Emily Ross, de 32 años, programadora informática de Las Vegas, Estados Unidos, se tomó recientemente unas vacaciones y se fue a nadar a las cálidas aguas de Florida.
Durante su viaje, decidió hacer esnórquel en aguas poco profundas cerca del muelle de Lauderdale-By-The-Sea, al sur de Pompano Beach, un lugar que —aparentemente— no ofrecía ningún peligro.
Pero la inmersión no terminó bien. Mientras nadaba, Emily vio la aleta de un tiburón, y luego llegó el ataque. La mujer dijo que entre el avistamiento del tiburón y el brutal contacto pasaron apenas segundos, y no tuvo ocasión de alejarse o hacer algo para evitar al animal. El tiburón, de la especie conocida como punta negra, hundió sus dientes en el brazo izquierdo de la nadadora.
El agua se tiñó rápidamente de rojo alrededor de Emily, y vio trozos de su propia carne flotando en el mar. A pesar del shock, la mujer logró regresar a tierra firme con la ayuda de otro bañista. En la arena, una enfermera utilizó una toalla para aplicar un torniquete. La programadora quedó con lo que popularmente se conoce como “puño de espagueti”, lo que significa que todos sus tendones y ligamentos quedaron desgarrados y expuestos.
El incidente ocurrió el 27 de mayo, y la víctima todavía convalece.
“Desde el momento en que vi al tiburón hasta que me mordió y empecé a patalear, todo sucedió rapidísimo. Probablemente menos de cuatro o cinco segundos. El incidente cambió mi vida. Si no hubiera sido por alguien que sabía cómo hacer un torniquete, habría muerto en esa playa”, explicó la joven en declaraciones al periódico Daily Star.
“Era un día normal. No parecía que fuera a ocurrir nada siniestro. Todos siempre dicen que tenían un mal presentimiento, pero yo no lo tenía. Lo más decepcionante de toda la situación es que no había socorristas de guardia en esa playa. Si mirabas al agua, podías ver a los tiburones acercándose”, añadió.
La lesión sufrida fue grave y compleja de tratar. De hecho, la cirugía de emergencia duró ocho horas. Como programadora informática, a Emily le preocupa recuperar la movilidad total de su brazo lesionado.
“Llevo seis semanas en fisioterapia y apenas puedo sujetar un trozo de esponja con todos los dedos. Mi fisioterapeuta describe mi lesión como ‘puño de espagueti’. Todos los tendones y ligamentos están desgarrados, así que tengo que seguir las instrucciones de recuperación con mucho cuidado”, refirió.
A pesar del traumático episodio que sufrió y la larga recuperación que afronta, Emily tiene la intención de volver al mar.
“Creo firmemente que el agua es un lugar mágico”, comentó.
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