Recluida en Porto Alegre, la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cesada en 2016 en medio de multitudinarias manifestaciones en su contra, ofreció una entrevista para hablar del presente de su país.
La antigua mandataria, reemplazada por su entonces vicepresidente Michel Temer, sigue calificando su cese como un "golpe de Estado".
En el caso de Bolsonaro, que acumula decenas de peticiones para un juicio político a medida que mengua su popularidad, Rousseff estima que está en una "situación de mayor fragilidad" por las investigaciones que le ponen en aprietos, entre ellas un posible esquema organizado para disparar noticias falsas en masa.
Sin embargo, opina que un proceso de destitución "no es seguro" que ocurra, ya que hay "sectores neoliberales" apoyados por el centro y centro-derecha que están interesados en que Bolsonaro siga en el poder para acometer "una agenda de austeridad y de reducción del papel del Estado".
"Y falta, además, un factor siempre importante, para lo bueno o para lo malo, que es la manifestación popular. Y hacer eso de forma sustentada es imposible por el contexto de pandemia", sostiene la presidenta de Brasil entre 2011 y 2016 y sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva.
"Enfrentamos la pandemia con tres cosas graves: el desmontaje del área de salud, de la red de protección social y de todo un proceso de reducción del papel del Estado para el más desfavorecido. Y eso unido a una reforma laboral (2017), que creó un pico en la informalidad y la precariedad del trabajo. Añado la crisis política. Vivimos en una situación de permanente crisis política provocada por la agenda neoliberal de reformas en Brasil que solo lo consiguieron por un golpe en 2016 (alusión a su proceso de destitución) y con la elección de la ultraderecha en 2018", resaltó Rousseff.
"Ellos (fuerzas neoliberales) supusieron que controlaban a la ultraderecha, y no lo han hecho ahora. Su representante máximo, que es el presidente, parece estar bajo control, pero dudo de que eso permanezca, destacó la ex mandataria.
Para Rousseff, hay una negociación en el ala liberal de Brasil para que Bolsonaro siga en el poder.
"El presidente está en una situación de mayor fragilidad, porque hay en el Supremo una investigación sobre fake news (noticias falsas) sobre las milicias y está el encarcelamiento de (Fabricio) Queiroz (exasesor del primogénito Flávio Bolsonaro). Ante ese panorama, estaba claro que él tenía que tener algún tipo de acuerdo o sería conducido progresivamente a la destitución. Y a ellos (derecha y centro-derecha) no les interesa un cese de Bolsonaro".
La integrante del Partido de los Trabajadores (PT) destacó que la crisis económica que había en el país cuando fue cesada no fue producto de una mala gestión sino del panorama internacional y del proceso que estaba por atravesar. "El golpe que sufrí no fue por la crisis económica. Fue al revés. La crisis económica sucede por la necesidad de crear condiciones para ese golpe. Así lo reconoció el senador Tasso Jereissati, quien dijo que su partido (PSDB, centro-derecha) tenía que responder por no haber votado a favor de medidas que eran claramente beneficiosas para la economía brasileña (...) En aquella época, la deuda bruta había caído hasta el 36 % del PIB, la tasa de desempleo, que fue lo que me sirvió para mi reelección (2014), fue la menor registrada, del 4,3 %", dijo Rousseff en la charla con Efe.
Finalmente, recordó sus peores momentos en el proceso de destitución. "Mi peor recuerdo era cuando me di cuenta de que el golpe era inexorable. Lo que no imaginé es que después vendría Bolsonaro. Cuando Bolsonaro votó (en el proceso de destitución como diputado federal), no me sorprendió lo que dijo (hizo un alegato en favor de Carlos Alberto Brilhante Ustra, uno de los jefes del aparato represivo de la dictadura y a quien calificó como el "pavor de Dilma Rousseff", quien fue torturada por el coronel). Bolsonaro era entonces un diputado del bajo clero, reconocido por todos como una persona incapaz de gobernar, inadecuada, antidemocrática, y que apoyaba la tortura. Por eso, no me sorprendió el discurso en favor del coronel Brilhante Ustra. Lo que más me sorprendió es que los pseudo democráticos apoyaran el golpe. Me acuerdo de las intervenciones en el Senado de la República (último paso del 'impeachment'). Allí vi a líderes con una trayectoria democrática rasgando sus biografías".
"Del pasado reciente, mi peor recuerdo fue la campaña contra Lula, el proceso que lo llevó a prisión (impidiendo que se presentase a las elecciones de 2018 por su condena en un caso de corrupción de la Lava Jato). Ahí comprendí que se daban las condiciones para que subiese un líder de extrema derecha", cerró.
Fuente: EFE
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