algún estribillo pegadizo... aunque es incierto el pronóstico sobre si vamos a pegar una canción, más siendo algo nuevo. La música tiene un tinte alegre, pero hay muchas canciones más para escuchar que para bailar. Mi intención, con este disco, es empezar a recorrer otros mercados, con otra música que mis productores y la discográfica que la escuchen, la sientan familiar al oído.

-Lo que decís me hace acordar a Ruben Rada, cuando reconoció que hizo "Cha cha muchacha" o "Alegre caballero" para hacer una diferencia económica: para hacer plata.
-Ah, pero no es el caso. Yo no lo hago por plata. Con todo lo que invertí en este disco en los últimos dos años y medio podría haberme comprado una casa... Estoy haciendo un disco como se hace a nivel internacional, remasterizado en Inglaterra, por ejemplo... Tiene un costo alto hacerlo, pero apuesta a una calidad elevada. Eso va a sumar para que se acerquen interesados en conocer la banda. Y para mí también está el desafío que digan, por ahí en otro país: "El Fata Delgado tiene 25 años de carrera, pero acá no conocemos su música".

-Es un proyecto solista. No están Los Fatales tocando contigo...
-Los Fatales fue un producto que creé en el año 96, como un grupo con varios cantantes -cuando canta uno, los otros hacen coros y tocan otros instrumentos- que viene de la salsa. De 2006 a 2008 hice un impasse, y empecé a hacer cosas solo en España y Estados Unidos. Fui quedando solo y me gustó... en 2010 hice un disco al que le puse "Fata les canta", me fue re bien, y me pareció que pude hacer un disco solo. ¡Pero decir El Fata y decir Los Fatales es lo mismo! El nombre del grupo superó mi apodo.

-A El País le dijiste: "Estoy haciendo un disco del Fata que no sé si alguien va a comprar, y no me interesa tampoco". ¿No te interesa vender y meter un hit? Mmmm... No te creo.
-Cuando uno hace algo, siempre le interesa que lo escuchen. Si meto un solo tema, se dispara todo. Pensá que si meto un tema en Venezuela o Panamá, después tengo que afrontarlo e ir a tocar allá. Yo dejé de viajar tanto con Los Fatales para estar más en mi casa, y si esto sale bien, me voy a meter en un baile que no sé en qué va a terminar.

-Pero vos lo dijiste recién: sos un artista comercial y sabés hacer un estribillo pegadizo...
-Sí, olfateo varios temas porque voy siempre arriba del auto escuchando... no se los paso ni a los músicos porque están mezclados pero no masterizados, y cuando empiezan a circular por las redes sociales y los celulares, se pierde la calidad que tendrán después del remasterizado. Ahora la imagen está superando al audio, entonces también estamos trabajando en un video que se va a hacer en enero, y tengo el olfato de que esa es la que me gusta a mí. Para mí, va a ser el hit. Yo elijo el que más me gusta a mí. Después la difusión hace el resto.

-¿Y cómo se hace para cambiar, para renovarte, sin perder la esencia?
-A mí me gusta hacer feliz a la gente, me gusta sentirme identificado con las canciones alegres, con la fiesta, con la gente que hace trencito en las fiestas. No lo hago para vender: eso me gusta. Es cansadora la rutina, pero siempre hay nuevas generaciones. Hay chiquilinas que bailan temas que pegaron en el 99 y ellas nacieron en el 2000. El disco nuevo está aggiornado, tiene reggaetón...

"Si meto un tema en Venezuela o Panamá, después tengo que ir a tocar allá. Yo dejé de viajar tanto con Los Fatales para estar más en mi casa, y si esto sale bien, me voy a meter en un baile que no sé en qué va a terminar"

-¿Sentís una evolución como músico?
-Sí, la siento. Los músicos han mejorado y yo creo que también. Yo escucho cosas mías grabadas hace 20 años y hoy las grabaría de otra manera. Ahora, a lo mío, le sumé: Mateo Moreno en la dirección artística, Nico Ibarburu en la batería, los bajos, las guitarras, Roberto Rodino en algunas baterías más impactantes. Hay un tema más pop que se parece más a la música argentina... Se juntaron mis músicos con los nuevos, con Mateo intercambiamos mails durante dos años y fue saliendo... Yo pienso: está bueno que queden bien los arreglos, pero no que los transforme tanto que sea un disco para músicos. Tiene que tener un equilibrio entre los músicos y el que lo va a bailar.

-Hace unos días compartimos una visita a las obras del futuro estadio de Peñarol, y a la salida el gran Néstor "Tito" Goncalves me preguntó al oído: "¿Este es un cumbiero, no?". ¿Sos un cumbiero?
-Jajaja... ¡Ojalá sea un cumbiero en Colombia! ¡Ahí sería el gran Fata! La gente generaliza y habla de cumbia, pero hay muchas subdivisiones. Cumbia es un ritmo dentro de la salsa. Podrían decirme cumbiero, salsero, plenero, guarachero o sonero... En este país la palabra "cumbiero" se usa como despectiva.

-Eso viene de los años 90, cuando lo cumbiero era sinónimo de terraja.
-Claro. La gente que no conoce el género, metía todo en esa bolsa. Sobre principios de la década del 2000 íbamos a Argentina con Los Fatales y nos pedían que no dijéramos "cumbia uruguaya", teníamos que decir "pop latino" y ahí quedó. Ya pasaron a escucharnos todos.

-Precisamente, ¿a qué atribuís el éxito de la movida tropical a principios de este siglo? Los Fatales, Chocolate, Nietos del Futuro eran los artistas más populares del país, antes del éxito de NTVG, el Cuarteto o La Vela... ¿Por qué?
-No es fácil meter en Argentina canciones que no suelen tenerlas en el oído, y nosotros metimos "Comadre Compadre", "Bicho Bicho", "El Baile del Pimpollo"... Y a ellos les entró ese ritmo de plena. Muchos que trabajan con la cumbia argentina estaban preocupados porque se escuchaba la tropical uruguaya.

-Ahora los argentinos están fascinados con Márama y Rombai...
-Sí, pero esa música va por el lado de Agapornis. Y yo pienso que la música de Los Fatales es una mezcla de plena, candombe, la música brasilera que es divertida por su ritmo, y los estribillos eran pegadizos. Los Fatales pegaron en el 99, pero empezamos en el 96. Para el 99 ya sumábamos: "Candomplena", "El baile del pimpollo", "Apagón", "La noche del terror", y en el 99 se armó un gran show, ahí explotó en Uruguay y empezaron a echarle el ojo en Argentina. Pero ya en el 94 el tema "La copa de la vida" de Ricky Martin -con un bombo de samba- y después Comanche, "El Potro" Rodrigo en Argentina, Ráfaga... todo empezó a ir para ese lado. Y se fueron sumando otros. Acá Los Fatales se escuchaban en todos lados, incluso en radios que antes ni pensar. Después Los Nietos del Futuro, Chocolate, etcétera... Se decía pop latino; para mí era música tropical uruguaya, fusionada... yo diría que Los Fatales era plena y pachanga.

-¿Hubo muchos excesos por esos años de auge? Excesos como muchas presentaciones en una misma noche (con sus respectivos kilómetros en carretera para llegar) hasta alcohol o drogas...
-La vida fue muy vertiginosa por esos días y si hoy miro para atrás, lo que hicimos era una locura. A veces hacíamos tres fiestas en Montevideo y después nos íbamos hasta Mercedes para tocar a las 7 de la mañana... Tocábamos a cualquier hora. Respecto a los excesos: uno agarra lo que quiere y lo que no lo quiere no lo agarra. Hoy por hoy somos unas monjas al lado de lo que fuimos. Ahora tenemos otra edad, agarramos menos shows...

-Claro, ¡pero en esos años eran estrellas! Y no había redes sociales...
-Si Los Fatales en el año 2000 hubieran tenido redes sociales, yo no sé si hoy estaba viviendo acá. Ahora es todo más fácil: pegás una canción y tenés miles de reproducciones en pocos minutos. Pero en esos años había facilidades para los que estábamos arriba del escenario. Hoy miro para atrás y veo que metíamos cuatro departamentos en una noche, nos metíamos 12 en una avioneta. Era una locura. Arriesgamos la vida, sí, pero lo vivimos, lo aprovechamos, porque no se sabía cuánto podía durar eso.

"Lo que hicimos con Los Fatales era una locura. A veces hacíamos tres fiestas en Montevideo y después nos íbamos hasta Mercedes para tocar a las 7 am. Hoy por hoy somos unas monjas al lado de lo que fuimos"

-¿Drogas por esos días?
-No, nunca fui de la droga. Fumé algún porrito en el liceo, escondido, pero drogas no... siempre me gustó más el whisky, ponele. Y yo me encargaba de toda la producción, entonces vivíamos en los estudios, grabábamos dos discos por año y yo tenía otra responsabilidad.

-¿Ya no aguantás aquella rutina de estar toda la noche al palo hasta las ocho de la mañana?
-Ya no... La primera vez que empecé a cantar solo fue cuando fui a España en 2006. Ahí, que tenía que hacer yo solo shows de una hora y media, me empecé a dar cuenta que desde el año 90 hasta el 2006 siempre cantaba con uno al lado. Me alternaba con otro. Al volver, yo cantaba con "El Alemán" (Gerardo Dorado) y Javier Carvalho, y ellos empezaron a hacer su camino solista y fui quedando solo... Un fin de semana había quedado solo y tenía cinco casamientos en una noche. Ví que podía, me esforzaba más, pero podía: y aposté a mi banda. Por suerte, siempre tuve músicos buenos.

-¿Y por qué se terminaron aquellos años dorados de la música tropical?
-Se desgasta la cosa, porque el techo es bajo en Uruguay. Uno siempre se está pegando la cabeza contra el cielorraso, y tratando de romperlo con la cabeza, jaja. El paso nuevo que quiero dar en marzo con el disco es trascender el país. En 2002 me pasó que con la crisis se fundió la discográfica nuestra y en Argentina quedó sin efecto el contrato nuestro. Era una compañía alemana que se fundió y hubo que empezar de cero. Llegó un momento que tocábamos todos los grupos de la movida en todos lados y saturamos. Ya no causábamos sorpresa.

-Y ahí fue el turno del rock, con los Pilsen Rock como festivales estrella, multitudinarios...
-Claro. El rock tiene un sistema de trabajo muy admirable para mí: se proyectan el año antes. Yo estoy intentando copiar eso: las fiestas son privadas y hay gente que no se entera que estoy tocando, y está bueno cada tanto hacer un Teatro de Verano, invitar gente a grabar o a cantar en vivo. Voy a hacer un camino más por ahí, porque cuando te ven muy seguido, el techo se toca enseguida.

-Pero vos seguís amenizando fiestas, cumpleaños y despedidas al ritmo de "Pizza Muzzarella" o "El Baile del Pimpollo". ¿No te cansa ser asociado al que canta cuando el tío borracho ya se puso la corbata en la cabeza o la tía baila en el trencito?
-Que mi música está asociada a la alegría, sin dudas. Al otro día de la fiesta recibo un mensaje del que me contrató y me dice que Los Fatales levantaron la fiesta, que estaba medio quieta y se levantó cuando llegamos nosotros. Ese es el premio más lindo. No me aburre para nada. Hago lo que siempre quise hacer. Si miro para atrás, yo bailé el tema de la piscina en el año 91 en Karibe con K, y era eso... ¡y siguen pidiendo el tema "La Piscina"! Yo siempre digo que estoy muy agradecido a Eduardo Ribero que me convocó; si no hubiera sido por él, quizás todavía estaba trabajando en una peluquería.

-En una nota dijiste que tenías ganas de que la gente diga "qué buena voz" o "mirá qué buena letra". Sos consciente de que no van a decir: "Qué buena letra la de 'Bicho Bicho' o 'Pizza Muzzarella'". ¿Te sentís subestimado como artista?
-Yo escribí las vivencias de mi adolescencia. Eso me pasó: que antes de ir al baile, para hacer base, comíamos pizza muzzarella, para después poder tomar. O que conocías una chica en un boliche con luz negra y cuando salías a la calle era más fea que lo que la habías visto. Es la que dice: "No podía creer que era la misma cosa/a lo oscuro era un diosa/pero a la luz del día era espantosa". (A las mujeres les pasaba lo mismo con los hombres, claro). Eran letras sencillas de digerir. Hoy por hoy tengo otro compromiso con mi edad, y he vivido otras cosas. Entonces cuando escribo, el que me escucha puede sentirse identificado por un hijo, un padre, un tío, escribí un tema que es para mis hijos que se llama "Si usted quiere" con Guzmán Mendaro en la guitarra, y escribí una cantidad de cosas donde la música es media movida, pero la letra tiene más contenido. Otras letras son más "Fata 2000", por decirte algo, pero otras son más elaboradas. Esta música de ahora me enriqueció, pero además yo conozco los límites de mi voz. Me superé como cantante y como compositor he cambiado, porque he vivido otras cosas. Me nace escribir otras cosas.

-El Gucci está por sacar un disco que se llama "La música es música" donde quiere cantar con el negro Rada o la banda de rock La Santa... Él entiende que no hay que estigmatizar y que cantantes de distintos palos pueden llevarse bien y complementarse. ¿Compartís este criterio?
-Pienso que entre los músicos la cosa está muy bien. El tema es que la gente que sigue al rock, no va a seguir a la cumbia... Otra cosa es que el rockero vaya a un casamiento o cumpleaños, escuche a Los Fatales y lo baile o le gusta cómo suena la banda en vivo, pero no va a ir a un show de Los Fatales porque no es del palo. El que va a ver a Buitres al Velódromo no va a ir a ver al Fata al Teatro de Verano. Claro que estaría buenísimo que eso pasara... En Argentina sí hay menos drama con eso: Pablo Lescano, de Damas Gratis, cantó con Vicentico y con otros rockeros, y está todo bien.

"Se desgastó la cosa, porque el techo es bajo en Uruguay. En 2002 llegó un momento que tocábamos todos los grupos de la movida en todos lados y saturamos. Ya no causábamos sorpresa"

-¿Con quién te gustaría cantar a dúo que todavía no lo hayas hecho y nos sorprenda a todos?
-Canté con el negro Rada en 2001 en un show grande en la tribuna Olímpica del Estadio Centenario, que llevó 18.000 personas. Los Fatales cantamos con él "Muriendo de plena" y fue un honor... Es un tipo muy querido, tiene un talento enorme. Lo fui a ver al Sodre y él solo llena cualquier escenario. Es un referente de cómo se trabaja. Me gustaría volver a cantar con él o con Emiliano (Brancciari) de No Te Va Gustar, pero no se me ha cruzado por la cabeza pedirle para cantar a dúo con él. Roberto Musso me parece un crack, me encantan sus letras. Y soy un gran fan de Vicentico, de Argentina. Me encanta su onda, su estilo. Algún día capaz que canto con él... andá a saber.

-¿Karibe con K fueron los Rolling Stones de este país?
-Fue histórica... Y aparte, el planteamiento marketinero de Eduardo Ribero con Karibe conn K era muy "beatle". Él era fanático de Los Beatles. Íbamos a firmar discos en una disquería que había en una galería en 18 de Julio, y le decíamos: "¿Nos encontramos en la puerta de la galería?". Y él nos decía: "No, no, nos encontramos en Sondor. Y vamos hasta ahí en una limusina". "¡Pero estamos a tres cuadras!", "No importa, va a haber centenares de fans... vamos en limusina". Nos bajábamos de la limusina y se nos tiraban arriba... Yo pienso que éramos los Beatles de la música uruguaya. El planteamiento artístico de Ribero era de avanzada. Y nos ponía seguridad para cuidarnos. Me acuerdo que hubo un ensayo abierto, gratis, en la Plaza de los Bomberos, yo estaba con el grupo Kometas con K (un escalón apenas abajo de Karibe), y cuando estábamos cantando con Kometas... y veo bajar a Gerardo Nieto en un taxi... ¡Y se la tiraron todas encima! Le rompieron el traje, le agarraron de los pelos... y se volvió a subir al taxi y se fue. Era una locura... Y aparte, íbamos a cualquier lado y no nos dejaban pagar nada, a cambio de un saludo en el baile. Nos abrió puertas. Una semana antes yo iba a todos lados y me cobraban todo, jaja.

-¿Es una banda debidamente ponderada o sigue siendo despreciada a la distancia por aquella asociación con lo terraja?
-Es respetada, sí. La Karibe tiene clásicos que no van a morir nunca. Los Fatales también, pero la Karibe tenía letras que venían del boom de la salsa romántica, del 85 al 90 en Miami, con una generación de escritores de salsa que fue impresionante...

-¿Tu esposa y tus hijos todavía te bancan la ausencia los fines de semana y las giras?
-Lo bancan, porque mi señora me conoce desde hace 20 años y sabe cómo es mi vida. Pero ahora mi noche es más corta, tengo una vida más normal. Ahora, una noche de sábado, no hago más de cinco toques, quizás tres como promedio. Ponele que a las 4 de la mañana canto la última. Mi consigna fue achicar para cuidarme la salud.

"Yo pienso que en Karibe con K éramos los Beatles de la música uruguaya. El planteamiento artístico de Eduardo Ribero era de avanzada. Y nos ponía seguridad para cuidarnos"

-Tuviste problemas auditivos hace un par de años...
-Sí, me afectó el oído. Vi que no estaba haciendo el trabajo con comodidad, por ser el oído. Sentí ganas de parar un poco, y en 2015 quise solo agarrar fiestas... y fueron más de las que pensaba. Ahora me levanto de mañana y voy a la estación de servicio y creen que estoy llegando a mi casa, jaja. ¡Ahora me acuesto y todavía está oscuro! Antes era impensable...

-¿Sos tímido? ¿Sos medio bicho bicho?
-Jaja, sí... soy más tímido de lo que parece. En el escenario soy desfachatado, pero en la vida soy vergonzoso, tímido... Si voy a un lugar y no hay ningún conocido, espero que llegue alguno. Después que rompo el hielo ya es otra cosa.

-¿Sos feliz?

-Intento ser feliz, me planifico para serlo. Aunque agarro más trabajo del que debería, porque ya tengo una impronta asumida. Pienso en trabajar menos... pero termino laburando hasta los domingos de tarde. Tiene que ver conmigo ya. Desde los 14 años, que trabajé en una curtiembre, siempre trabajé.


Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Gerardo Carrasco