El presidente de Cutcsa, Juan Salgado, posiblemente sea una de las personas que lleva más años vinculada al transporte metropolitano. Su gestión al frente de la compañía se ha destacado, entre otros aspectos, por tener un buen relacionamiento con los trabajadores.
Pero también, en reiteradas ocasiones, Salgado ha salido al cruce de las gestiones departamentales en Montevideo. Para el directivo de Cutcsa, hay una premisa: antes de ejecutar una medida, se debe estudiar que funcione.
Para Salgado, la administración de la exintendenta de Montevideo Carolina Cosse no fue buena en materia de gestión de transporte, algo que cambió con la asunción de Mario Bergara porque nota que “hay sentido común”.
En entrevista con Montevideo Portal, Salgado consideró que el final de la intendencia de Cosse fue negativo y durante toda la gestión hubo varios idas y vueltas. También habló sobre los proyectos que impulsa Bergara y dio su opinión sobre los controles al carril de solo bus.
¿Qué le parecieron los controles anunciados por la IM? Por ejemplo, el de que los autos no ocupen el carril de solo bus.
A mí me parece que se tienen que crear las cosas para después cumplirlas. Creo que la discusión puede ser “carril solo bus sí o no”. Ahora, si es sí, tiene que haber un orden, tiene que haber un respeto al uso. Y no solamente es culpa del que anda en auto e invade el carril, porque muchas veces la autoridad crea algo, pero después empieza a estirar la situación, las horas de estacionamiento y a dar concesiones dentro de ese carril, y se termina desdibujando. Entonces, a mí me parece que todo lo que sea ordenar es muy bueno para todos: para los que van dentro del carril, para los que van por fuera del carril y, en definitiva, para la inmensa mayoría de la gente que hoy por hoy se sigue trasladando en transporte público.
Más allá de que el transporte público utilice una pequeña porción del espacio público, la verdad es que más de un millón y medio de personas en el área metropolitana lo usan y deberían, por lo menos, tener esa facilidad.
Usted ha insistido en que los ciclistas suelen invadir ese carril y provocan incluso accidentes.
Bueno, yo creo que hay que tratar de ordenarlo de alguna manera y que cada uno —las bicicletas, los peatones, los comercios que están en la zona del carril solo bus, que también hay que tenerlos en cuenta— pueda estar considerado. No hay nada que funcione mejor que algo disciplinado y ordenado.
Este sistema no tiene que estar enfocado en que es el transporte contra el auto o el auto contra la bicicleta, sino que tiene que ser a favor de todos. Si se da esa situación, va a haber menos accidentes, principalmente de motos. Hay que tener en cuenta que el 60% de los accidentes fatales o graves son producidos por motos.
¿El aumento exponencial de motos les ha causado problemas?
Sí, sin duda. Nos ha causado un mayor número de accidentes. La participación en los accidentes fatales —para tener una idea de que realmente es un trabajo de profesionales el de los conductores de ómnibus— muestra que más del 60% involucra motos y algo más del 1% al transporte colectivo en toda el área metropolitana.
Entonces, ordenar también implica actuar. Tenemos una realidad que nos rompe los ojos desde hace ya varios años: la venta récord con que cierran los años, la venta de cero kilómetros. Hay unos 40.000 autos, en promedio, que año a año se están volcando al área metropolitana, ya no solo en Montevideo, sino en toda la zona. No hay un sistema de chatarrización, no hay nada; siguen apareciendo cada vez más autos.
¿Y hay un tema de fisonomía también de la ciudad? O sea, hay lugares donde está bien que tengas carriles solo bus, pero tendrías que tener dos carriles más para los autos.
La limitante que tiene Montevideo son justamente las condiciones naturales y geográficas. Yo siempre digo: qué fácil sería si tuviéramos una 9 de Julio en lugar de tener 18 de Julio. ¿Por qué? Bueno, porque hay espacio para hacer y para que todo esté ordenado.
Para un lado podemos tener una paralela, como Colonia o Mercedes. Ahora, para el otro lado tenemos hasta Ejido. No tenemos paralelas como para tratar de solucionar cosas. Entonces, tenemos que adaptar cada una de las soluciones —más allá de que después se transformen en soluciones metropolitanas— a cada uno de los corredores. Avenida Italia es una cosa y se pueden hacer algunas cosas; 8 de Octubre es totalmente diferente, conviven otros comercios, otro tipo de dinámicas, y la calle es diferente, las paralelas son diferentes. General Flores es otra cosa, Agraciada también.
Entonces, hay que tratar de que nadie se perjudique, de que todos se beneficien, pero sí, sin duda, las medidas deben tender a promocionar o, por lo menos, a incentivar el uso del transporte público. Queda clarísimo, ya desde hace tiempo, que uno de los temas fundamentales es el tiempo de recorrido, que también se ha retrasado para los autos.
Una vez que uno entra en Montevideo es como un embudo: uno agarra Uruguayana desde los accesos, viene hasta Nuevo Centro, de Nuevo Centro hasta la rambla por bulevar, y de ahí al Centro. Ahí es donde hay que trabajar.
La IM prevé un túnel para biarticulados. ¿Qué le parece esa solución?
Bueno, como cada tramo de la ciudad tiene que tener una solución diferente, hay un proyecto en el que se habla de soterrar en 18 de Julio. Hay distintas opciones: algunos hablan de soterrar desde Tres Cruces hasta 18 de Julio, otros desde Magallanes hasta plaza Independencia.
A ver, lo importante es lograr el único objetivo que justifica la inversión, que es bajar los tiempos de viaje. Evidentemente, si se cierra de alguna manera el paso del transporte público, y este va por un corredor de fácil acceso para la gente, y con eso conviven los comercios —porque todo tiene que estar en armonía—, no hay problema en que en algún tramo vaya por abajo o por arriba. Eso lo deberán decidir las autoridades: cómo se va a hacer sin interrupciones y logrando el objetivo.
Hay un punto claro: el objetivo es que entre plaza Independencia y Tres Cruces el ahorro de tiempo sea de 14 minutos. A partir de ahí, unos irán por 8 de Octubre, otros por avenida Italia, y van a tener ahorro de tiempo. Si los técnicos y las autoridades deciden que sea mixto o totalmente soterrado, nosotros no tenemos problema. Lo que sí creemos es que no puede ser algo que después se empiece a perder, que el orden se desdibuje y terminemos con un carril solo bus donde ya no queda ni la raya. Lo único que vemos objetivamente hoy sobre la mesa es que dentro de la ley de Presupuesto hay un artículo al que le falta todo el contenido. Esa es la realidad. Pero hay una intención de que sea una herramienta que permita avanzar rápidamente.
Nosotros vamos a tratar de alinearnos con la posición de la propia Intendencia —ya lo hablamos con el intendente—. Es la forma en que estamos convencidos de que esto puede salir. Yo siempre digo que hace no menos de 50 años escucho hablar del tren de la costa. Esta es la primera vez, desde que era chico, que por lo menos hay una esperanza y un paso importante, porque está esta nueva administración, esta agencia que proponen. Tiene que haber un organismo, tenemos que discutir las formas.
Más allá de las ideas y el diálogo, ¿hubo un cambio entre la administración de Cosse y la de Bergara?
Y sí, y sí. Por ejemplo, pasó con el carril solo bus, con el corredor Garzón… Me hubiera gustado equivocarme, pero si vamos a empezar por algo, evidentemente no hay que olvidarse de la zona norte ni de la zona oeste, pero hay que empezar de alguna manera donde es más fácil y donde tenemos mejores condiciones. Cualquiera que viniera no empezaba en Garzón; empezaba en avenida Italia, seguía por 8 de Octubre, y después hay que seguir hacia el lado de San José.
Yo no creo que esto se termine. Por el conocimiento que teníamos del propio intendente —de cuando estuvo en el Ministerio de Economía, cuando actuó en el Banco Central—, tuvimos varias comunicaciones con él y decíamos: “Bueno, esta administración va a tener sentido común”.
Eso no quita que mañana tengamos puntos de vista diferentes, que discutamos y haya algún chisporroteo. Pero es lo normal. Hay sentido común, hay confianza. La confianza, más allá de que las empresas son grandes y todo lo demás, pesa, y pesa mucho. Por ejemplo, una cosa es que no te den expectativas, que no sepas ni cuándo vas a cobrar lo que corresponde —lo que gastaste, lo que invertiste, lo que tenés que pagarles a los trabajadores con ese dinero— y que, en definitiva, estés en las nubes.
Y otra cosa es que te llame el intendente y te diga: “Mirá, quiero hacer esto, quiero que las empresas pongan”, y ahí empezamos a ajustarnos los cinturones, porque entendemos de eso, porque hemos vivido. Yo creo que se pueden hacer muchas cosas, y que en definitiva es por el beneficio del pasajero, que todos queremos.
¿Cree que la administración anterior no tuvo mucho sentido común en el tema del transporte?
No, no, no. O sea, principalmente todo el final, con el tema político, que la intendenta se va, que se queda… Yo creo que fue realmente el manual de lo que no se debe hacer. Estoy absolutamente convencido. Cuando las cosas están mal, hay que dar la cara, hay que buscar soluciones. Y las empresas en Montevideo tienen aproximadamente nueve mil personas que dependen directamente de ellas. Cuando llega la fecha, hay que pagar los salarios, hay que cumplir. El salario pesa en una empresa de transporte un 70%, o sea, ¡si serán importantes los ingresos!
Tenemos mucha fe en el sentido común y en la confianza de esta administración.