Fotos: Gentileza Jana Rodríguez Hertz

Por aquello de que el destino tiene sus propios planes para impactar en la vida de las personas, Jana y Raúl coincidieron, un día de 1994, en un local céntrico de Montevideo, de esos donde se cambia dinero. Ella, argentina de Rosario, entró solo para preguntar por una dirección que tenía escrita en un papel. Él, uruguayo, se encontraba en el cambio como cliente. Casualmente (o causalmente), él tenía pensado ir a esa misma dirección que ella tenía escrita: donde está ubicada la Facultad de Ingeniería. De hecho, ambos querían ir al Departamento de Matemática.

Treinta años después, el matrimonio de Raúl Ures y Jana Rodríguez Hertz, ambos científicos y expertos en Matemática, celebró la llegada del 2024 once horas antes de que brindemos por el año nuevo en Montevideo. Estaban en un bolichito de Shenzhen, provincia de Cantón, China. La pareja se fue hacia Oriente en 2016 cuando ambos consiguieron empleo como profesores en la Universidad Científica y Tecnológica del Sur. Atrás dejaron años de trabajo como investigadores de la Universidad de la República (Udelar) y, también, una década y media de persecución laboral, según denunció ella en Twitter en mayo de 2019.

Cuatro años después de la denuncia pública de acoso laboral en el Departamento de Matemática, Jana Rodríguez Hertz (53) dice que lo único bueno de haber realizado aquella acusación fue “visibilizar” el mobbing que todavía se repite en otras esferas de la Udelar. El episodio en sí lo superó, y prefiere no recordarlo. Jana, rioplatense de verdad, está contenta en China, tanto que el matrimonio ha puesto en pausa los planes de regresar a Uruguay.

A riesgo de ser tildada comunista, la matemática dice que los chinos, lejos de estar adoctrinados, están felices con el régimen: “En Oriente hay otros valores que la gente respeta por encima de la libertad. Por ejemplo, la gobernabilidad, la estabilidad, la abundancia, son valores que están por encima de la libertad”, dice. Y, por lo pronto, se trata de una cultura bastante más antigua que la occidental. “Es un poco pedante que nosotros, con 200 o 300 años de antigüedad, le digamos a una cultura milenaria: ‘Che, lo nuestro es superior’. ‘Y mirá, probá un par de centenios más y te digo’”, ilustra.

La primera mujer grado 5 en Matemática de la Udelar opina que las pruebas PISA son una buena herramienta, pero no es cuestión de desembarcar en los barrios más pobres con un diseño de la educación modélico, cuando los niños tienen otras urgencias. Lo dice así: “Vos no podés ir al medio del cante y decir: ‘Acá te vamos a venir con la súper educación de última generación de Japón’, cuando el pibe por ahí no comió. O tiene una madre con un desequilibrio psiquiátrico y el centro comunal zonal le da medicación una vez cada dos meses. ¿Cómo un pibe en esas condiciones puede asimilar algo? Si no se hace un trabajo serio desde el punto de vista social, hay gente que lamentablemente se va a caer del sistema”, estima.   

Rodríguez Hertz durante una charla en el Institut Henri Poincaré de Paris, en 2013 

Rodríguez Hertz durante una charla en el Institut Henri Poincaré de Paris, en 2013 

“Claro que es especial ser la primera mujer grado 5. Pero es un dato negativo, porque quiere decir que hasta 2011 no hubo ninguna mujer grado 5. Fui también la primera doctorada formada en Uruguay”

¿Cuándo te diste cuenta de tu pasión por la matemática? ¿En la escuela?

Desde muy temprano, pero me di cuenta de que quería dedicarme a la matemática a los 15, porque una cosa es que te guste y otra cosa es querer dedicarte a eso. A los 15 en Argentina, en el liceo, se da esa matemática más abstracta tipo polinomios y cosas así. Me generaban como una cosa “guau”, primero estaba indignada porque decía que eso no servía para nada; por otro lado, me parecía súper copado que las estructuras abstractas tenían un sentido propio, y me acuerdo que la peleaba mucho a mi profesora de liceo y ella tuvo paciencia. La verdad que ella fue muy determinante.

Después, yo estudiaba por mi cuenta. Tenía un tío, que falleció joven, a los 37 años, que era licenciado en Matemática. Tenía sus libros, mi papá los guardaba, entonces yo de chica los leía y me fascinaban, aunque hoy me resultan elementales, pero para una chiquilina leer sobre matrices, producto de matrices, determinantes, yo leía y pensaba: “Qué copado esto”. Estudiaba por mi cuenta.

Sos argentina, oriunda de Rosario, pero te radicaste en Uruguay en el año 94. ¿Cómo se dio tu llegada a nuestro país?

La llegada a Uruguay fue loquísima. Cuando fui, me había quebrado el [hueso] escafoides de la mano derecha haciendo taekwondo, estaba enyesada y tenía que dar siete materias en pocos meses, y no había computadora, había que escribir todo a mano. Tuve que aprender a escribir con la izquierda, y rendí las siete materias escribiendo con la izquierda (se ríe). Me vine a Montevideo buscando becas. Llegué al centro y me metí en un cambio Gales, en 18 de Julio, y pregunté dónde quedaba Julio Herrera y Reissig 565, y el muchacho me dice “ni idea”. Era el único dato que yo tenía: la dirección de la Facultad de Ingeniería. Justo ahí estaba un profesor, y estaba el Gallego [Raúl] Ures, mi actual marido. Y me dice: “¿A dónde querés ir?” “Al departamento de Matemática”, le digo. Me dice: “Nosotros vamos para allá”, y me llevaron. ¡Una cosa re casual! Yo había venido para hacer mi doctorado en Matemática. Yo vine, hablé con quien después fue mi orientador, y le dije: “Me faltan siete materias. Cuando las termine, más o menos para abril, quiero asegurarme un lugar acá y tener una beca”. “Bueno, bueno, encárgate de terminar las materias”, me dijo. No confiaba en que yo lo pudiera hacer. Yo metí palo y las aprobé, y en abril estaba ahí, obviamente la beca no estaba (se ríe). Pero vine a Uruguay por el doctorado, y luego me quedé, ya hubo otras circunstancias vitales.

Fuiste la primera mujer grado 5 en Matemática en Uruguay. ¿Qué significa eso para vos? ¿Tiene algo de especial?

Sí, claro. Pero es un dato negativo, porque quiere decir que hasta 2011 no hubo ninguna mujer grado 5. Fui también la primera doctorada formada en Uruguay; había otras doctoras, pero formadas afuera. Fui la tercera doctora en Matemática en Uruguay, y la primera mujer formada en Uruguay.

Muchos jóvenes suelen preguntarse: “¿Para qué me sirven las matemáticas?” ¿Qué les contestás?

Cuando yo era joven, un amigo de mi papá me preguntaba eso: “¿Para qué sirven las matemáticas?” Y le contesté: “A mí me sirven para llegar a fin de mes”. Te pregunto: ¿para qué sirve el fútbol? La gente se apasiona, y no es porque sirva para algo que la gente se copa o no se copa. En realidad, sirve para un millón de cosas. Sirve para todo: el celular que tenés en la mano está hecho en base a matemática, Google, Netflix, hay matemática atrás de todo. La pregunta es: ¿por qué tenemos jóvenes que preguntan para qué sirven las matemáticas? Porque esa pregunta significa que no les está gustando lo que están estudiando. Nadie pregunta para qué sirve el fútbol, nadie pregunta para qué sirven los jueguitos electrónicos.

Tu página de Wikipedia dice que trabajás “en sistemas dinámicos y teoría ergódica”. ¿Qué es eso?

Jaja… Es una rama en particular, que a mí me gusta mucho, que estudia la evolución de sistemas. Son modelos, es la evolución de sistemas en el tiempo. Muchas cosas se pueden modelar como sistemas dinámicos: el clima, la evolución de una pelotita en una mesa de billar, las partículas de gas, el movimiento de los planetas, la evolución de una epidemia. Muchas cosas se pueden modelar. Todas esas cosas son ejemplos de sistemas dinámicos. Lo mío es la matemática pura. Los ejemplos que yo estudio tienen cero aplicación. Por eso la pregunta “¿para qué sirve?” no me va mucho, porque estudio cosas muy abstractas. Ojo, la matemática abstracta puede tener utilidad o no. Esa discusión se da muchas veces y los científicos, especialmente en épocas de recortes, tenemos que responder para qué sirve la ciencia básica. Y la ciencia básica se llama básica por eso: porque no tiene una meta inmediata, un problema concreto a resolver.

… pero después es basamento de todo.

Exacto. Después son fundamento de otras ciencias, que sí son aplicadas. Y bueno, puede ocurrir que mucha ciencia básica eventualmente sea al pedo, es parte del riesgo de lo que hacés. Pero te contesto tu pregunta: son sistemas que evolucionan en el tiempo; uno en el sistema dinámico está preocupado de una conducta asintótica, lo que pasa en el largo plazo.

Hace siete años, en 2016, te mudaste con tu pareja a China, a Shenzhen. ¿Cómo se da ese salto? ¿Por qué irse a China?

¿Por qué a China? Porque fue el lugar donde conseguimos laburo. Hay una situación que tiene nombre en la academia que se llama “el problema de los dos cuerpos”: ¿qué pasa cuando hay una pareja de dos profesores senior, como somos el Gallego y yo, y los dos buscan laburo en el mismo centro, incluso en la misma ciudad? Es un problema: nadie quiere contratar dos personas senior que son pareja, porque te desequilibra la fuerza política del departamento de Matemática. Y encontramos esta universidad [la Universidad Científica y Tecnológica del Sur, ubicada en Shenzhen], que estaba abriendo, y contratando personal. Yo estaba en un congreso y estaba buscando una oportunidad laboral en el exterior. Bueno, hablé, obviamente nos entrevistaron, negociamos el salario, negociamos condiciones de trabajo, fondos de investigación, todo, y nos vinimos a ser profesores de Matemática.

Mis asignaturas varían de acuerdo al semestre. Yo este semestre tengo Introducción a Sistemas Dinámicos y Cálculo 1. El semestre que viene lo tengo sabático, y me voy a ir cinco meses a Estados Unidos, a investigar.

¿Qué tan nacionalista o internacionalista es la superpotencia asiática? Vos has citado a un cónsul que dice que “oscila entre la ruta de la seda y la muralla china”. Explicame cómo conviven estas dos tendencias en China. Además, tú has dicho que cuando tú y tu marido se mudaron había cierta apertura y, tras la pandemia, el país se cerró en sí mismo.

Ahora hay una nueva apertura, leve, pero apertura al fin. Son como dos fuerzas contrapuestas, yo pienso que son dos corrientes del Partido Comunista Chino [PCC]. Una es más internacionalista, que busca la apertura, busca el contacto con el exterior; y la otra es más nacionalista, más de encerrarse y hacerlo por ellos mismos. En China casi todos los entes tienen un director o directora y la correspondiente autoridad del Partido Comunista que controla lo que hace ese director o directora. Tenemos el rector de la universidad, y la autoridad del PCC, que es como la contraparte.

Como una marca personal, en las sombras…

Es una marca personal, pero no es una sombra, porque es una figura pública. Da discursos igual que la otra persona. El primer año que estuvimos, el rector dijo: “Nosotros tenemos una meta alta, queremos ser la Harvard china”. Y la autoridad del Partido Comunista, que en ese momento era una mujer, dijo: “No, no, no queremos ser la Harvard china, queremos ser la Universidad de Pekín, China”. Nada de tener un modelo de afuera. Eso es bastante ilustrativo.

Rodríguez Hertz y su esposo, el también matemático Raúl Ures, en una fiesta en el consulado uruguayo de <em>Guangzhou</em>, China 

Rodríguez Hertz y su esposo, el también matemático Raúl Ures, en una fiesta en el consulado uruguayo de Guangzhou, China 

“Nadie quiere contratar dos personas senior que son pareja, porque te desequilibra la fuerza política del departamento de Matemática. Pero encontramos a esta universidad en Shenzhen, que estaba abriendo, y contratando personal. Y nos fuimos a China”

¿Cómo es la educación en China? ¿Es laica, gratuita y obligatoria, como la educación vareliana nuestra?

Laico, digámoslo, no existe nada. Ideología hay siempre. Hay como una pretensión de asepsia política que es imposible. ¿Gratuita? Es que todo tiene trampa: es gratuita, pero pasa una cosa semejante a lo que pasa en Estados Unidos, aunque no exactamente igual. En Estados Unidos la escuela pública es gratuita, pero la escuela pública se nutre de los impuestos del barrio: si el barrio es rico, la escuela pública es de muy buena calidad. Acá pasa algo parecido, pero al revés. Primero, la escuela es muy buena, pero vos solo podés ir a la escuela de tu barrio. Si la escuela es muy buena, el barrio se gentrifica, porque todo el mundo quiere llevar a sus hijos a esa escuela buena y suben los precios de las propiedades. En cualquier caso, los más ricos llevan a sus hijos a las mejores escuelas.

¿Y cómo son las universidades?

La universidad no es gratuita y el ingreso no es irrestricto. Yo no sé qué tanto enseñan en la escuela sobre comunismo, pero sí sé que en las universidades los chicos tienen que hacer dos materias de “Comunismo con características chinas” o “Historia del marxismo”, tienen que hacer un par de materias políticas, hagan la carrera que hagan. Y también tienen entrenamiento militar en las universidades. Y si me preguntás si hay universidades gratuitas: no que yo sepa. Pero no son caras, como en Estados Unidos.

¿Cómo procesó China la pandemia de covid-19? Es el país donde tuvo origen el primer foco...

Depende del año. Yo creo que al principio estuvo muy bien. Cerraron fronteras, controlaron, y nosotros prácticamente, en nueve meses, estábamos viviendo una libertad total. Onda, que en setiembre de 2020 yo estaba en un boliche con banda ao vivo, y gente fumando adentro del boliche, mientras que en Occidente estaba todo el mundo encerrado, y no podías ni salir a hacer las compras. 

Ahora, China siguió con esa política de cerrar fronteras y cuarentenar a todos los que querían entrar o salir, y mantuvo la política de covid cero, ya en 2022. Para mí, eso fue un error, un error inevitable, te diría. Cuando entra la variante ómicron al país, en marzo de 2022, una variante mucho menos letal, pero mucho más contagiosa... Pero ¿qué pasó? Era año de cambio de gobierno, y se sabe que vos no cambiás de política en año electoral. Entonces, no quisieron experimentar a ver qué pasaba, porque si se se les iba de las manos, podía influir en las elecciones, entonces lo mantuvieron. Y para mí esa fue la peor parte de la pandemia: nos testeábamos diariamente, era obligatorio testearse diariamente. Teníamos un código QR que, si no estaba en verde, no podías ni entrar en tu propia casa. No podías ir a laburar, no te podías tomar un taxi, no podías entrar a un supermercado.

¿Cómo no podías entrar a tu casa?

No, hasta que el test no te dé negativo, y tu QR esté en verde, no entrás. Y bueno, dormirás en la calle, jeje. Eso fue en 2022, el último año. Fue lo peor que yo viví en China, fue una experiencia traumática para todos. Parecía una novela distópica, los tipos vestidos de blanco por las calles. Fue muy persecutorio, pero creo que fue mucho circo, porque querían mostrarle a la población todo lo seguro que eran. Se les terminó viniendo en contra, y tuvieron que hacer una maniobra en U, un mes después de las elecciones; pasaron de covid cero a cero covid cero: cero máscara, cero barbijo, circulación libre, se contagió el 80% de la población en un mes y medio, y después ya está, la vida continúa y no pasa nada.

“La universidad no es gratuita y el ingreso no es irrestricto. En las universidades los chicos tienen que hacer dos materias de ‘Comunismo con características chinas’ o ‘Historia del marxismo’, tienen que hacer un par de materias políticas”

Vivís en un país capitalista, pero que no es demócrata. ¿Los jóvenes chinos —tus estudiantes— reclaman más libertad o sentís que están anestesiados y están lejos de rebelarse?

Ni una cosa ni la otra, ni reclaman libertad ni están anestesiados. Son pibes bastante despiertos, leen bastante… Mirá, cada vez que lo digo, quedo sindicada como comunista, pero no lo soy. Occidente tiene una pretensión de superioridad moral donde “mi sistema es el sistema”. Si me preguntás, me parece que la democracia es un sistema superior, pero yo no voy casa por casa diciéndole a la gente: “Vestite de negro, como me visto yo, porque es el color que le queda mejor a la gente”. Eso es una falta de respeto a la libertad ajena. Los tipos decidieron tener este sistema y están contentos. Cuando las encuestas les da que el 90% están contentos con este sistema, no es que manipularon las encuestas. ¡La gente está conforme acá!

Hay un contrato social… Nuestros abuelos se cagaban de hambre, y nosotros vivimos en una situación de abundancia importante. Mientras la economía siga creciendo, no les importa mucho. ¿Por qué se van a manifestar en contra, si están conformes con cómo funciona el gobierno? No es verdad que los chinos no tengan libertad para manifestarse, además. China está llena de manifestaciones. El tema es cuando se empiezan a organizar. Es un gobierno totalitario, pero tiene elementos de democracia directa, por un tema de gobernabilidad. Tienen 1.500 millones de personas, si hay un 10% descontento (son 150 millones de personas), se te organizan, te guste o no. Y no hay un Ejército capaz de parar 150 millones de personas organizadas. Entonces, tenés que tener un termómetro político muy aceitado y verla venir antes que el resto.

Te escuché decir en radio Sarandí que los chinos no tienen el cerebro lavado, sino que apoyan al gobierno porque viven bien. “En Oriente la libertad no es un valor, como en Occidente”, dijiste en esa entrevista. ¿Cómo es eso?

Sí, creo que es así. En Oriente hay otros valores que la gente respeta por encima de la libertad. Por ejemplo, la gobernabilidad, la estabilidad, la abundancia, son valores que están por encima de la libertad. Y no me parece ni bien ni mal, yo no soy quién para juzgarlos. Para empezar, la cultura de ellos es bastante más antigua que la nuestra. Es un poco pedante que nosotros, con 200 o 300 años de antigüedad, le digamos a una cultura milenaria: “Che, lo nuestro es superior”. “Y mirá, probá un par de centenios más y te digo”. Al primer ministro chino, Zhou Enlai, le preguntaron cuál era su opinión sobre la Revolución Francesa, y dijo: “Es muy pronto para saber”.

Jana, en mayo de 2019 explotaste una bomba en Twitter, cuando denunciaste haber sido víctima de “15 años de abuso en la Udelar”. “Desde que empecé mi tesis, mi orientador me tenía ganas. Y todos sabemos lo que pasa cuando uno (una) le dice que no a un profesor poderoso. El señor era grado 5, fue nombrado Honoris Causa por la Udelar, gran amigo de María Simón y Carolina Cosse, entre otros”, comenzaste diciendo, en referencia a quien luego nombraste: Jorge Lewowicz, un matemático y académico, ya fallecido. Pero luego hiciste extensivo el acoso laboral a “todo el departamento de matemáticas”, durante 15 años. ¿En qué consistía ese acoso?

Mirá, para mí, ese tema ya fue. Creo que hablarlo sirvió para concientizar al resto de la población de una situación que existe. Si uno puntualiza y pone nombres propios lleva a una situación conventillera que no le hace bien a nadie. La situación evidentemente existió, porque por algo tuvo la repercusión que tuvo. Tiene esa repercusión porque es una situación que se da en muchos lugares. Sin ir más lejos, hace poco se dio una situación similar en el Poder Judicial muy jodida y falleció una persona [N. de R.: se refiere a José Luis, un funcionario del Poder Judicial que se suicidó el 21 de noviembre, tras sufrir acoso laboral]. Y Uruguay todavía no ha desarrollado las herramientas para proteger a sus trabajadores de ese tipo de cosas.

En la academia —hay que agregar— esa situación expulsa gente. Y no hablo de mí, hay mucha gente que fue expulsada por estas situaciones, y es gente que podría estar aportando al sistema científico uruguayo y que ahora está en otras partes del mundo. Particularmente, son mujeres, pero también hay varones víctimas de acoso laboral. Es por lo único que yo me siento contenta de haber hablado. Por lo demás, a mí no me benefició en nada; todo lo contrario. Me perjudicó, pasé un tiempo horrible, estuve nerviosa, no me aportó absolutamente nada. Además, tenía un hijo haciendo la carrera ahí y lo puse potencialmente en peligro. Lo único por lo que creo que valió la pena hablarlo es para visibilizar una situación que está lejos de haberse resuelto y no me refiero a ese lugar en particular, sino en general en el mercado laboral uruguayo, y en particular, en la Udelar.

Para que tengas una idea, cuando surge este tema, la Unidad de [Víctimas de] Acoso era un sello de goma, no tenía ni teléfono. Espero que hoy sea un poco más que eso. Uruguay no tiene todavía las herramientas para evitar que eso vuelva a ocurrir.

En aquel momento, nombraste específicamente a un integrante del Instituto de Matemática y Estadística Rafael Laguardia (IMERL), Marcelo Cerminara, administrador de la red, y a Martín Sambarino, actual grado 5. Cerminara, consultado en 2019 por El Observador, dijo: “Estas cosas pasaron hace 20 años. No son hechos de ayer ni de antes de ayer. Ocurrieron entre el 2002 y el 2004 aproximadamente”. El propio Cerminara te tildó de “mentirosa patológica”. La pregunta que se impone es: ¿por qué decidiste hacer pública esa denuncia el 20 de mayo de 2019, y no antes?

Uno habla cuando puede, no cuando quiere. Si uno está siendo víctima de una situación de acoso, uno no está pudiendo salir de eso, porque es la parte más débil. Es justamente por eso que no puede hablar. Y si te fijás el resultado de las denuncias de los que sí denunciaron, vas a notar un patrón común: el victimario se sale con la suya y la víctima se caga la vida. Por esa razón es que muchas veces la víctima no denuncia, ni en ese momento ni, muchas veces, tampoco después. Te reto a que me muestres una serie larga de denuncias en donde a la víctima le haya ido mejor después que antes, y mirá cómo le fue al victimario.

La pregunta no es por qué no denuncié eso antes, la pregunta es por qué lo denuncié. Y yo lo expliqué: yo no pensaba hablarlo y se dio una situación que me excedió. Yo no esperaba que alguien me reconociera: “Sí, efectivamente te lo hacíamos, y te lo hacíamos a propósito”. Eso me lo dijeron. Eso fue movilizador. Pero para mí, esto es un tema del pasado y no existe más en mi panorama emocional. Pasé de pantalla.

Han pasado más de cuatro años desde tu denuncia pública en redes. ¿Qué pasó con tu denuncia? ¿Algo cambió o se tomaron medidas para con las personas denunciadas o todo quedó como estaba?

No tengo la menor idea. No sé, no seguí más el tema.

“Es un poco pedante que nosotros, con 200 o 300 años de antigüedad, le digamos a una cultura milenaria: ‘Che, lo nuestro es superior’. ‘Y mirá, probá un par de centenios más y te digo’”

Habrás visto que en las últimas pruebas PISA, Uruguay cayó en matemáticas, área que ya le costaba a los liceales uruguayos. Incluso, se amplía la brecha entre las clases altas y los quintiles más bajos: “En Uruguay, los estudiantes socioeconómicamente favorecidos (el 25% superior en términos de estatus socioeconómico) superaron a los estudiantes desfavorecidos (el 25% inferior) por 91 puntos en matemáticas”. ¿Qué debe cambiar en el sistema educativo uruguayo, a tu juicio, para poder salir de ese pozo, y para que las matemáticas no sean un escollo tan grande en el aprendizaje de los jóvenes?

El último informe PISA no lo leí. Los informes PISA son un zocotroco de este tamaño (hace señas elocuentes) y su información más rica no consiste en cómo le fue a cada grupo en cada ejercicio. Es un estudio muy completo que te permite tener un panorama más completo que un porcentaje que por ahí no revela demasiado. Es histórico en Uruguay, por lo menos en los últimos años, que a los quintiles más altos les va notoriamente mucho mejor que a los quintiles más bajos.

Ahora, ¿qué habría que hacer? Yo en su momento lo estudié, hablé con mucha gente, con muchos actores de distintos grupos. Está el factor netamente educativo que, si bien introdujo herramientas buenísimas como el Plan Ceibal, sigue atrasando. El diseño curricular sigue atrasando, el diseño estético sigue atrasando: la forma de poner los bancos se asemeja a una línea de ensamblaje industrial. Ya estamos en otra era nosotros, hasta en eso atrasamos. Ahora, echarle la culpa de todo a lo educativo y en particular a los docentes me parece de una crueldad… porque el docente es el héroe sin capa del sistema educativo.

Una docente muy grossa me dijo: “No se le puede achacar a la educación problemas que son sociales”. Vos no podés ir al medio del cante y decir: “Acá te vamos a venir con la súper educación de última generación de Japón”, cuando el pibe por ahí no comió. O tiene una madre con un desequilibrio psiquiátrico y el centro comunal zonal le da medicación una vez cada dos meses (son situaciones reales, eh). ¿Cómo un pibe en esas condiciones puede asimilar algo? Entonces, si no se hace un trabajo serio desde el punto de vista social, hay gente que lamentablemente se va a caer del sistema porque no hay forma de que esa persona asimile en esas condiciones.

Aunque Uruguay te haya adoptado, sos argentina. ¿Cómo ves la Argentina de Milei en sus primeras semanas en el gobierno?

Consulté un amigo abogado hace unos días, y hablábamos de que la gente le da mucha importancia al metaverso [en referencia a las redes]. Y yo le dije: “Bueno, amigo, pero el metaverso ya puso su primer presidente”. Yo creo que Milei es el primer presidente del metaverso, un presidente de TikTok. Mi hijo Andrés tenía unos 18 años y me lo comentó hace tres años y medio, me lo mostró y me dijo: “Mamá, este tipo puede ser presidente”. Fue el primero que la vio.

Milei me da curiosidad, mezclado con preocupación seria. Estas leyes ómnibus con baterías de decretos son por diseño, ¿no? Te pego por todos lados, entonces no sabés ni cómo defenderte, ni de qué quejarte, porque es tanto, tanto, que atomizó totalmente a la oposición. Ya para quejarse, está la forma, porque esto es inédito, está destruyendo la división de poderes. Está impactando directamente en el republicanismo. A mí, como científica, me preocupa que cortó los fondos del Conicet y el Conicet así va rumbo a una nueva fuga de cerebros. Pero me parece preocupante en términos generales lo que está haciendo. Me parece que se van a enterar tarde los que votaron contra “la casta” que esto es cualquier cosa menos un gobierno anticasta. Es sumamente procasta, lo que pasa que no es la casta que ellos pensaron.

Rodríguez Hertz en una conferencia en la Universidad de Maryland, en mayo de 2023 - Foto: Cristina Lizana 

Rodríguez Hertz en una conferencia en la Universidad de Maryland, en mayo de 2023 - Foto: Cristina Lizana 

“Está el factor netamente educativo que, si bien introdujo herramientas buenas como el Plan Ceibal, sigue atrasando. El diseño curricular sigue atrasando, el diseño estético sigue atrasando: la forma de poner los bancos se asemeja a una línea de ensamblaje industrial”

¿Uruguay debería insistir en firmar un TLC con China, o debe esperar a que China firme un acuerdo con todo el Mercosur?

Uruguay no está en condiciones de elegir. ¿Qué le conviene? Agarrar lo que pueda. China piensa en términos geopolíticos, prioriza las regiones por encima de los países individuales. Si bien tiene algún TLC (uno con Chile, por ejemplo), pero teniendo la posibilidad del Mercosur, China va a ir por el Mercosur. El Mercosur tiene dos problemas: uno que está Paraguay y reconoce Taiwán, y eso para China es un pecado mortal. Pero eso se podría resolver porque Brasil podría meter algún tipo de presión.

Pero el segundo problema es que, justamente, como Paraguay no reconoce a China continental y tiene relaciones con Taiwán, Brasil saca provecho de esta situación, porque Paraguay no es que no le vende a China, le vende a China vía Brasil. Entonces, Brasil se beneficia de eso. Y ahora se va a beneficiar porque Milei le dijo no al BRICS [N. de R.: asociación y foro político y económico fundado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que desafía al grupo G7], lo cual me parece una decisión estupidísima, porque hay cola de países para pertenecer al BRICS, y le llevó muchos años de gestión al gobierno anterior pertenecer al BRICS. Pero los ganaderos argentinos no se van a quedar sin negocio, entonces también Argentina va a negociar a través de Brasil. Entonces, a Brasil ya no le interesa que haya un negocio grupal. ¿Qué le conviene a Uruguay? Hacer lo que pueda.

¿Tienen pensado volver al país?

Sí, lo tenemos como proyecto a largo plazo. Durante la pandemia, fue proyecto a mediano plazo, pero ahora que las cosas se están dando bastante bien, por ahí la alargamos un poquito más. Pero nuestro plan es jubilarnos e instalarnos en Uruguay.

¿Sos feliz?

Esta semana, particularmente, no [la entrevista fue realizada el viernes 29]. La última del año ¡es la peor semana del año! Pero el Gallego me enseñó que la vida se trata de promedios y, en promedio, soy feliz.